Jueves

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Hoy baja las escaleras de dos en dos, así hace algo de ejercicio. Lleva colgado un bolso bastante grande, que oculta una gran carpeta con grandes cartulinas blancas y una caja de ceras de colores. Abi decidió esperar al día siguiente para ir al parque a hacer sus deberes.

Escoge el mismo sitio de unos días atrás, se sienta en el césped y escucha el canto de unos pájaros. Observa un árbol cercano no muy grande  y se da cuenta que en una de las ramas hay una pareja de pájaros. Los mira con curiosidad, observando cada unos de sus rasgos, pero están demasiado lejos.

Está convencida de que quiere que esos pájaros, hagan por un momento, de modelo para su dibujo. Así que sin dudarlo coge una de las cartulinas y se mete un lápiz en el bolsillo. Pone con cuidado la cartulina en su boca de forma que sus manos quedan libres para poder trepar. Salta para intentar agarrarse a la rama más cercana, aunque apenas  consigue rozarla. Tira la cartulina y el lápiz al suelo y vuelve a intentarlo pero esta vez cogiendo carrerilla. El resultado es el mismo, los pájaros están en la rama y ella en el suelo.

De lo que ella no se ha dado cuenta es que desde que llego, Pablo le está mirando. No para de preguntarse si será la chica de la lluvia.

-Solo hay una manera de saberlo.-Se dice así mismo.

-¿Necesitas ayuda?

-Pues no me vendría nada mal. Eee, espera…¡ Tú eres el chico del otro día!

-Sí y tú la chica de la lluvia. ¿Necesitas ayuda?- Vuelve a repetir esperando que la respuesta sea un sí.

-Pues la verdad es que sí. Ayúdame a subir a esa rama de allí.

-¿Subirte a la rama?¿Para qué?

- Ayúdame y luego te lo explico.

Pablo pone una mano encima de otra y Abi pone un pie en ellas, se da impulso y sube a la rama. Después le pide que le pase la hoja, el lápiz y las pinturas. Empieza a escalar con delicadeza el árbol, rama a rama, evitando agarrarse a las que parecen más frágiles. Los tiene muy cerca, puede distinguir los colores, donde empiezan unos y dónde acaban otros. Le fascina dónde está.

-Date prisa y baja rápido, es una locura, te vas a caer.

-Shh, cállate, o los espantarás.-Le contesta enfadada, aunque en un tono muy bajo.

Se pone manos a la obra y empieza a dibujarlos, empieza con el cuerpo, después la cabeza y por último la cola. Después de 10 minutos casi lo ha terminado, sólo le queda pintarlo. Toque a toque les va dando color, va marcando más los rasgos y  los sombrea.

-Ya he terminado, ya bajo.

Y comienza su descenso procurando apoyarse en las mismas ramas de antes y cuando está en la última rama, se sienta en ella y da un pequeño salto.

-Uf, por fin ya lo he terminado. Gracias por ayudarme.

-De nada, pero ¿Qué hacías allí arriba?

-Dibujar. Por cierto me llamo Abigail, pero llámame Abi.

-Yo soy Pablo.- Y se dan dos besos en las mejillas.

-Te invito a tomar algo, por ayudarme.

-Vale, me parece justo.

-¿Qué te apetece tomar?

-Un helado estaría bien con este calor.

-Vale conozco una heladería muy buena.

El camino se les hace un poco largo e incomodo ya que los dos no saben que decir y están un poco cortados.

-¿De qué lo quieres?

-Pues de chocolate.

-Vale entonces que sean dos de chocolate.- Le dice Abi con una sonrisa a la camarera que se les ha acercado a tomarles nota.

Cuando la camarera se va, Abi saca que su mochila la cartulina con el dibujo de los pájaros y se la da a Pablo.

-Wow, impresionante. ¡Qué bien dibujas!

-Gracias. Es que esos son los deberes una academia de dibujo a la que voy.

Entonces aparece la camarera con sus pedidos y Abi le paga.

Hablan animadamente durante unas dos horas. Abi le cuenta cosas sobre sus clases de dibujo, sobre que juega en un equipo de futbol y sobre su amiga Ana.

Pablo decide contarle que tiene una hermana de 4 años y un hermano de 10 y que él tiene 18 recién cumplidos.

-¿Tú cuántos años tienes?-

Y cuando va a contestar su móvil empieza a sonar.

-¿Si?

-Abi soy yo Mark, ¿dónde te has metido? Dijiste que pasarías por casa antes de ir a la academia. Son ya las 6.

-¡A! Si veras… es que… al final estoy yendo directamente a la academia. Te dejo que tengo que entrar. Adiós.

Y antes de que su hermano le pueda decir nada cuelga.

-No me acordaba de que tenía que ir a la academia a las 6. Me voy corriendo.

Pero antes con un boli le apunta su teléfono en una servilleta.

-Llámame, adiós.

Corre todo lo que puede cuando llega a Madness, Apolo ya la está esperando.

-Llegas tarde.

-Ya lo sé, perdona Apolo pero como recompensa mira el dibujo que te traigo.

Apolo, le dice que está muy bien y le explica las cosas que debería mejorar.

Cuando llega a casa decide no contarle lo de Pablo a su hermano y decirle que se entretuvo con los deberes. Se encierra en su cuarto y entonces le llega un mensaje al móvil.

“Lo he pasado muy bien esta tarde, ya me dirás que día puedes quedar y me llamas. Por cierto la próxima vez pagaré yo  J. Besos Pablo”  

A ella la cara se le ilumina y empieza a notar un pequeño cosquilleo en su tripa pero no le contesta…

24 horas de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora