Soy tú

250 45 9
                                    

Perdí la noción del tiempo, solo estoy cayendo.
Siento que la locura me observa, cual ave carroñera, esperando que poco a poco me hunda en ella.
Solo en un abrumador silencio, recordando viejos momentos, pensando en quien soy y en lo que he hecho.

Todavía recuerdo lo que pasó en aquel lugar, fue extraño, no era algo nuevo, pero no recuerdo que me hubiera pasado antes.

Cuando quedé inconsciente, en algo que parecía un sueño, miraba a todos lados, todo al mi alrededor era un pastizal, hacía frío y era un poco oscuro, veía mi casa a lo lejos y corría hacia ella desesperadamente, pero no parecía que me estuviera acercando, cuando de repente, vi a lo lejos un destello, me sentí tan asustado, era como el destello del filo de un cuchillo, el cual avisaba del peligro. Después se escuchaba alguien riendo burlesca y retorcidamente, no sabía que hacer, luego las risas se convirtieron en palabras que decían.

—¿Qué tan estúpido hay que ser? Para creer que puedes cambiar, solo porque alguien más te dijo que eres especial.

—¿Quién eres? -pregunté muy asustado.

De repente, sentí un escalofrío en todo mi cuerpo y escuché que susurraban a mi oído.

—Soy lo que piensas y no expresas; tus secretos, tus debilidades, tu furia, el pasado que intentas olvidar y el futuro que no podrás evitar. Soy tú.

Lentamente me volteé y vi aquella figura espectral, de cierta forma de parecía a mí, temblando comencé a caminar hacia atrás, tropecé y me caí.

—Eres tan patético ¿En serio quieres seguir con está tontería?
Mira como terminaste, llegaste a un punto de tal desgaste, que tu cuerpo ya no te respondió.
Creíste que solo por recordar unas estúpidas palabras te ibas a superar. No seas imbecil. —dijo eso y seguidamente me gritó. -Date la vuelta, termina con está tontería y ve a casa; de lo contrario, terminaras muriendo o peor. Terminarás causando daño a las personas que te rodean, o ¿lo olvidas? Olvidas lo que le paso a tu-

—¡Cállate! No te atrevas hablar de eso, de eso no, no, no por favor. -dije temblando.

—Ah, conque no lo olvidas, el peligro que puedes llegar a ser -dijo con una leve sonrisa.

—En serio cállate, cállate

—Si no quiero ¿qué vas a hacer? ¿Qué puede hacer un chico como tú? Que pasa atormentándose, sufriendo por el pasado, en vez de enfrentarlo.

—Crees que me gusta, acaso piensas que no lo he intentado, no sé por qué, todos creen saber lo que pasa dentro de mi cabeza.
Solo estoy harto de quien soy, harto de enfrentarme a mis errores, de estar solo en esa casa y saber que lo único que me mantenía con vida era mi maldita cobardía. —Grité furioso y con los ojos llorosos. —Sé que fue tonto creer que lo iba a lograr, solo por recordar algo que Adara me dijo, pero eso que no tengo más, no tenemos más, solo quiero lo que ella siempre me dijo que yo era. —Dije un poco más calmado. —Si es cierto que eres yo, sé porque quieres que me detenga.

—¿Qué vas a saber tu de mí, si soy lo que te niegas a aceptar?

—Eso es verdad y por eso sé porque quieres que me detenga. Cuando Adara se fue, te sentiste solo, inseguro, pensando que; tal vez, solo se canso de ti. Intentas detenerme porque tienes miedo, miedo de que al encontrarla, te diga que tus dudas son ciertas, pero no ves que no nos queda nada, dime ¿Quieres volver a esa casa? ¿Vivir siempre bajo ese tormento y la oscura soledad? ¿Vivir sabiendo que te confirmaste con los recuerdos? Y todo por el miedo.
Y sé que este viajes también me da miedo, pero ella es todo lo que tengo, por lo menos sabré que no me quedé sin hacer nada esta vez.
Si despierto seguiré, tal vez me arrepienta eso no lo sé, pero si he de morir, prefiero que no sea porque quise de dejar se vivir.
Nunca había dicho algo con tanta seguridad. Después de decir eso, todo el lugar se desvaneció, me desperté y vi ante mí un sujeto, con barba y lentes, el cual me decía.

—¡Vaya! Que suerte tienes chico.

Asustado rápidamente me levanté, de la cama en la que estaba y le pregunté.

—¿Quién eres?

—Primero que nada, se dice gracias. Segundo, de nada. Tercero, me llamo Wilfred, soy de Akami
Y tú ¿quién eres?

—Mi nombre es Koda, señor.

—No me digas señor, somos como de la misma edad.-dijo un poco incomodado.

—Lo siento, señor -dije pensado que no era cierto.

—¡Ahí vas otra vez! Pero eso no importa y dime ¿De dónde eres?

—Bueno, soy de Lambat señor.

—Conque Lambat, hace tiempo no escuchaba de ese lugar, pero un momento si vienes de Lambat eso significa que eres de la ciudadela, ¿Qué no estaba prohibido salir de ahí?

—Bueno es que yo soy de la última instancia, afuera del domo que proteje a la ciudadela.

Frase del autor:
A veces, lo que ves a lo lejos dentro de ti, no es una hermosa y brillante estrella, sino un cúasar, esperando desatar la destrucción que al mundo vendrá.

Un salto al fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora