Ley de Hubble

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— Supongo que lo de anoche queda entre tú y yo —clama Shadoune, con una risa traviesa.

— Y quién más se enteraría —reí.

— ¿Sabes de qué me dí cuenta mientras te miraba? —pregunta con una sonrisa.

— ¿De qué?

— De que tienes una cicatriz en el rostro, de la cual nunca me hablaste.

— Ah, eso... Fue mi mamá, aunque sin querer.

  Es una gran cicatriz, que me cruza desde la nariz hacia la oreja sobre mi pómulo izquierdo. Aunque ya está totalmente sanada, no va a desaparecer y mucho menos de mis recuerdos.

— Si quieres, cuéntame. Ya sabes que conmigo cuentas para todo —me dice cruzando su brazo derecho sobre mis hombros.

— Mi padre era bastante... ¿estricto? No sabría cómo describirlo, pero bueno. Una tarde llegué de la escuela cansado porque no había podido dormir; mis papás discutieron hasta muy entrada la madrugada y como no conciliaba el sueño, me quedé jugando en la consola hasta que amaneció. Y, había olvidado que tenía examen. Obviamente no había estudiado y junto al cansancio y la irritación, no pude resolverla. Me llevé un rico desaprobado, no me preocupé mucho porque, no era tan malo en la escuela y seguro que podría remontar esa nota. Así que solo me aseguré de que ese examen no llegase a las manos de papá.

— Lo tenías fácil, asumo que de alguna manera se enteró.

— De la manera más patética: me tropecé con unos papeles que mamá había sacado para buscar algo, y mi mochila se abrió y todo se cayó al suelo. Papá se acercó a ayudarme pero para mi mala suerte, la hoja con el resultado había caído hacia arriba, así que lo vió.

— Joder, me imagino que te habrá echado la bronca, ¿pero tanto para que acabes con el rostro marcado?

— Al principio me gritó mucho; traté de calmarlo diciéndole que no pasaba nada, que iba a levantar esa nota. Intenté no darle importancia. Por un momento se quedó en silencio, pero estaba tenso. Papá era siempre impredecible.

— ¿Por qué? —cuestiona pasando su brazo por detrás de mis hombros.

— Tenía... cómo se llama esto —pensé—... trastorno límite y bipolar. Tenía temporadas en la que era el hombre más feliz; invitaba a mi madre a restaurantes románticos, nos llevaba a pasear... Y otras totalmente depresivas. Sumado a que su otra afección provocaba que lo que no salía del todo bien en su vida, él lo percibía como si hubiera salido de la peor manera. Así que imagínate lo que para él significaba tener un niño que desaprobó con la peor nota.

— Joder... ¿pero como llegó a que tuvieras esa marca?

— Luego de ese silencio, empezó a gritarme cosas que sinceramente no me importaban. Mamá me enseñó a entender lo que papá vivía y a no tomarme literalmente lo que él me decía. Solo quería ir a mi habitación a jugar y dejarlo en paz, pero se puso más agresivo. Cómo vio que no estaba prestándole mucha atención, tomó un cuchillo de la mesa. Admito que en ese momento si me asusté. Mamá se desesperó y tomó una botella de cerveza vacía e intentó golpear a mi padre, pero acabó dándome en el rostro.

— Madre mía tío... ¿cómo no acabaste loco después de eso? Quiero decir, eres realmente fuerte.

— Solo puedo pensar que dentro de todo, fue un alivio que me hayan golpeado. Al menos así evité seguir teniendo que lidiar con todo lo que estaba pasando. En fin, terminé en el hospital y mi padre en rehabilitación. Mamá estaba muy apenada, hizo mucho por mí para disculparse y hacer una vida nueva sin discusiones, golpes, gritos...

— ¿Habéis vuelto a verlo después de eso?

— Sí. Ya no lo visito tan seguido, pero desde que consiguió ayuda psiquiátrica mejoró radicalmente. Sin embargo, mamá no quiso volver a estar con él. La entiendo, supongo que con los años perdió el amor. Ahora cada uno tiene una pareja y están felices... casi como por primera vez en sus vidas.

— Sin dudas esa cicatriz tiene una historia muy bizarra —rió contento—. Espero que se las cuentes a tus hijos, van a flipar.

— Eres probablemente, el único aparte de mis padres que conoce esta historia. No por nada en especial, solo que es muy larga de contar.

— Haz un libro, yo me encargo de publicitarlo —sonríe.

— Qué va, es una historia patética —miro hacia la ventana, sonriendo.

— Supongo que ha sido difícil para tí tener que cargar con esa marca en tu cara y haber tenido que recordar lo rota que estaba tu familia. Por mucho que hayas intentado olvidarlo, lo veías todas las mañanas cuando te lavabas el rostro al despertar.

— Ya, al principio sí. Vaya, por muchos años fue así pero, últimamente lo he recordado como una anécdota graciosa. ¿Sabes? Uno vive más si se deja de preocupar por todo. Nuestra mente quiere lidiar con todo pero es simplemente imposible. Entonces, ¿qué sentido tiene? Solo, ya no me importa nada, y soy más feliz que nunca.

— Tienes razón. Y qué feliz me hace que seas así de increíble —me guiñó un ojo y me dejó un beso sobre mi mejilla.

[...]

  Todo ha terminado bien, ¿verdad? Empezamos con una relación algo tormentosa. Bueno, yo empecé con ese problema. Pasé de odiarlo, de ser un rencoroso despreciable a que él cambiarse mi percepción radicalmente. Le debo tanto...

  Lo admiro. Él es fuerte, siempre sonríe, siempre ayuda a todo el que puede y es una de las personas más amables que he conocido. Somos amigos, tal vez algo más, pero es mejor así. No me gustan las responsabilidades de una pareja, y a él tampoco. Solo vivimos el momento.

  Gracias por todo.

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  Chale desaparecí un buen rato. Una disculpa por eso, no me sentía con ganas de escribir pero eso no significa que me haya ido ^^

  Pronto estaré escribiendo otra historia. No prometo nada, mis ganas de hacer cosas son re volátiles ×-×

  Anyways, este es el fin de la historia. No ha sido de las mejores en mi opinión, pero me entretuve escribiéndola y quería traer algo distinto de Killerrich <3 gracias por leer :):):):):)

Hollow - RubikxShadouneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora