Érase una vez un hombre y una mujer se sentaron uno frente a otro.
Se vieron, distintos, iguales. Una no sabía qué hacer, el otro sabía cómo hacerlo. Uno no sabía contar, la otra sabía sonsacar. Uno confiado iba, a la otra le faltaba confianza.
Complementos el uno del otro por valor natural.
Complementos de sí mismos en ocasiones.
Si tan solo dejaran de quejarse de lo que vida les trajo y empezaran a escuchar. Si dejaran de jugar a la perfección y se dedicaran a ser honestos. Si hicieran lo que quisieran sin perjudicar a otros, este cuento no terminaría de la forma triste en que comenzó.
Solo sería un: Érase una vez, la felicidad.
Y esta fue mi conclusión... Creo que fui bastante clara.
No hablaré mucho aquí porque lo siguiente es una nota MUY IMPORTANTE y que me gustaría que leyeras. Aunque claro, me encantaría escuchar a qué conclusión llegas tú basándote en tus propias experiencias. Déjame tu voto si te ha gustado o has aprendido algo.
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Érase una vez
Short Story¿Por qué no nos entendemos? ¿Quién tiene la vida más fácil? ¿Es mejor ser hombre o mujer? En esta pequeña historia, pretendo, no sé si con humor o con demasiada realidad, contarle algunas cosas que pueden -o no- dar respuesta.
