Una historia diferente. |AkaFuri|

Para ti, quince años en el pasado. (I)

—¡¿Kagami-san hizo eso?! — Kuroko le pregunta y Furihata asiente, mientras la niña de cabellos rosados juega con su cabello castaño, Momoi aún no se rinde al tratar de aplacar el cabello de su entrenador, Furihata sabe que nunca ha podido controlar su cabello, pero él piensa que no es del todo un desastre.

Al menos puede llegar a un punto, en donde se considera presentable con una lata entera de fijador para cabello, cuando tiene tiempo en las mañanas de arreglarse, lo que ocurre muy poco en realidad.

Sin embargo, cuando la niña le pregunto sobre dejarla intentar arreglarlo, simplemente no pudo negarse y se rindió ante los ojos de cachorro abandonado en la lluvia que Momoi le dio, Kise estaba enseñándole muy bien.

—¡No se mueva, entrenador! — Furihata borra la sonrisa de sus labios y se queda completamente inmóvil, con la mirada al frente, dejando que la niña tarare y haga su trabajo.

No se cuestiona por qué debe obedecer a esta niña de la forma en que lo hace.

Solo lo hace.

Aomine a lo lejos se burla y su juego contra Kise se ha detenido por mutuo acuerdo, Kise ya está sentado al lado de Kuroko esperando escuchar más historias de su entrenador y sus años en el club de su preparatoria.

—¡Sí, él se molestó muchísimo cuando dije que no podríamos vencer a nuestros senpais, entonces él jaló mi camiseta y me gritó! — Furihata aclaró su garganta e intenta hacer una imitación de Kagami, lo más parecido posible, aunque es completamente fallida, sin embargo, estos niños no lo saben: —"¡De qué demonios estás hablando! ¡Ni siquiera lo has intentado lo suficiente!"

Murasakibara come otra papa frita, el entrenador se ha quedado prácticamente inmóvil, con la niña de los peinados (Murasakibara ha sido presa de las manos inquietas de Momoi antes), y no puede hacer esos movimientos exagerados con las manos o con todo su cuerpo al hablar de algo que lo hace sonreír de la manera en que lo hace, aun así, Murasakibara puede sentir toda la alegría y emoción que cada palabra desprende... acompañada de un poco de añoranza.

Midorima sigue lanzando sus tiros de tres desde media cancha, sabe que podría ir más lejos, pero, al igual que los demás, cuando el entrenador Furihata se sienta y comienza a contar sus viejas anécdotas de preparatoria, quiere escuchar. Y al igual que los demás, Midorima sonríe (intenta no sonreír demasiado, aunque es imposible) y piensa en lo divertido que habría sido asistir a las prácticas del club con el entrenador Furihata, conocer a sus amigos y senpais, jugar contra ellos y bromear con ellos, bueno, él no, no bromeaba con sus senpais, con nadie en realidad, pero se reiría en silencio cuando Kise o Takao hicieran algo estúpido.

—¡Luego, él fue e hizo esa cosa genial de subirse a la baranda de la azotea y decir algo como "quiero ser el número uno de Japón"! En ese momento, Kagami lucía como un verdadero As. Incluso me sentí un poco avergonzado de mi razón para unirme al club de baloncesto de mi preparatoria.

—¿Cuál fue esa razón? — Akashi cuestionó. Había una pequeña sonrisa en sus labios, que Aomine catálogo como satisfacción, cuando ni Kise ni él, tomaron el lugar libre al lado del castaño en la banca.

Aomine no era estúpido, y Kise había aprendido por las malas, con un entrenamiento especial para el niño que había osado abrazar a su entrenador en presencia de Akashi.

Furihata cerró sus ojos y rascó su mejilla avergonzado.

—La chica que me gustaba me dijo que tendría que ser el número uno en algo, lo que sea, si quería salir con ella. — Las manos de Momoi se detuvieron un segundo, al igual que la respiración de todos.