𝖳𝖾 𝗉𝗈𝖽𝗋í𝖺 𝖽𝖺𝗋 𝗎𝗇 𝗉𝗎ñ𝖾𝗍𝖺𝗓𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝗉𝗎𝗋𝗂𝖿𝗂𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺𝗌𝗍𝖺 𝖾𝗅 𝖺𝗅𝗆𝖺
MI MADRE estaba hecha una furia cuando llegué a casa con manchas negras por todo mi rostro y ropa, entrando de lo más normal siendo las casi once de la noche un día entre semana. La mujer que tenía delante de mi, Harriet Watters, parecía que por fin mostraba un poco de preocupación por mi después de tantos años; estando a punto de casi sacarme de la casa a patadas por mi acto de rebeldía según ella.
Sus palabras salían en gritos furiosos, palabras llenas de enojo hacia mi y con decepción, como si estuviera esperando cualquier motivopara decírmelas en ese tono. No lograba procesar todo lo que me decía, pero percibía un notorio odio en su mirada en mí, como si odiara tenerme aquí.
—¡eres una maldita desobediente malagradecida, después de todo lo que hago por ti!, tú no sabes valorar nada con tu estupido carácter que tienes alejando a todos... no me permitiste volver a estar como antes contigo por tu egoísmo. ¡Nadie te querrá por lo que eres, una fenómeno que arruina todo!.— su mirada estaba puesta en mi esperando a ver alguna reacción mía, pero yo solo mantenía mi mirada en alto, sin mostrar lo que me causaba escuchar aquello.
Suspiró, colocando una mano sobre una cadena plateada que colgaba en su cuello. Comencé a acercarme a ella, decidida a finalmente decirle algo después de todo lo que ella dijo
—sé que nadie me va a querer, pero solo sé que la única persona que me amó ya no está, alguien que me dio un afecto que tú no pudiste darme nunca. Intentaste ser amable conmigo después por lástima, pero realmente nunca te importé, nunca me aceptaste y lo podía notar por la mirada que me dabas siempre... yo solo quiero saber, ¿qué fue lo que te hice para que nunca me quisieras?.— hablé con una voz tan cortante y fría, mirándola directamente a sus ojos azules.
Vi como bajaba la vista, limpiando de inmediato una lágrima que corrió por su mejilla. Levantó su mirada hacia mi y respondió lo que me terminó de destruirme en ese momento.
—por tu culpa tu padre desapareció, por tu culpa lo asesinaron, por tu culpa no volvió y me quedé sola contigo. ¡Por tu culpa no volví a verlo, y te odio por eso, te odio por ser tan parecido a él y hacerme recordarlo cada maldito día que te veo!— retrocedí lentamente, con mis ojos ardiendo por detener las lágrimas que se acumulaban. Mi corazón palpitaba de manera inusual que me hacía sentir mareada, pero sabía que ya no había nada que me lastimara más de lo que me dolió aquellas palabras, ni siquiera el dolor que me comenzaba a recorrer en mis brazos y mi pecho.Con la respiración acelerada, salí de corriendo de casa corriendo dejando la puerta abierta y mi madre asomarse por ella, pero no me importó nada más que correr lejos de casa; solo era mi casa, dejó de ser mi hogar cuando ella murió dejándome con la mujer que me odiaba. No sabía que sentir, no sabía que pensar, no sabía a donde ir, solo sabía que no quería volver. Mis piernas dolían cada vez más, pero no me detuve hasta llegar al lugar donde todo comenzó, donde comencé a dudar de mi.
Dejando mis lágrimas caer finalmente, caía de rodillas en el suelo lleno de plantas, mirando mi reflejo en el agua del río que hacía unas pequeñas olas hacia la orilla. Levanté mi vista hacia el cielo estrellado, viendo como brillaban y parpadeaban como siempre.
Con mi garganta comenzando a arder, comencé a gritar lo más que pude, con tanta fuerza que no podía ser capaz de poseer. Escuché como pinos caían haciendo un pequeño temblor, el las olas del río se hicieron enormes, sentí un aire fuerte alrededor de mi casi asfixiante. Pinos caían y el suelo comenzaba a agrietarse en el lugar en el que estaba hincada.
Sentí como algo frío se posaba en mi boca, haciéndome dejar de gritar y ver borroso por las lágrimas y el mareo que sentía. Logré ver unos ojos grises y una sonrisa, y supe que era mal momento para tenerlo frente a mi.
Vi como se hincó junto a mi, diciendo algo que no lograba entender ni escuchar bien por lo aturdida que aún estaba. Frunció el ceño, pasando sus manos por mi nuca y zarandeando mi cara repetidas veces, solo lograba entender « te lo dije, no estabas lista, te lo dije pequeña guardián».
ESTÁS LEYENDO
?? ??? ???? ??? ????? ©️
Teen FictionPherkad Watters tenía una vida normal, solitaria después de la muerte de su abuela, pero estaba bien con eso de seguir su rutina diaria hasta que un muchacho apareció en medio de la noche en su habitación, haciendo volar su libro y con ojos ámbar qu...