𝖠𝗏𝖾𝖼𝖾𝗌 𝖾𝗌 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝖾𝗌𝖺𝗇𝗍𝖾 𝗊𝗎𝖾𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾 𝖼𝗈𝗇 𝖽𝗎𝖽𝖺𝗌
Woodland, 2017
PASABA mis dedos delicadamente sobre la gruesa pasta del libro, paseando de un lado a otro mientras me concentraba en la melodía de la canción que se escuchaba en el radio. No podía evitar sonreír un poco al saber que aún recordaba la letra de aquella canción que tenía años sin escuchar, dándome ese sentimiento de nostalgia que odiaba y amaba.
All I could do was cry de Etta James me hizo comenzar a cantar sin importar nada, sin importarme qué no supiera cantar y las amigas de mi madre me escucharan desde la sala, solo quería cantarle.Comencé a mover mis pies descalzos con delicadeza sobre el piso, pegando el libro a mi pecho y dar vueltas alrededor de mi cama. Cantaba con una leve sonrisa en mis labios mientras bailaba con mi única compañía aparte de la música. Escuché los pases de mi madre fuera de mi puerta, para después tocar repetidas veces. Simplemente la ignoré y seguí disfrutando mi momento de pequeña felicidad que podía tener.
No hacía nada más en mi vida que ir a l escuela, hacer tareas, leer durante horas y escuchar música. Eso era todo lo que se había convertido mi vida a través de los años y aprendí a disfrutarlo sin quejarme, pues prefería eso a estar con personas, aprendí a querer la soledad como a una amiga.
¿Como es posible ser así?, es raro para mi madre y no me importa si también para los demás, pero yo sé que con lo único que tengo en mi vida debo valorarlo, aunque sean cosas materiales.La noche había comenzado a caer, mostrando sus hermosas estrellas y el centro de atención para muchos, la Luna. Sabía que las estrellas se podían ver mejor en esa época del año, que podía salir e ir a verlas como solía hacerlo, pero ya no quería hacerlo.
Tenía el libro de La historia de la alquimia entre mis manos, mis ojos releían una y otra vez el mismo párrafo al estar casi a punto de cerrar mis ojos y abrirlos de inmediato, mis ojos comenzaron a arder de una manera horrible y decidí dejar mi lectura para dormir. Dejé el libro bajo mi almohada y me levanté a apagar la luz, dejando ver las pegatinas verdes de estrellas brillar en el techo del cuarto. Me acosté de nuevo en la cama y caí rendida casi al instante.
» El viento frío me hacía estremecer, veía como los grandes pinos se movían de un lado a otro como si estuvieran bailando entre ellos. Mi mano recorría los troncos de los pinos mientras iba caminando entre la multitud. Pude ver mis dedos brillar de un color azul intenso y mis venas del mismo color, pero eso no me asustó y solo logré comenzar a disfrutar la frialdad que se sentía mientras el color iba recorriendo desde mis dedos hasta mis codos.
Me pareció ver como se formaba un espejo de agua frente a mi, el agua flotaba y podía ver mi reflejo en él. Mis ojos brillaban con intensidad, dirigiendo mi mirada rápidamente hacia atrás de mi, donde se había escuchado como crujía una rama.
Vi como una pequeña niña castaña salía de detrás de un arbusto y me sonreía, no muy amablemente.—pronto caerás, pronto ganaremos y tú junto a los otros caerán— dice con voz "dulce". Vi como corría hacia mi y se abalanzaba hacia mi, pero cuando alce una mano hacia ella, fue lanzada contra un pino y cayó al suelo.
Comencé a acercarme a la pequeña niña, con cierto miedo de lo que le acababa de hacer. Vi mis manos y sentía como ardía cada que el color rojo comenzaba a desaparecer de las venas, dejando el color amarillo brillante. El cuerpo de la niña comenzaba a ser rodeada por una especie de luces verdes, eran como luciérnagas, pero de pronto se convirtieron en polvo como ella.
Donde antes había estado su cuerpo había una especie de piedra negra, era perfectamente redonda y era muy pequeña, era como una esfera. Estaba apunto de tomarla, pero al poner mi dedo sobre la superficie, sentí un frío repentino; sentía como si algo demasiado helado me tocara de la mano.
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Dla nastolatkówPherkad Watters tenía una vida normal, solitaria después de la muerte de su abuela, pero estaba bien con eso de seguir su rutina diaria hasta que un muchacho apareció en medio de la noche en su habitación, haciendo volar su libro y con ojos ámbar qu...