¡Entiende que no te amo! El amor no existe.
Después de que te dijeran esas palabras ¿Volverías a creer en el amor?
Confía en mí y nada malo sucederá.
Él me dijo que confiara en él y lo hice ¿Y para que? Lo único que conseguí fue dolor y lágrimas, mi...
Hoy era el día, por fin volvería a su casa y eso lo ponía de buenas porque además de estar en su casa, estaría en su habitación cómoda, tranquilo y lejos de los reporteros que por cierto ya no lo habían vuelto a molestar, después de todo ya habían conseguido lo que querían, la entrevista y eso le daba tranquilidad al pelinegro.
Se sentó en su cama, miró hacia la ventana y las cortinas estaban cerradas, necesitaba ver la luz del día, así que se levantó con cuidado y caminó hasta ellas, las piernas ya no le dolían tanto y eso dejaba que sonriera. Abrió las cortinas de par en par y volvió a sonreír.
Miró hacia el cielo, nunca había visto lo hermoso que estaba, porque hoy Jimin estaba feliz, volvió a sonreír pero esta vez fue diferente. Era una sonrisa melancólica porque había recordado a Eunha.
Me encanta ver el cielo cuando amanece y cuando está de celeste claro, es perfecto para mí.
Algún día volveré a ver el cielo y si no salgo de aquí, quiero que lo hagas por mí.
Sonríeme para que pueda sonreír desde el cielo, porque si no vivo, te estaré viendo desde arriba.
Y una lágrima cayó. Todos los días te sonreiré Jung Eunha, dijo y secó esa lágrima que cayó sin que lo supiera. Se quedó unos minutos viendo el cielo y el rostro de las chicas apareció en su cabeza, tanto era que las extrañaba que se las imaginó a su lado.
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