Durante su cumpleaños número 25, Lisa sólo pide un deseo: conocer al amor de su vida.
Lo que no espera es viajar al pasado para conocerlo en el año 1954, en la era vintage donde se usan trajes de espiguilla y vestidos de mucho vuelo, además de sombr...
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Es imposible que sea verdad.
Cuento los segundos en el reloj de mi teléfono para que este me ratifique que no estoy soñando.
¡Pero sí, es verdad! ¡Voy a cumplir veinticinco, la edad de mis sueños..., la edad donde se supone que debo encontrar al amor de mi vida!
Os preguntaréis por qué es la edad de mis sueños, bueno, pues la razón obedece a que mi bisabuela, la gran matriarca de nuestra familia, se casó cuando tenía veinticinco. Mi abuela también contrajo matrimonio cuando tenía veinticinco y mi madre igual se encontró con papá cuando tenía veinticinco. Desde entonces se ha vuelto un rito que, cuando un miembro de la familia llega a esta edad, se haga una enorme celebración. Y hoy se dará.
Hoy, durante mi cumpleaños, sé que entraré en conexión espiritual con mi alma gemela. Lo siento. Lo he sentido desde hace algunos meses. Y la verdad es que no sé el motivo.
Quizá lo siento porque voy a desearlo con todas mis fuerzas, aunque sea por única vez.
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