Parte única

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El pelinegro miró fijamente al peliazul recostado en la cama de hospital, tenía el rostro lleno de cicatrices y magulladuras parcialmente cubierto por vendas. Habían luchado días antes contra un villano realmente poderoso parecido a un sapo gigante que podía lanzar esporas explosivas desde su boca, el ojeroso pelinegro fue el último en quedar en pie pues su compañero había sido gravemente herido en un derrumbe ocasionado por el villano, sin embargo no sufrió daños irreparables.

Lo habían internado luego de la batalla en el hospital y permaneció en cama durante tres días consecutivos, sedado y recuperándose lentamente, tenía un par de huesos rotos casi pulverizados, algunos músculos desgarrados y perforados, una torcedura de tobillo, el hombro dislocado y por supuesto muchas heridas en la piel. El ojeroso pelinegro suspiró ligeramente abatido, le dolía ver a su compañero de aquella forma, como si el corazón se le oprimiera en el pecho.

El peliceleste pestañeó un par de veces disipando los restos de sedantes que le colocaban vía intravenosa a diario y clavó su tenue mirada en el muchacho pelinegro frente a él, con dificultad esbozó una sonrisa.

—Hola...—susurró débilmente.

El pelinegro sonrió sintiendo como los ojos se le llenaban de lágrimas que amenazaban escapar.

—Buenos días —saludó de regreso—. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo?

—Un vaso de agua estaría genial —pidió, sentía como si hubiera comido un puñado de tierra.

El pelinegro asintió y corrió para servir el dichoso vaso de agua. Le colocó un popote plástico y regreso a la cama, se lo acercó a los labios al magullado chico dejándolo beberlo todo de un solo jalón.

—¿Mejor? —preguntó dejando el vaso en la mesa auxiliar junto a su silla. El peliazul asintió.

El azabache se removió ligeramente en su silla.

—¿Qué pasó? ¿Vencimos al villano? —quiso saber—. Lo último que recuerdo fue el derrumbe que se me venía encima.

— Yo...lo logré, Shirakumo —habló el pelinegro con la voz temblorosa—. Yo realmente lo hice, logré vencer solo al villano...

El peliazul esbozó una sonrisa torpe adolorida debido a la cantidad de rasguños que le rodeaban los labios.

—Eso es fantástico, Shouta, te dije que podrías lograrlo —felicitó—. Porque después de todo, eres un excelente héroe, Eraser.

Las lágrimas le resbalaban a Shouta por las mejillas, asintió dándole la razón a Shirakumo y sin poder evitarlo soltó a llorar desconsoladamente tirándosele encima al magullado peliazul, abrazándolo como podía sin hacerle más daño.

Con la mano parcialmente sana le acarició los rebeldes cabellos oscuros riendo por la actitud de su compañero, era sencillamente adorable.

* * *

La alegría llenaba el aire así como las flores que danzaban en el aire, la academia de héroes U.A estaba de celebración aquel día pues sus estudiantes de tercer año se graduaban y recibían finalmente como héroes profesionales. Entre el grupo de graduados se encontraba cierto peliazul y pelinegro quienes después del incidente con el villano que había dejado a Shirakumo en el hospital se habían vuelto una bonita pareja, Shouta se le había confesado entre lágrimas el mismo día en que lo vio abrir los ojos por primera vez en días alegando que no iba a guardarse sus sentimientos más tiempo por miedo a perderlo como pensó que lo perdería cuando lo vio tan lastimado en el campo de batalla.

—¡Quédate quieto! —regañó Shouta al rubio frente a él mientras le acomodaba el lazo de la chaqueta—. Sino la foto saldrá mal y te voy a golpear si lo arruinas.

Hero Family [EraserCloud Oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora