Capítulo 21

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- Nicol, quiero que vayas fuera del territorio y te pongas a salvo -

- De ninguna manera, tengo que encontrarte y tú te vienes conmigo -

- Ya conseguí a unos guardias de Jean que, prácticamente me obligan a que ellos me ayuden, me están apoyando en ir junto a Jean -

- Pero... Nami... -

- Nicky... estaré bien... confía en mi... Si consigues que algunos miembros de la manada de Jean escapen, vayan a la manada... por favor -

Ella se queda en silencio un momento, sabía que estaba gruñiendo frustrada pero también sabía que ella entendía que no iba a ir por ahora con ellos.

- Bien... pero cuídate -

- Tú igual... -

Me desconcentré cuando los guardias me hablaron finalmente.

- Luna... estamos cerca -

Yo asentí preparándome mejor mientras me escondía entre los cargamentos de la parte de atrás del camión.

- Bien -

Miraba por las ventanillas a toda la manada sufriendo, hice una mueca queriendo ayudarlos ahora mismo... pero sabía que no tendría éxito, mis poderes se saldrían de control y lastimaría a quienes no quiero.

Miraba como los guardias azotaban a mujeres, hombres, niños y ancianos. Sin excepciones...

- Jean... ¿Qué sucedió? - Murmuré.

- Luna, llegamos -

Me preparé nuevamente. Abrieron las puertas de atrás y salí de allí. Estábamos atrás de la casa del Alpha.

Las mujeres me indicaron donde tenía que ir y los hombres vigilaban que nadie apareciera.

- Suerte Luna -

- Gracias... Tengan cuidado al regresar -

- Sí -

Entré a la casa, la cual era un desastre, fui por donde me habían indicado. Tuve que esconderme varias veces porque, como dijo la chica con la que choqué por primera vez, estaba repleto de guardias.

Me escabullí, los guardias se veían cansados, seguramente por hacer tanta guardia sin descanso, así que ni me notaron.

Llegué a las puertas que iban al sótano. Agudicé mis sentidos lobunos para saber si había alguien tras la puerta pero nada, estaba libre.

Bajé varias escaleras hasta encontrarme con unas celdas con muchos, pero muchos miembros de la manada...

- ¿Luna? - Un hombre hizo que todos posaran sus miradas en mi.

- ¿Es usted? -

- ¿Vino a salvarnos? -

- Luna por favor... -

- Tranquilos... los sacaré de aquí - Me acerqué a ellos pero me detuvieron.

- No Luna, vaya por el Alpha, nosotros estaremos bien por ahora... - Dice un hombre.

- Si Luna, vaya por él, la necesita... -

- Pero... no puedo dejarlos - Los miré con tristeza pero ellos me sonrieron aún así. Pero entonces escuché pasos tras de mi.

- No hay tiempo, váyase - Miré hacia atrás sobresaltada - Tenga, está es la llave de la habitación donde está el Alpha - Me la entrega.

- ¿Eres un guardia? ¿Por qué me ayudas? -

- En realidad... Soy el Delta, Vincent, Jean y Owen son mis mejores amigos... -

- ¿Por qué no los ayudaste? -

- No pude, lo he intentado pero en mi último intento tuve que volverme un guardia... pero por el momento también soy el que informa de la situación a Jean... -

- Esta bien, entiendo... gracias por la ayuda... - Él sonríe leve mientras asiente, pero su expresión cambia.

- Váyase, yo revisaré que nadie aparezca -

Asentí. Miré un momento a los encarcelados quienes sonreían y asentían dándome el incentivo de que debía ir ya y apresurarme, así que eso hice... Corrí nuevamente escaleras abajo. Bajé como tres pisos más y pude ver una gran puerta de hierro reforzado al final del pasillo.

Adentro escuchaba rugidos de dolor y gritos que pude identificar, eran de Jean... apreté la llave en mi mano y el dije del collar, controlando mis ganas de derribar la puerta y arruinar todo.

Pero luego todo quedó en un silencio realmente inquietante, me acerqué a la puerta pero escuché que se abría por dentro por lo que me escondí en una de las celdas.

- Ya me contarás sobre tu Mate, cariño... - La mujer sale con manchas de sangre en su ropa. Era de Jean...

Pasa por la celda donde yo estaba y se detiene, mi corazón comenzó a palpitar con fuerza pero luego estornudó y siguió su camino.

Suspiré aliviada y cuando no pude percibirla más, fue cuando me acerqué a la puerta de hierro y la abrí con la llave que me dió Vincent.

Entré a la habitación quedando paralizada al instante. La sangre se me heló y mi corazón se aceleró con preocupación.

No puedo verlo así... definitivamente no estaba preparada para eso... No puedo... no puedo, no puedo ¡No puedo!

Mis ojos ardieron, me cubrí la boca con ambas manos, las cuales comenzaron a temblar, para no gritar.

- J..Jean... -

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