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Las manos me temblaban, no solo las manos, el cuerpo entero me temblaba, las lagrimas no dejaban de caer como cascada, sentía un nudo enorme en la garganta, sentía como si me estuvieran desgarrando el pecho, quería gritar, quería golpear algo, eran tanto los sentimientos dentro de mi, que no sabía si podría aguantarlo, tome una respiración profunda y estaciones el coche aun lado de la acera, estaba lloviendo y tampoco era tan estupida como para querer morir.

Todo el día ayude a Carmen en la cocina y en la casa, quería distraerme y no estar pensando en Justin, en el echo de que se había marchado molesto conmigo, cosa que claramente no pude hacer, dado que toda la tarde estuve pensando en la manera de disculparme, no sé porque tendría que disculparme si no hice nada, pero no quería estar mal con el, así que entre lavar trastes y hacer comida, se me ocurrió una maravillosa idea, le iba a dar una sorpresa, Justin siempre se quedaba hasta muy tarde en su oficina, trabajando, por lo que apenas y tenía tiempo para comer, así que prepararía una cena y se la llevaría a la oficina, le pedí a Carmen que me ayudara a hacer pasta en lo que yo iba a alistarme, hace mucho no intentábamos algo nuevo, y que mejor manera de revivir la pasión que en su oficina, solo pensarlo me emocionaba, estaba sonriendo como tonta, abrí la puerta para entrar al closet, y busqué que ponerme, un vestido rojo de seda era lo ideal para la ocasión, lo dejé afuera junto con unas zapatillas transparentes y de tacón de aguja, me metí a bañar y prepararme completa, cuando salí elegí unas bonitas bragas de encaje rojas, me puse la bata de baño y me empecé a arreglar, deje mi cabello en ondas suaves y no muy producidas, mi maquillaje era sencillo solo brillo labial y rímel, era muy bonita, pero no era guapa,era bonita como una muñequita, mientras más sencilla mejor me veía, no era de esas mujeres guapas que solo con verlas sientes el aire de sensualidad que irradian, solo era bonita, y no me quejaba para nada estaba agradecida con Dios por lo buenos genes que tenía, terminé de maquillarme y fui a colocarme el vestido junto con las zapatillas, no me puse nada arriba por qué los tirantes del vestido eran demasiado delgados y la tela en si también, era largo caído y tenía una abertura en la pierna bastante larga, llegaba casi hasta el final del muslo pero sin enseñar demás, era bellísimo, me gusto lo que vi en el espejo, me veía espectacular, agarre las llaves del carro, y mi bolsa con mi celular, baje por la cena, entré a la cocina para encontrarme con Carmen guardando todo en una canasta, volteó a verme y me sonrió con cariño
"Estás preciosa mi niña".- sonriendo le di un enorme abrazo
"Gracias Carmen, más tarde regreso" asintiendo me entregó la canasta
Salí hacia el garage y agarre mi mercedes negro, puse las cosas en el asiento del copiloto, y puse en marcha el carro, me sentía emocionada, emocionada y nerviosa, nunca había ido a las oficinas de Justin, de echo nunca he ido a ningún evento ni nada, es raro, pero dice que mucha gente de ese entorno no es muy honesta que digamos, y quiere evitar mezclarme con todo eso, cosa que entiendo, pero me enfada que me quiera tener siempre en casa como un tipo de trofeo o algo así, deje de pensar en eso y me puse a escuchar la música que sonaba en la radio, así se fue todo el camino hasta que llegue a la empresa, ya eran las 9 de la noche por lo que todo estaba solo, solo estaban los guardias, estacione el carro, agarrando la canasta y bolso me baje, caminé hacia la puerta de entrada, solo estaban las personas de seguridad, no sé porque Justin siempre tenía que quedarse hasta al final, llegando a la entrada saque mi ID
"Soy la señora Bieber" le dije al de seguridad mostrándole, se me quedó viendo extrañado lo que me hizo fruncir el ceño
"Adelante" finalmente contestó serio dejándome pasar, le dediqué una última mirada y entré a la empresa, fui hacia el elevador para marcar el último piso, que es donde se encuentra el despacho de mi esposo.
Al bajar del ascensor me encontré con un pasillo largo y al fondo de este, había una puerta, que era donde estaba el despacho, Justin me había contado esto cuando recién iba a tomar la empresa, dijo que toda su familia siempre había sido muy cuidadosa en cuestiones de confianza, por lo tanto su despacho era el único despacho de ese piso, y la puerta siempre estaba con llave cuando él no se encontraba ahí, caminé a pasos lentos, me daba escalofríos estar ahí, todo estaba demasiado oscuro, mientras me acercaba empecé a escuchar cómo leves quejidos que venían de la puerta, fruncí el ceño acercándome más, cuando volví a escuchar el mismo sonido, pero no eran quejidos eran gemidos, sentí que la respiración se me aceleraba, y puse mi mano temblorosa en el picaporte de la puerta, abrí está con cuidado y mis ojos se llenaron de lagrimas al ver lo que estaba frente a ellos, Justin estaba de espaldas a mi, su cuerpo tapaba a la mujer con la que estaba engañándome por lo que a ella no la pude ver, cerré la puerta con cuidado de nuevo, y baje de nuevo hacia mi coche con las lagrimas en las mejillas y el corazón hecho añicos.

Solo alguien a quien ya le han roto el corazón sabe lo que se siente, es un dolor que ni siquiera te deja respirar, estaba agarrada al volante con la cabeza recargada en el tratando de controlar los espasmos que estaba teniendo mi cuerpo debido al llanto incontrolable que salía de mi, no sabía qué hacer, no sabía qué decir, ni cómo decirlo, es más no quería decirlo,no quería perderlo, no podía, y si estaba enamorado de esa mujer, ¿si me dejaba por ella?, solo pensarlo me hacía llorar más fuerte, no quería que se fuera de mi lado

Our MistakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora