Parte 2 El día

3 0 0
                                    


                                 El día estaba siendo perfecto. Le encantaba sentir el calor del sol sobre su cuerpo, aunque por momentos le hiciera sentir más blanda, como si fuera a derretirse en mitad de la calle, pero eso no importaba. Estaba pasando el día completo con mamá, papá y sobre todo, Marta.

Ella le sujetaba con fuerza la mano y la llevaba a los sitios más increíbles. Con ella cada momento que vivía era una aventura, un juego interminable repleto de sus imaginativas ocurrencias.

El día comenzó más temprano de lo habitual. Marta la sacó de la cuna con mucho cuidado, aunque ya no estaba dormida. Desayunaron juntas en el salón mientras veían su serie animada favorita. Una sobre una niña que se perdía en otro mundo y hacía muchos amigos que intentaban ayudarle a regresar a casa.

Aunque era muy feliz con mamá, papá y Marta, alguna vez se había preguntado cómo sería eso de ir a otros mundos y hacer amigos. Marta iba al colegio por las mañanas, pero mamá y papá le decían que a ella no podía llevarla, que estaría mejor en casa. Por eso hoy estaba tan contenta.

Después del desayuno bajaron a jugar al parque. Otros niños se acercaron, como no estaba acostumbrada se sintió un poco incómoda, pero Marta no se separó de ella ni un instante y disfrutaron mucho del juego.

Después de lo que pareció muy poco tiempo apareció papá junto al parque. Iba en el coche muy contento. Tocó el claxon. Le encantaba ir en el. Cuando se movía deprisa vibraba y le hacía sentir muy relajada, adormilada. Además estaban las ventanas, disfrutaba viendo pasar el paisaje, fijarse en las casas, los coches, los lugares y preguntarse si allí podría vivir maravillosas aventuras. Aunque sabía que podría encontrar dificultades, éstas apenas podían durar un par de minutos, como en su serie favorita.

Según se movía el coche, vio cómo se alejaban de la ciudad. Pasaron por una enorme carretera llena de pistas con más coches, enormes camiones y autobuses. A la derecha de la carretera vio acantilados, también montañas altas surcadas por carreteras y salpicadas de pequeñas casitas. A la izquierda el mar se abría paso inmenso, azul y muy liso. Algunos barcos salían del enorme puerto que acompañaba en paralelo a la ciudad. Hoy era un día especial.


Impregnación [Inicio de la novela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora