Me encontraba tirada en mi cama mientras el sonido de las goteras interrumpía mi intento de alcanzar la paz del sueño. La noche se presenta fría y lúgubre con una tenue lluvia que azotaba el techo de la cabaña en donde vivía con mi madre luego de que el ejército de Highland se llevara a mi padre como soldado.
En cada recluta se llevaban a cualquier hombre joven o adulto para pelear en una guerra provocada por gente hambrienta de poder, aquellos que obtuvieron mayor poder luego de la repentina aparición de la magia en nuestro mundo fueron los que dominaron todo, dejando a mi pueblo como un campo de concentración improvisado hasta que todos los varones fuesen lo suficientemente grandes para irse con ellos.
Repentinamente la lluvia cesó, dejando atrás un cielo estrellado y un silencio sepulcral, a través de mi ventana pude ver las estrellas que adornaban el cielo, sintiendo como mi propio poder aumentaba, al igual que el de cualquier persona que use magia, las estrellas nos fortalecen y nos dan mucho poder. Mi madre siempre dice que las estrellas se alejan de las desgracias, señalando que algo tan hermoso no podría estar involucrado con actos malvados, aunque ese día seria distinto.
-Ojalá eso fuera cierto- Dije recordando los rumores de la destrucción de un pueblo cercano por parte del ejército, se aprovechan de su armamento para someter personas y nadie era capaz siquiera de hacerles frente.
De repente sentí en mi piel una cálida brisa que contrastaba con la humedad del aire, a la distancia se veían muchas luces, no entendía que eran hasta que llegaron a mis oídos las horribles sirenas que usaba el ejército para avisar su llegada.
- ¡Dynaaa!- Era la voz de mi madre gritándome para que saliera con ella a la calle.
- ¿Pasó algo?-
-Al parecer quieren llevarse a los hombres que queden en el pueblo y no parecen venir de buen humor-
Ambas salimos a formarnos para que ellos tuvieran una buena vista de todos los habitantes del pueblo, la mayoría éramos mujeres debido a las constantes visitas, sin embargo, quedaba un joven, hasta ahora no se lo habían llevado por su contextura delgada, así que pensó que se habría librado, comenzó una relación con otra chica del pueblo, incluso tenían planes de comenzar a viajar para huir del ejercito y casarse.
- ¡TÚ! ¡El flacucho! Sube, te vienes con nosotros- Gritaba el amargado Coronel Reiner que tantas veces había venido.
-Yo no soy útil, por favor permítanme quedarme- Suplicó Aarón.
Sus suplicas cayeron en oídos sordos, el Coronel lo ató con cadenas de magia y lo lanzó al interior del camión a la fuerza. Ya lo había visto antes, pero seguía siendo impresionante ver las cadenas potenciadas por las estrellas.
-Sin duda son peligrosas- Dije viendo las estrellas.
-Disfruten su última noche- Fue lo último que dijo el Coronel antes de recoger a sus hombres y marcharse con el mismo ruido con el que había llegado, dejando atrás los lamentos de la novia del recién secuestrado, sin duda esas sirenas eran música para los amantes sin esperanza como ellos.
Nos quedamos conversando un momento en la plaza y cuando íbamos de camino a casa sentí un nudo en la garganta al ver a Mireya, la novia del joven llorando arrodillada a los pies de un árbol. Intenté ignorarla para llegar a casa preguntándome que significaban las palabras del Coronel.
Antes de dormir, mire por mi ventana, en el cielo había una estrella más grande de lo normal y crecía constantemente, le avisé a mi madre, aunque ésta solo soltó una lágrima y me abrazó ahí en mi cuarto, unos segundos después un gran destello arrasó con todo el pueblo, matando a todos en el acto, ya no teníamos nada que ofrecer...

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Relatos Proyecto Agir: Geschichten Awards 2020
Fantasy¡Hola! Aqui estaré publicando los relatos pertenecientes a los Geschichten Awards. Casa: ASIMOV