Soy Clara

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-¿Clara? Clara... ¡Clara! ¡Despierta mamacita tenemos que ir a la escuela! Quiero ver cuerpos masculinos y deleitarme con ellos, saborearlos como si fueran todos míos ¡Madre mía! De tan sólo imaginarlo se me cae la baba.- Dije limpiando las pequeñas gotas de mi saliva que ya estaban por caer encima de ella, no quería despertar a Clara con la cara llena de mi saliva.

-¿Qué...? Siempre te subes sobre mí  recordandome la importancia de ir al escuela, nunca cambias Florencia.- Me estire como pude sin querer apartarla de encima de mí, su compañía me hacia sentir bien además el tenerla encima mío hacia cada vez que se fueran mis dudas de si me atraían las mujeres o los hombres, estaba muy segura gracias a ella que era bien hetero.

-Como recién te despiertas supongo que no habrás comido nada, ¿Quieres que te prepare algo?- Dijo Florencia con una sonrisa deslumbrante. No entendía como una chica podría estar tan energética a estás horas de la mañana, pero que fuese tan alegre me ponía de buenas.

-Sí insistes no me negaré, vas a ahorrarme el trabajo de hacerme el desayuno.- Le sonreí y me acerqué a morder con un poco de fuerza la punta de su nariz, me aproveche de la situación ya que estaba sentada sobre mí.

-¡NOOO! Hija de tu mamá!- Se levantó rápidamente de la cama mientras daba masajes a su nariz en un intento por calmar el dolor de esta. Camino a la cocina mientras gritaba. -¡Deberías valorarme más y no hacerme daño! Soy la única que tiene una copia de las llaves de tu casa y soy la única que te despierta y además te cocina! Quiero que me chupes los dedos de los pies mínimo.-

Me levanté de la cama buscando el conjunto del colegio, este consistía en una remera a rayas verde oscuro con blanco para las mujeres, y una pollera toda verde oscura, a mí parecer deberían dejarnos usar pantalón largo como hacen los hombres pero bueno, mientras vean y no me toquen nada creo que todo está bien. Me puse el conjunto, mis medias blancas y mis zapatillas negras John Foos mientras me sentaba en la silla que estaba junto a mi cama para poder peinar mi pelo en el espejo de mi escritorio, sonreí dejando mi pelo normal, una de las cosas que no entiendo es el porque despierto tan despeinada cada mañana osea todas las noches me peino pero siempre pasa, a veces odio ser mujer pero tiene sus ventajas serlo. Me perfume un poco con mi colonia sabor a fresas y tome mi mochila bajando a la cocina rápidamente, el olor que salía de la cocina ya había despertado mi apetito.

-¿Ya te arreglaste? Qué rapidez amiga mía.- Se dio media vuelta con una sonrisa y me guiño su ojo izquierdo. -Te ves bonita! ¿A quién vas a conquistar? A mí ya me haz conquistado hace 2 años heeeee, te lo recuerdo para cuando te vuelvas lesbi.

Reí mientras la abrazaba por detrás y apoyaba mi cabeza en su hombro. -Tengo todo arreglado cada noche para al otro día vestirme rápido, no hago como tú que me la paso toda la noche tomándome selfies. -Agarre sus senos por encima de su ropa y moví estos viendo como apagaba la cocina.-

-Clara rompeme en 7 pedazos, soy tuya ah.-

-Preparate mami!-
Solto un gemido agudo y ambas nos echamos a reír por unos momentos mientras dejaba 3 sándwiches de salame y queso bien calentitos en una pequeña bolsita para que comiera en el receso, no me iba a poder aguantar así que me agarre uno de estos y le di una mordida. -¡Está delicioso! Por favor nunca me faltes!-

-Soy tu cocinera, sólo tuya.- Dejo el tenedor encima de la cocina y tomo su mochila tomando mi mano con un poco de fuerza jalandome de está para salir de casa.

-Bueno, bueno, vamos.- Me comí una menta luego de tragar aquel pedazo del sándwich, no había podido lavarme los dientes y la boca me apestaba un poco.

Florencia y yo hemos sido amigas desde hace más de 2 años, ya estamos llegando por el tercero, realmente ella es una de las razones para levantarme cada día, la conocí justo después de terminar con Demian... o eso recuerdo, más adelante les contaré de él sobre Demian, ese día ella empezó a acosarme me seguía siempre pero a una cierta distancia, un día me había cansado de eso ya que realmente estaba mal y quería estar sola y que no me molestarán bueno le grite muy feo, fue la primera y única vez hasta ahora que la vi llorar, se sintío feo por lo que me disculpe con ella y así comenzamos a hablar, al día siguiente nos juntamos en el parque y bueno ¿Qué decir? Nos hicimos mejores amigas, siempre estamos la una para la otra somos lo que la otra necesita para estar completa, sí eso somos, no me imaginaría perderla.

Llegamos al escuela luego de unos 20 minutos de caminata vivía bastante lejos de la escuela pero prefería caminar con Flor antes que tomar un aútobus, fuimos de la mano como siempre lo hacíamos, parecíamos lesbianas aunque no lo eramos bueno... Flor puede que sí pero yo no.
Ingresamos en la escuela, el primer día había dado inicio y se sentía muy bien estar de vuelta, ver todos hablando con todos sus amigos y amigas de las experiencias que tuvieron en el verano, tanta buena vibra ¿Quién podría estar mal?

Entramos a nuestro salón, ya todos estaban tomando sus asientos, sólo quedaban 6 libres por lo cual Flor y yo tomamos los 2 primeros de la 3era fila mientras me acomodaba pude ver a un chico verme, no se veía nada mal la verdad, por lo cuál lo analice un poco a los pocos segundos de sostenerme la mirada se sonrojo, sonreí y me levanté para saludarlo, él también me sonrió mientras se acercaba a mí a paso rápido intente advertirle pero fue muy tarde, cayó al suelo por lo cual no pude evitar reír pero sólo fue un instante hasta que me di cuenta que todos se burlaban de él y ninguno se molesto en ayudarlo, enfadada gruñi y me acerqué hasta donde estaba él, con una sonrisa le estire mi mano para que la tomara.- Buenos días, soy Clara... es un gusto conocerte.-

Los sueños de AugustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora