No importa lo inteligente que seas, si no quieres ver algo, no lo verás. Eso es algo que Dazai Osamu había aprendido por experiencia.
O:
Dazai sabía que no era una buena persona. Siempre lo había sabido. Pero no se permitiría corromper a Atsushi. Si...
Lejos de la carretera principal, en un bar polvoriento no tan popular como lo había sido antes, había dos personas. A pesar de la animada conversación que mantenían, habría sido complicado llamarlos amigos cercanos. Uno de ellos tenía el tono cuidadoso de una bestia atrapada y el otro observaba a su interlocutor, casi escudriñándolo, como un depredador esperando a que su presa cometiera un error.
—La agencia ha estado obteniendo menos trabajo estos días, ¿no es así?
—En realidad no, obtenemos principalmente casos pequeños como investigar asesinatos y robos.— Dijo el otro, tomando un pequeño sorbo de su bebida.
No por primera vez, el hombre, Sakaguchi Ango, se preguntó si esto funcionaría.
Después de la lucha contra la Decadencia de los Ángeles, una vez que todo el caos que casi había destruido a Yokohama finalmente había aminorado, Dazai y él propusieron la idea de reformar su amistad. Ango porque extrañaba el estrecho vínculo que solían compartir y Dazai... bueno, era complicado saber lo que realmente estaba sucediendo en su mente.
El detective no había protestado cuando Ango le pidió que se encontraran en Lupin, pero su tenso comportamiento era prueba suficiente de que todavía había un largo camino por recorrer. Dazai en realidad no habló. No lo hizo excepto para responder a la pregunta de Ango. Esta falta de motivación no fue realmente una sorpresa. Sin embargo, Ango no sabía cómo se las arreglaría para soportarlo.
—Aun así, tuvieron que encargarse de una organización ilegal hace unas semanas.— Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Dazai.
—No tomó mucho tiempo. Ranpo-san encontró su base en un segundo y Atsushi-kun se ocupó de ellos. No tenían ninguna oportunidad.
—No se lastimó, ¿verdad?
Dazai lo miró como diciendo —¿Por qué te importaría? ¿Cuándo se trataba de Odasaku no te importó?— Pero no hizo comentarios.
—Por supuesto que no, Atsushi-kun es fuerte, no saldrá lastimado tan fácilmente. Su control sobre su habilidad es realmente sorprendente, especialmente si se considera el poco tiempo que ha pasado desde que aprendió sobre esta. No todos podrían haber hecho lo que él hizo.
Sería difícil describir la emoción detrás de esas palabras. Durante su amistad, Ango nunca había tenido la oportunidad de escucharla. Sonaba como una mezcla entre orgullo y afecto.
—¿Puedes decirme más sobre él?
—¿Qué querrían los militares con Atsushi-kun?
—Solo tengo curiosidad.
—¿Lo haces?— Preguntó con su habitual tono travieso. Ango notó con sorpresa que no había nada de amargura en este.
—Si te gusta, debe ser interesante.— Explicó.
—Realmente lo es.
Después de esto, la noche transcurrió rápidamente. Ango pudo ver al otro relajarse gradualmente y dejar que una o dos sonrisas genuinas rompieran su descuidada máscara.
Ango inhaló profundamente.
Tal vez todo todavía tenía el potencial de estar bien.
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