"El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse en uno"
Capítulo 6.- Monstruo
19 años antes
—Yuri Fujiki, un gusto. Nos acabamos de mudar justo a un lado. Ella es mi esposa Serena. —El hombre de ojos violáceos y cabellos purpuras con mechas rosas, presentó a su esposa quien poseía unos bellos ojos esmeralda, tez pálida y cabellos azul oscuro con mechas azul claro. Ambos estrecharon la mano de su nuevo vecino tomando turno.
—El gusto es mío, soy Kyoshi Kogami. —correspondió el saludo. —Es un placer tener a personas agradables a solo unos pasos de nosotros.
—Lo mismo digo. Será un placer vivir aquí, es un lugar tranquilo y céntrico. Parece ideal para que nuestro hijo crezca y se desarrolle. —agregó la señora mostrando un poco a su pequeño hijo de 6 años quien se ocultaba tras de ella.
Kogami padre miró al niño con ternura, después volteo para mirar al suyo de 8 años y hacer un ademan par que se acercara.
—Mira Ryoken, por fin tendrás con quien jugar.
Aquel tímido niño y Ryoken se miraron por primera vez. Ryoken le sonrió pero el otro siguió escondido tras su madre.
—Yusaku, hijo, saluda a tu nuevo amigo, anda. —alentó la mujer.
El infante poco a poco salió de la protección de su progenitora, con cierta duda, mirando a todos tímidamente, le estrechó la mano al otro niño.
—Soy Yusaku. —tocó la piel del peli-blanco.
— Ryoken. —el infante la sostuvo con gusto.
Y las miradas engancharon sus inocentes almas para siempre.
Así que ese par se volvió inseparable. Yusaku a veces se escapaba de su casa para jugar con Ryoken en la suya, o cuando llovía muy fuerte y los truenos lo asustaban, siempre podía correr a lado del peli-blanco quién le brindaba esa protección única y que tanto amaba.
En la escuela Ryoken siempre lo había defendido en todos los sentidos, desde el bullying hasta las caídas al suelo provocados por los torpes pies de Yusaku; iban en el mismo colegio y en el mismo salón; regresaban a casa juntos como hermanos de sangre.
En otras ocasiones el más grande se escapaba a casa de su pequeño vecino para enseñarle sus comics o alguna nueva tecnología. Las pijamadas eran una cita de casi todos los días y los padres lo sabían sin intermediar por el hecho, simplemente serían los mejores amigos.
Pero cuando todo iba de maravilla, un hecho cambio la vida de todos para siempre.
Había sido en un invierno, una pacífica noche antes de las fiestas decembrinas. Los padres del pequeño Yusaku habían salido por las compras de último momento, emocionados por los regalos y por los adornos...
Nunca volvieron.
Asistencia social
—Pero debe tener algún otro pariente. ¿Ya buscaron en todo el expediente Fujiki?—inquirió exaltado Kyoshi a la trabajadora social.
—Los Fujiki llegaron a Japón por primera vez cuando el señor Yuri obtuvo su nuevo empleo aquí. Tienen algún pariente en Arabia, pero es como buscar una aguja en un pajar.
