¿Por qué en esta vida nunca te quedas con el ser que amas?
Dicen que Dios es celoso, y que no tienes permitido amar con tanta intensidad a nadie más que a él; es por eso que si amas a alguien con toda tu alma, llegará el día en que se presente alguna situación y Dios te lo quite.
El Dios que conocemos, el bondadoso Dios que provee y es padre de todos; bueno ¿será que no es más que un ser egoísta?
Capítulo 3.- Egoísta
-Hospital Tenjou-
Yusaku miraba a la nada sentado desde la camilla en su cuarto privado, su rostro reflejaba derrota y depresión.
Ahora todo se encontraba en calma, se recuperaría lentamente después de haber sobrevivido a la cirugía pero extrañamente se sentía sin vida.
La bala era real, ese sujeto realmente había intentado asesinarlo; comprendía entonces por qué la desesperación de su suegro cuando recién se enteraban de las locuras de ese sujeto, y ahora...ahora tenía atrapado a su Ryoken entre sus garras con intenciones de casarse para llevárselo lejos.
Ryoken también estaba ahí, sin decir nada, pelaba una mandarina para dársela al estudiante. Le entregó un gajo muy bien pelado, pero Yusaku lo rechazó ladeando la cabeza.
—Vamos, debes recuperar fuerzas.
No tenía ganas de nada, solo había una idea que martillaba su cabeza.
—Por favor, Ryoken, huyamos. —por fin se lo había dicho.
El oji azul estelar se impresionó unos segundos por dicha proposición, su corazón se sintió oprimido, entendía el miedo que sentía su novio pero también lo peligroso que eso implicaba.
Desvió la mirada.
—Nos encontraría.
Yusaku se mostraba desesperado, negó con la cabeza varias veces y habló en tono suplicante.
—No, no nos encontrará si nos vamos ahora. Nos iremos a un país de tercer mundo, o a Rusia, o al polo Norte si es preciso, pero juntos, Ryoken. —tomó con fuerza la valiosa mano de su pareja haciendo caer el alimento al suelo. Sus ojos brillaron en determinación. —Vayámonos.
—Yusaku...
Ryoken sentía pena por ellos mismos; ojalá pudieran huir ahora, pero solo bastaba con fijarse en la herida grave que su amado sufría en ese momento para pensarlo dos veces. Takeru no se andaba con contemplaciones, la próxima vez, no fallaría y perdería a Yusaku para siempre.
Yusaku también iba en serio. Kogami hijo admiró esa determinación, sin embargo nunca en su vida se había sentido tan atrapado como en ese momento. Por un lado quería desafiar a la muerte y largarse lejos junto a la persona de la que estaba enamorado; pero por el otro, precisamente por amor, es que tenía que protegerlo a como diera lugar. Sabía que Yusaku era muy terco, se atrevería a tomar decisiones alocadas en esos momentos desesperados y Takeru estaría listo para aprovecharse de eso.