•P r ó l o g o•

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Me giro y lo veo, está sentado en la blanca arena de la playa. Parece que admira las vistas del mar.

Sé que no quiere verme, y lo entiendo. Yo haría lo mismo. Pero necesito hablar con él sobre esto, sobre  él y yo. Me quito mis zapatillas y las cojo en mi mano, comienzo a andar pensado en qué decir sin que se vaya sin hablar conmigo.

—Hola- digo cuando estoy detrás de él. No contesta y me siento a su lado, separada por algunos centímetros y por una mentira proveniente de mí misma. Tan lejos y a la vez tan cerca.

El cielo está pintado de unos bonitos tonos naranjas, rojos y amarillos. Dentro de un rato comenzará a oscurecer y la luz quedará atrás.

—No debí mentirte- hablo de nuevo, esperanzada de que conteste algo.

—¿Eso crees? -cuestiona en un tono suave. Tiene una paciencia infinita, y creo que yo acabaré con ella algún día.

—Sí, lo siento mucho. Sé que no... - me callo, no sé que decir, lo he hecho mal y ya. No soy fan de las excusas ni de las justificaciones.

Yo lo estoy mirando, pero sus ojos no me miran a mí, siguen clavados en el mar turquesa que se encuentra frente a nosotros, calmado, sin olas.

—¿Qué sabes?

No contesté. Antes no sabía nada, solo me iba a justificar. Pero me he dado cuenta de que sí se algo:

—Sé que te quiero.

My Summer DecisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora