•C a p í t u l o 1•

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Acaba de empezar el verano. Después de acabar mi penúltimo año de preparatoria sin suspender. Ahora mismo todos los jóvenes estudiantes (incluyendo a mis amigas) estarán haciendo sus planes de verano, es decir, planeando sus viajes, fiestas y pijamadas.

A decir verdad, yo podría ser una de ellas, pero sin embargo estoy esperando a mi próximo tren destino a "Los Ángeles". "Wow pero eso debe ser genial ¿no?" No si es para quedarte en una urbanización pequeña en la que solo habitan ancianos no muy tolerantes por decirlo así.

Aunque no todo es malo, en esa urbanización vive de mi mejor amiga, a la que por desgracia, solo veo en verano.

—Vamos, ya está ahí el tren- me avisa mi madre.

Mi madre. Jocelyn Cooper. Está totalmente loca. Sin su medicación, es tan controladora que no me deja ir a comprar el pan. Sin su medicación, es tan bipolar que cuando hemos estado viendo una película, no sé porqué razón, me ha regado de palomitas a propósito. Incluso algunas veces, cuando he llegado de algún lado, me ha pegado, así, porque sí. La suelo aguantar porque al final, es mi madre. Por si fuera poco, sus amigas son igual de desequilibradas que ella, y siempre están haciendo cosas raras o yéndose a lugares extraños, dejándome así, sola. No es que me moleste, pero no puedo vigilar que tome su medicación si se va.

—Voy.

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Siento una mano que me hace sacudir me un poco en mi hombro.

—Despierta. Ya hemos llegado.

—¿Qué? Ah.

Abro los ojos y miro a mi alrededor, no hay muchas personas que han venido a esta estación. Solo salimos del tren cinco personas, mi madre y yo.

Tenemos suerte de que la estación esta a unos quince minutos andando de nuestro apartamento, así que no tendría que cargar con mis maletas durante mucho trayecto.

Mi apartamento está en una urbanización muy tranquila, hay tres edificios en ella, de unos ocho pisos y tres viviendas por planta. Por fuera de la urbanización, nos rodea una valla de piedra no muy alta. Los edificios son blancos, con toques modernos; como las ventanas, y las terrazas de los edificios.

—Entra.

Mi madre ya había abierto la puerta de la valla que rodeaba los edificios. Y entro con algo de dificultad al llevar las maletas.

Todo está igual, tal y como lleva estando estos 12 años que llevamos viniendo cada año. Sin falta. En la primera panorámica que echo lo veo todo, como todos los años. Justo delante de mí hay un camino de piedra que a la mitad se separa en tres caminos, uno para cada edificio. El camino está rodeado de un césped verde que se corta a menudo. El primer camino que me encuentro a la derecha es el del edificio en el que está mi apartamento. El camino de al lado es el que lleva al edificio donde viven los más "ricos" por así decirlo, pero en verdad todos los que tenemos apartamentos aquí tenemos buenas posiciones sociales. De la mayoría de apartamentos sus dueños son ancianos, pero de vez en cuando, algunos veranos, sus hijos y nietos vienen a pasar las vacaciones. Y en el último edificio, el 3, es donde vive Becca.

Llegamos a la puerta de mi apartamento después de abrir la que lo "protege" debo decir, que siempre me ha puesto nerviosa tener que abrir tantas puertas.

Como nuestro apartamento es un bajo, no tenemos que subir escaleras, y eso también me facilita el hecho de no escalabrarme cuando me escapo por la ventana.

Mi madre abre la puerta y se aparta para que yo pueda entrar, tenemos un pequeño vestíbulo en el que tenemos la alfombra más fea que se puede imaginar, y un mueblecito para guardar ciertas cosas que podemos necesitar a última hora cuando salimos del apartamento.

My Summer DecisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora