2._Inmortal.

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Alucard solo la dejo herirlo para después desensamblar su cuerpo  y extender ante ella una sombra amorfa llena de ojos viéndola fijamente. La mujer quedó atónita, aterrada, no pudo moverse.

—¡Alejate de ella sucio vampiro!— le gritó uno de los niños.

Era un chico de unos diez años blanco nivea, con los ojos azules y el cabello rubio. Portaba un rifle con el que le estaba apuntando directamente a Alucard. Pese al aspecto del vampiro aquel niño no se veía impresionado. Tras él llegaron otros dos. Uno de ojos verdes y otro de ojos bicolores. De inmediato se ganaron la atención de Walter quien, sin esfuerzo, hizo de las armas de esos niños pedazos con la ayuda de sus hilos, pero eso no impidió que el mayor tratara de golpearlo, sin éxito. El joven sólo le puso la mano sobre la cabeza al niño y lo mantuvo a distancia. Ahí quedo el chico, aleteando como un pollito que trata de volar.

—Ya basta— le dijo Walter y le arrojó el humo del cigarrillo al rostro antes de empujarlo y hacerlo caer de espaldas.

—¡Déjalo en paz!— exclamó la muchacha con rabia y furia.

Walter la miró un instante y Alucard se aparto de ella, para volver a su ataúd diciendo que desde ese punto él (refiriéndose a Walter) se encargaría. 

— Asi que usted es la antropologa francesa— comentó mientras encendia otro cigarrillo con el que se extinguia— Esperaba una mujer con gafas y los labios rojos.

— Asi que tu eres el perro de la corona británica. Esperaba un hombre insípido y estirado—le  contesto la muchacha.

— Mademoiselle Babette tiene carácter— comentó con sarcasmo y arrogancia—Nos recogeran a dos horas de aqui en...

— ¡Yo no me voy!— lo interrumpió Babette poniéndose de pie mientras contenía la hemorragia en su hombro— No me ire de este lugar...

Walter, en un móvil rápido, se paro tras ella y la golpeo en la nuca. Hizo lo mismo con los niños que quedaron tirados en el piso inconscientes. Fastidiado puso a la mujer en su hombro y se dispuso a salir por la ventana, pero no pudo avanzar. El cuerpo de esa mujer se torno tan pesado que terminó con una rodilla en el suelo.

— Hay algo en este lugar— le dijo la voz de Alucard y uno de sus ojos apareció en la tapa del ataúd.

—¿Qué es?— preguntó Walter apenas, pues trataba de quitarse a esa mujer de encima.

—Druidas...Magia celta— le dijo el vampiro justo cuando su compañero arrojaba a la mujer al suelo.

— Se supone que esta mujer estaba colaborando en una investigación de un antropologo alemán que renuncio al partido nazi, pero no nos dieron más detalles salvo que su vida e integridad son prioridad.

— Sus asuntos políticos no me interesan— manifestó Alucard— La mujer esconde algo que no le permite abandonar el lugar.

— Bien, vamos a averiguar de que se trata- musito Walter y se encaminó por ese pasillo que veía Alucard.

A simple vista no había algo extraño, pero a medida que avanzaba comenzó a sentir bastante frío y al doblar a la derecha se encontró con una puerta oscura totalmente escarchada y en la que destellaban unas runas. Con sus hilos corto la puerta y lo primero que vio fue un bloque de hielo en cuyo interior habia un hombre de traje escocés. Sin temor, Walter, entró en aquella cámara frigorífica y se quedó parado ante tan insólito objeto.

— Si sabes como destruirlo, hazlo de una vez— dijo una voz femenina a sus espaldas— Pero si intentas sacarlo de aquí...te mataré— le advirtió Babette, apuntando a él con un revolver.

Walter se giró a la muchacha y la miró con desprecio por la amenaza expresada, pero también le sorprendió ver lo rápido que se repuso de su golpe.

— Él no puede caer en manos de los nazis, pero tampoco se lo daré a los británicos— declaro la muchacha que apenas era capaz de permanecer de pie apoyada en la puerta.

—¿Quién es?— le preguntó ignorando lo dicho por ella— Será mejor que colabore o podria...

— Su nombre es Highlander— respondió la mujer guardando sus intenciones— Él último inmortal...

— ¿Inmortal?— repitió Walter y dejo caer la cola del cigarrillo para aplastarla con el zapato.

—Los nazi lo encontraron en una expedición a Escocia. Está vivo, pero no puede despertar. Mi maestro era el encargado de estudiar este espécimen y develar el secreto de su inmortalidad, pero al descubrir el propósito de su investigación
decidió desertar pidiendo mi ayuda para ponerlo lejos del alcance de los alemanes. Estuvieron experimentando con su ADN. Esos niños son un proyecto que tampoco pudimos dejar en poder de esos monstruos.

—¿Un inmortal? Suena difícil de creer— le dijo Walter pateando el costado del monolito, mientras metía las manos en los bolsillos.

—¿Dificil de creer?—repitió Babette— Es raro que digas eso considerando tu trabajo.

Walter la miró nada más y ella bajo el arma, pues la verdad no estaba cargada. No tenia más municiones y no podía abandonar ese lugar. Su única esperanza era que ellos la libraran de esa cosa, pero era muy poco probable que eso pasara.

Pensaba en eso cuando sintió, sobre su hombro, algo tibio y húmedo. Babette miró a su costado descubriendo a un sujeto alto, de cabello negro y gabardina roja reclinado sobre ella, lamiendo su herida. Su primer impulso fue escapar, pero no llego lejos. Aquel sujeto la atrapo entre sus brazos y continúo haciendo lo que hacia.

— Te recuerdo que ella es la misión no comida, Alucard.

El miedo era una reacción habitual. El miedo y la indignación también, pero esa muchacha lo miraba con una mezcla de odio y desprecio. Eso no era tan común.

—He estado sediento mucho tiempo...

—¡Ya déjala!— exclamo Walter y Alucard la soltó, aunque solo porque quiso.

Babette se aparto de él de inmediato y él puso su atención en el hombre en el hielo.

—Asi que este es el que quedó— dijo el vampiro con una sonrisa perturbadora— Highlander...

—¿Lo conoces?—  preguntó Walter fumando un cigarrillo.

—Oi de él hace mucho. Tenían una pelea— Alucard siguió hablando de eso mientras Babette se quedó mirando al vampiro y recordando lo que su maestro le dijo.

Discretamente se aparto de ellos y volvio con los niños, pero entonces una explosión sacudió el edificio.  

La mujer que odiaba a los vampiros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora