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Mi respiración no se reguló al llegar a casa, mucho menos cuando saqué del cajón de mi cama las hojas blancas y un lapicero. Debo estar loca al querer iniciar una guerra que ni siquiera estaba segura que fuera a ganar. Me arrepentiría después.

Querido extraño:

Nunca he estado en mis 5 sentidos, así que cualquier cosa que haga o diga, no siempre es lo que quiero. Sin embargo, si se trata de escribir, soy muy sincera. Mi lado racional suple a la locura que mi cuerpo retiene y de ella salen palabras con sentido. Más del que mi vida tiene, tenlo por seguro. Nuca creí que algo me afectara después de tanto tiempo, y hoy logro corroborar que si es posible. No sé si estoy haciendo lo correcto, pero, una cosa he de aclarar. Necesito repuestas, pues mi vida un enredo de preguntas ya es. No quiero más interrogantes, así que, si eres real, necesito respuestas a todo, aclarar mi nube gris que llevo cargando, pues de ella solo llueven vagas ilusiones y realidades alternas. Yo necesito pruebas de que se puede vivir aun siendo una mierda de persona. Así que, si crees poder conmigo, responde esta carta. No soy de enviar correspondencia, pero digamos que te pongo a prueba.

Y aquí va mi primer gran interrogante. ¿Qué pasa con la vida? ¿Acaso no ve que quiero ser feliz?

Hasta pronto.

Nicole.

La mano no paraba de temblarme al terminar la carta. Es cierto que no debía precipitarme a hacer estas cosas en mis crisis, pero, me arrepentiría más si no lo hacía. ¿Qué más da? No tenía otra cosa que perder, más que mi vida. Deseaba hacerlo, si aquella chica había terminado por su ayuda, ¿Qué más daba que me ayudara? Solo era un extraño, no podía salir más herida de lo que ya estaba. No podía alejarlo aunque quisiera.

-espero que algo bueno resulte de esto.- doblo el papel en 4 y al reverso escribo la dirección que decía la nota. Solo debía dejarla en la entrada, la acomodarían con la correspondencia del desconocido y listo. Escalofríos. Si. ¿Cómo se supone que viva tranquila ahora que sabía que estaba cerca de mí?

Alejo estos pensamientos absurdos, las crisis habían parado, y mientras más estabilidad tuviera, menos correría el riesgo de que me atacaran en la facultad o el trabajo. Salgo de la casa dirigiéndome hacia la entrada del edificio, sonrió hacia la señora Mónica y le muestro la carta.

-hola señora, buenas noches, han dejado esta correspondencia en mi casa.- señalo la carta.- ¿podría dejarla donde corresponde?

-oh querida, debe haber sido error de mío.-Toma la carta y ve la dirección un poco confundida.

-¿pasa algo?- respondo con duda. Sabía dónde quedaba el departamento, sabía que estaba a 3 puertas de la mía. Lo que no quería ere verle. Saber cómo era, lo haría más difícil.

-nada querida, está cerca de ti, ¿Por qué no le dejas esto en su puerta?- me mira inexpresiva y alzando sus cejas.

-s-solo se me hacía inoportuno molestarle cuando no lo conozco, pensé que usted...-dejo la oración en el aire.

-no querida, soy muy vieja para subir y bajar, tal vez deberías hacerlo tú.- se voltea hacia su puerta y la cierra de tajo. Perfecto. Tendré que lidiar con esto sola. Subo nuevamente las escaleras resignada, aun con la carta medio arrugada entre mi mano. Sigo por el pasillo, donde veo el número 750-4. Suspiro pesadamente antes de dejar la carta por debajo de su puerta. Doy media vuelta y me adentro a mi departamento, mañana será un mejor día.

Perfect Stranger.Where stories live. Discover now