Tomorrow

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Era temprano, aun el sol no se ponía bien, deje escapar un ligero bostezo y me estire como si fuera un chicle. Tome mis pantuflas de Homero y me fui directo al baño. Al momento en el que el agua helada cayó sobre mi cabeza me desperté por completo. Era lunes. No quería ir al instituto con este problema del tamaño del mundo, la vida se me había arruinado, si solicitaba un cambio de colegio mis padres de ninguna forma lo aceptarían, porque quieren asegurarse de que este en las mejores manos de todo Texas, el mejor instituto elite “HETI”(High Elite Texas Inc.) era muy caro, pero mi padre podía permitírselo gracias a sus empresas internacionales. Salí de la ducha y tome mi cepillo de dientes azul, puse un poco de pasta y comencé a cepillar.

Mi tocador estaba impecable gracias a Doña Lucero, era la típica señora mexicana, solo que con papeles. Tenía con nosotros desde hace 6 años, era chonchita con canas en su cabello negro y chaparrita, cocinaba muy delicioso, y siempre me tenía mi desayuno, al que solo daba 3 mordiscos antes de irme.

Tome el jumper azul marino del instituto, que llevaba el sello obviamente, y la camisa blanca a juego, y baje corriendo las escaleras, ni tiempo me dio de secar mi cabello cuando Cody toco el claxon, que indicaba que faltaban diez minutos para las ocho, si me atrasaba llegaría tarde y de castigo tendría que ordenar los libros de la biblioteca por alfabeto. Con los zapatos en mano volé hasta la puerta y de paso tome el hot-cake y lo hice taco, brinque al automóvil, me puse mi sudadera negra y este se echo a andar. Utilice el gorro capucha de la sudadera para camuflarme y pasar desapercibida. Todo iba bien no había visto a ninguno de sus verdugos por aquí, así que iría hasta mi locker y sacaría mis libros, hoy sería un día normal. Tenía química, algebra, relaciones sociales, y además tenía que buscar a Caroline ya que le preste mis apuntes, de seguro ya había llegado tenía su locker en frente del… mío. Lo vi, recargado en los lockers de enfrente, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí mirándome pero no me gusto nada. Me volví para no mirarlo y esperar a su ataque, pero no, ni una palabra, nada. Me fui como si nada, y me sentí aliviada ya llevaba diez metros lejos de él, así que decidí mirar, para mi suerte iba cinco metros detrás de mi caminando, maldición, estaba siguiéndome, doble a la derecha y me eche a correr como loca, baje las escaleras de dos en dos y seguí corriendo, hasta que me estampe con Caroline, las dos nos caímos al suelo y mientras la ayudaba a levantarse mire a todos lados esperando a ver un Russell, pero nada así que la metí a fuerzas al baño de chicas mientras me exigía una respuesta a su ¿Qué sucede?.

-¿Qué demonios pasa? ¿Por qué corres como chiva loca?- Me tomo de los hombros y me obligo a mirarla. Ese día iba linda, nunca dejaba su melena rubia suelta, y hoy sí, eso era demasiado sospechoso para mí. -Estoy metida en algo muy profundo o en alguien más bien…-Me recupere de los jadeos y moje mi cara para refrescarme mientras ella me miraba atónita. -¿Quién? ¿Las chicas de último año? ¡Por favor Holl! Ambas sabemos que les pondrías una tunda si se metieran contigo, además yo te ayudaría ¡lo sabes!-Saco una toalla húmeda de su bolso y me seco el rostro. -No Carr, ellas no, con ellas me llevo bien, me metí con un chico, bueno el se metió conmigo, yo ni siquiera quise llamarlo marica, pero es que, me lanzo una botella de cerveza en la cabeza y ¡mira!- Me agache para que pudiera examinar mejor la cicatriz de la herida.- Y… Demonios no se qué hare ahora, me estaba vigilando por eso corrí y bueno aquí estoy, ¡no se qué hacer!- Me senté en el suelo conteniendo las lagrimas que por orgullo no derrame por la noche. -Mujer, has hecho bien, ese imbécil no tenia que lanzarte la botella, y si te persigue solo lo volvemos a golpear y listo.- Sonrió creyendo que ese comentario me quitaría el miedo que sentía pero no fue así. –Ahora vamos a decirle que te deje en paz de una buena vez.- Comenzó a caminar hacia la puerta para salir. -Fue Russell Rossati… -Caroline se paró en seco y me miro con los ojos como platos. Abrió la boca para decir algo pero se le fue la voz, estaba claro que estaba igual de aterrada como yo. -Holly Saxton.- Susurro gritando, me tomo por los hombros y me llevo hasta el fondo del baño, como si pudiera escucharnos alguien.-¡Qué demonios! Ese bastardo tratara de arruinarte la vida en el instituto y me quedare sin amiga, pero aunque me cala el miedo en los huesos, hiciste bien.-Me dio un abrazo tan fuerte que deje de respirar.

-Estoy jodida, pero mejor evitemos este tema que me tiene mareada… -Tranquila cariño, no se atreverá a tocarte, ¡sobre mi cadáver se arranca un pelo! Así tenga que renunciar al amor, te voy a proteger.-Me tomo de la mano y recordé porque la adoraba, pero… ¿Como que renunciar al amor?

-Lo sé Carr y te lo agradezco, pero ¿Cómo que renunciar al amor? Acaso tu estas…?-Caroline trago saliva y miro al techo, algo estaba ocultándome. -¡¡¡NO JUEGUES!!! En la vida…Holl te juro que iba a contártelo cuando fuera algo oficial, pero ahora que lo es, no tengo porque esconderlo.- Me deslumbro con su sonrisa y me susurro al oído.- Estoy saliendo con Gill Stanley. Me tape la cara con las manos, no podía ser cierto, mi mejor amiga saldría lastimada por mi culpa, por no dejar las cosas como estaban, diablos, tenía que arreglarlo de alguna manera, aunque no me gustaba mucho que saliera con ese Casanova babaloca. -Demonios Caroline, lo he jodido, lo siento de verdad, ¡ya verás cómo lo arreglo!- Salí disparada fuera de los sanitarios en busca de una solución. Primera hora de clase y nada, no se me ocurría nada mejor que Caroline no se juntara con migo, pero no lo aceptaría, tenía que hacer algo, muy rápido si quería que Caroline conservara su corazón intacto, porque si ese Gill la lastimaba, no estaría contra uno en esta batalla, sino con dos. Por suerte no tenía ninguna clase con ese brabucón, ese fue un punto bueno para mí. Termino la tercera clase y el aula quedo vacía, cruce los brazos en la mesa y me recosté un rato, estaba exhausta esto había sido mucha acción para una chica de dieciséis años. Desperté y me sobresalte al ver que me había quedado completa mente dormida, sacudí la cabeza tome mi bolso y cuando iba bajando las escaleras, vi al mismo Satán recargado en la puerta mirándome, se me doblaron las piernas y perdí el conocimiento mientras rodaba escaleras abajo.

I'm not sorry I met you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora