Un experimento

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🧠👥

—¿Está listo, Señor Jeon? —preguntó el médico, que en una maraña de pelo castaña lo veía fijo tras su computadora. La oscuridad del cuarto volvía, en reflejo con la bombilla de luz al otro extremo, sus lentes brillosos. No se podía ver mucho de sus ojos.

El mencionado, Jeon Jungkook, mirando fijo el techo de aquel consultorio clandestino, asintió lento con la cabeza recostada en la camilla, ya que no podía hablar ni moverse mucho por los extraños artefactos a los que estaba conectado. Por la anestesia local no sentía mucho, pero había percibido exactamente cómo se le había introducido un pequeño cable de conexión por su oído izquierdo, que se había enganchado a algo muy dentro de aquella cavidad.

—Bien, no dolerá mucho. Se supone que no debe doler mucho —explicó el médico—. Sólo se sentirá aturdido cuando la onda eléctrica choque con el tímpano. Le picará la garganta, eso sí. Pero tendrá que estar muy concentrado y no moverse, que es en los lapsos cortos entre una descarga y otra que podrá recuperar sus recuerdos. Usted sólo dígalos y yo iré anotando lo que diga. ¿Está bien?

Jungkook, con el cabello largo y negro mal cortado —con todo el desastre de la Ola R20 se había quemado un poco, y era alguien más quién le cortaba el pelo, si sus recuerdos no fallaban, y lo hacían— volvió a asentir, sintiendo un poco de tensión, incluso temor. Pero la convicción que le había llevado a aceptar la propuesta de este extraño doctor, hacía ya un mes, aún no se desvanecía.

Jeon Jungkook debía recuperar los recuerdos del último año. Y si ese científico loco, que después del R20 había averiguado una manera, él lo probaría ciegamente. Aunque sonara irresponsable, no podía seguir viviendo de la manera que lo estuvo haciendo los últimos meses.

La ola R20, como había decidido llamarle el gobierno, se trataba de la caída del asteiode YZ20 en la superficie terrestre, hacían ya 5 meses. Pasó a llamarse R20, porque este curioso meteorito, al golpear la tierra, liberó una onda de radiación tan fuerte, que pareció provocada por una bomba atómica. Originalmente, había caído al sur del continente europeo, pero la onda expansiva golpeó todo el globo terráqueo en su extensión, y eso fue desastroso. Si los daños en Corea del Sur, asia, habían sido tan extensos (corte de luz indefinido en el país, daños en la corteza cerebral colectiva —su caso— y gente muriendo de enfermedades autoinmunes por doquier), no se podían dimensionar los daños de Europa. La humanidad estaba experimentando una tragedia sin precedentes, y los gobiernos no habían podido hacer mucho en lo que iba del nuevo año.

Jungkook se habría considerado afortunado si una mañana despertara y a duras penas recordara su nombre. Habían sido semanas duras. Él sólo había despertado un día, en un apartamento que no reconocía, en una ciudad que no reconocía, con un mareo sin precedentes. Recordaba que había nacido un primero de septiembre, en Busan. Recordaba todo hasta los 22 años. Pero lo que implicaba saber cómo el último año se había mudado a Seúl, había cumplido 23 y se había mudado a un apartamento con cosas de alguien más, representaba una gran y oscura laguna en su memoria.

Y si todo había sido raro hasta ahí, luego se pondría peor al reconocer objetos suyos en el lugar y objetos de un segundo ser humano que nunca volvió a casa. Los primeros días buscó como loco alguna billetera, alguna fotografía que orientara con quién rayos parecía vivir. Quién era el dueño de todas esas cosas.

Y por qué no volvía.

Las noticias orientaron un poco la situación. Después de oír la radio y leer artículos en internet, entendió un poco más lo que sucedía, y decidió ir al médico. Amnesia global transitoria debido a la radiación del R20. Daño en la corteza del lóbulo temporal, en el lado izquierdo. Por lo tanto, problemas de memoria.

Fragmentado «KookTae»©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora