Capítulo 7

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Mew logró convencer a Gulf de que lo acompañara a su casa con el pretexto de que lo ayudara a ponerse hielo en el hombro lastimado, ya que supuestamente no podía hacerlo solo. Su victoria interior fue solemne cuando lo vio asentir con un suspiro derrotado.

Podría jurar que casi se le escapó una lágrima mientras fingía un dolor insoportable para convencer al joven. Estaba orgulloso de su actuación.

Sin embargo, toda esta manipulación tenía un buen propósito. Simplemente quería ayudarlo, al menos con un plato de comida. Sus artimañas jamás tendrían un fin malvado.

Antes de ir a la casa de su enérgico y un tanto entrometido vecino, Gulf se quitó la sudadera negra. La presencia de Mew lo hacía sentir incómodo con su ropa manchada de sangre ajena, algo que normalmente no le molestaba. Pero Mew... Mew era un caso especial, alguien que tocaba una fibra dulce y vulnerable en su corazón. Sentía una necesidad constante de protegerlo de todo mal. Mew era un joven lleno de vida y color, con una sonrisa pura y un corazón bondadoso. La desesperación de querer mantenerlo dentro de esa pureza inocente y pícara lo abrumaba.

Gulf sabía que debía obedecer a su subconsciente y mantenerse limpio cuando estaba a su lado, presentarse impecable ante sus ojos. Sentía que no merecía estar siquiera cerca de él; se sentía demasiado sucio mientras veía a Mew tan puro. Esa sensación de no ser digno lo invadía cada vez que Mew estaba cerca, y lo impulsaba a querer ser mejor, a proteger esa luz brillante y vulnerable que Mew irradiaba.

En el fondo, Gulf anhelaba mantener esa distancia para no manchar la inocencia de Mew, pero también se sentía irremediablemente atraído por su bondad y alegría, sin mencionar la atracción física intensa que le causaba desde que lo vio por vez primera. Era un dilema constante entre el deseo de tener a Mew y el miedo de no estar a la altura de su pureza.

No importaba que tan enfermo se escuchaba eso; incluso le resultaba aterrador que sus manos asquerosas pudieran tocar su preciosa piel.

Se quedó con una remera de manga larga azul que tenía debajo de la sudadera. Se remangó hasta los codos y suspiró, pensando en su cama. Silenciosamente, se quejó de dolor y cansancio, pero los ojos emocionados de Mew, dirigidos a él, hacían que le fuera imposible negarle cualquier petición, siente que si se entregase a él será gobernado irremediablemente.

Salieron de su residencia, con Gulf siendo guiado hasta la casa vecina. Mew hablaba enérgicamente y le sonreía con tanta emoción. El menor solo le devolvía la sonrisa, respondiendo con una o dos palabras, mientras lo escuchaba atentamente, una parte de él seguía pensando que no era buena idea. Pero su niño interior estaba emocionado por visitar por primera vez la casa de un "amigo".

El corazón de Gulf quedó maravillado con el ambiente familiar de la casa; era tan cálida y acogedora. Había retratos familiares con sonrisas cariñosas, y le dolió el pecho al desear un poco de eso. Sin querer, envidió la vida ajena, y la culpa cada vez se sentía más pesada. Aunque su padre desfrutaba de la basta riqueza que él mismo había ayudado para que lo obtenga, Gulf vivía en una habitación pequeña, y se le negaba muchas cosas, Gulf obtenía solo los justo, y no alcanzaba para cubrir lo necesario.

Se dirigieron a la cocina y, esta vez, era Gulf quien seguía a Mew. Apenas entraron, sus ojos se abrieron de par en par al notar la cantidad de alimentos que había por todos lados. Donde miraba, tenía comida al alcance de la mano, había canastas llenas de frutas de diferente variedad en el centro de la mesa, apetitos panes en la panera y frascos transparentes de resguardaban deliciosas galletas con chispas de chocolate. 

Para alguien que siempre andaba con hambre, esa cocina era el paraíso.

Cuando el mayor abrió la nevera, Gulf tuvo que tragar el agua que se le acumuló en la boca, ni en la casa de su padre pudo ver tanta comida, y su estómago exigió comida con un ruido vergonzoso, llamando la atención del dueño de la casa.

Mi razón de vivir (MewGulf) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora