Capítulo 4

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Ya pasó una semana desde que llegué a Seúl, mis padres y el señor Hu solo hablan de la boda y negocios, gente viene y va, pocas veces han tomado mi opinión acerca de lo que quiero y prefiero que sea así. Hyeon pocas veces se aparece en el día, normalmente nos vemos en el desayuno y en la comida, que es cuando comemos todos juntos. La verdad no hay mucho por hacer aquí, a veces bajo a la piscina un rato, otras veces leo un poco, práctico un poco de baile en el salón de fiestas de la casa, pero me siento como un león enjaulado.

Uno, dos, dos, tres, cuatro, cinco fouetté.

- Vaya, es hermoso - Una figura masculina se asomaba por la puerta. 1.85. Cabello castaño, piel ligeramente bronceada, nariz pequeña y ojos rasgados. Vaya jamás imaginé que los coreanos fueran guapos.
Paré de golpe al escuchar su voz, agarre la toalla para secarme el sudor de la cara.

- Gracias - Me acerqué un poco a él - ¿Y tú eres? - Supuse que era de la familia de Hyeon, pues hablaba el español perfectamente bien.

- Me llamo Jin-Tae, puedes llamarme Jin - Extendió su mano en forma de saludo, le correspondí.

- Lucía - Alcé mi cara para verlo. Realmente era guapo. Sonrió de lado y una fila de dientes color perla aparecieron.

- Entonces tú eres la futura esposa, es fascinante conocerte al fin - Traté de jalar mi mano para soltar su agarré, pero solo logré que se hiciera más fuerte.

- Si, soy la futura esposa. ¿Y tú eres? - Repetí la pregunta, ahora en un tono más serio.

- Que falta de educación la mía - Soltó mi mano. - Soy amigo de toda la vida de Hyeon, nos conocemos desde los 3 años, su padre y mi padre tienen negocios juntos ...

- ¿Y por qué sabes español? - Lo interrumpí un tanto curiosa.

- Pues tu querido prometido no quería tomar clases de español solo, así que nos obligaba a asistir a clases con él. - Levantó sus cejas y me analizó de pies a cabeza - Si que eres bella - Posó sus ojos en mis senos, haciéndome sentir incómoda, me tape con la toalla disimuladamente. No era un buen día para usar un leotardo tan pequeño.

- ¿Nos? - Me puse encima el suéter cinco tallas más grande que la mía, con el que había bajado al salón.

- Si, a mi, a Dong-sun, a Kuyng, a Young y a Sun-Hee. Todos íbamos a clase de español, para que tú prometido pudiera comunicarse contigo cuando al fin se conocieran. ¡Que suerte la suya! - Sacudió su cabeza.

-¿Suerte?- Alcé la ceja

- Bueno si, eres muy bonita y al parecer muy talentosa - Mostró una gran sonrisa dónde asomó un hoyuelo en su mejilla derecha.

- Pues gracias - Me limpie el sudor con la toalla.

- ¿Jin? - Asomó Hyeon por la puerta - ¿Que haces aquí? - Se acercó hacia nosotros. Con una mirada fría me analizó de pies a cabeza - ¿Por qué estás en mallas? - Frunció el ceño

- Estaba practicando mi fouetté - Era la primera vez que me dirigía la palabra desde que estuvimos juntos en la camioneta.

- Y resulta que es muy buena - Jin posó su codo en mi hombro, voltee un poco molesta. Cuánta confianza.

- ¿Se conocen? - Señaló en ambas direcciones

- Me acabo de presentar - Jin alzó la cara orgulloso

- Bien - Hyeon jaló el brazo de Jin, haciéndolo caer de mi hombro - Ve a cambiarte - Señaló en dirección a la puerta.

- No he terminado - Solté molesta. Hyeon agarró mi muñeca, haciéndome salir por la puerta. - Me estás lastimando ¿Que te pasa? - Zafé mi brazo de su agarre.

- Ve a tomar una ducha y cámbiate - Acercó su fría cara a la mía. - Si vas a ser mi esposa, debes de obedecer a lo que te digo y vestir propiamente. - Su tono de voz comenzaba a asustarme.

- Como sea - Volteé mis ojos, no podía pelear con él, no podía arruinar los planes de mis padres. Me di la media vuelta en dirección a mi cuarto para quedarme ahí toda la tarde. Lo odiaba tanto, odiaba el hecho de que se sintiera mi dueño, odiaba tener que casarme con alguien así.

Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora