Capitulo 9

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«El Dueto de la Flores» fue la primera pieza que aprendimos a tocar juntos Hye-Jung y yo, por tanto se había convertido en nuestra favorita a la hora de practicar. La inocente melodía resonaba a través del aula invitando a relajarse, a dejarse llevar, a imitar como Lakmé, el dejar fuera las preocupaciones de la vida y salir a contemplar la naturaleza dando una tranquila caminata y contemplar las flores.

En el origen de todo, flauta y violín se unían para dar forma a esta melodía: mis labios soplaban el aire con decisión en el instrumento de viento, y mis adiestrados dedos realizaban con precisión los movimientos correspondientes a cada nota; luego de todo el tiempo que llevaba en el coro, era capaz de seguir sin equivocaciones a la chica que tocaba a mi lado. Ella, por su parte, había adquirido con los años una pasión al tocar que, en mi opinión rayaba en lo inapropiado, pero que francamente era un deleite de oír.

Finalmente, dejamos a las últimas notas resonar a través del aula usada por el coro, y ya que solo estábamos nosotros dos, nos tomamos el tiempo para cerrar los ojos y deleitarnos con nuestro buen trabajo. Luego de que el silencio reinará nuevamente dentro, y que solo los ruidos propios de una escuela fueran audibles en el exterior, ambos tomamos asiento en la grada dejando los instrumentos reposar sobre sus respectivos estuches. Saque dos barras de chocolate de mi mochila y extendí una a mi compañera, ella con una sonrisa culposa la acepto: me había dicho que quería evitar los dulces por recomendación de su mama (una verdadera lástima que su mejor amigo fuera un asiduo de estos).

"Eres de lo peor Gatito" dijo contrariada tomando un trozo de la tableta e introduciéndolo en su boca para saborearlo. La culpa y el deleite se manifestaban a partes iguales. "Tendré acné por tu culpa"

"Lo que tú digas Princesita" respondí satisfecho haciendo otro tanto. "Como estuvo tu mañana?"

"Pesada" admitió soltando un largo suspiro y mordiendo otro poco de la barra "Cinzia y Caterina llenaron mi mochila de tampones usados. Pasé casi una hora tratando de salvar mis cosas"

"Asqueroso" sentencie resuelto, casi inmediatamente lo supe "Es posible que fuera por que se rompieron sus uñas cuando pase a su lado ayer al salir" suspire igualmente "Lo siento, debí prever que sucedería algo"

"Está bien" me contesto restándole importancia "Solo son igual de inmaduras que siempre, creyendo en estúpidas supersticiones" sentenció poniendo los ojos en blanco "A propósito, cuando rayos me dirás que significa ese ojo morado?" su tono cambio a dura inquisición.

"Nada de lo cual preocuparse" respondí jovial ignorando el dolor en mi ojo derecho. Sus ojos, del color del dulce que comía se clavaron en mi reprochándome. "Está bien, está bien. Me golpearon un poco los del equipo de Soccer. Verás, los fanáticos del Juventus fallaron un penal contra los hinchas del Milan cuando pase por el campo. Luego de eso me llamaron 'mariqueta' y tomaron turnos para golpearme" tenía la cabeza gacha, no quería que viera cuanto me dolía. Ella lo comprendió inmediatamente, dejando de manifiesto cuan profunda era nuestra amistad.

En seguida, introdujo la mano en su mochila (una de repuesto me dijo luego) y sacó un pequeño tarro de ungüento, el cual empezó a colocar sobre mi ojo morado y en varios hematomas que tenía por aquí y por allá.

"Deberías defenderte, sabes? Te he visto enojado, podrías romperle los dientes a cualquier cabeza hueca de esta escuela" parecía hablar más para sí misma que para mí "Se que no te preocupa lo que piense Gioanna, pero habremos quienes nos preocupemos por ti. Lo entiendes?".

La mire unos momentos con mi ojo no magullado, de verdad apreciaba sus palabras. "Gracias..." fue lo único que fui capaz de decir. De pronto, me sentí extraño al sentir su delicada mano tocando mi rostro. "Gracias por preocu... ouch!" Había presionado mucho provocando que mis ojos lagrimearon.

24 Caprichos de un AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora