Era la primera vez que visitaba una sala de emergencias, todo me resultaba extraño y peculiar; y esa podía ser igualmente la síntesis de ese fatídico día... La pelea, la visita a la dirección, la posterior suspensión, la mirada de indignación de mi madre, sus duras palabras de reclamo sobre como la violencia nunca soluciona nada... pero la corona a lo peor, se la llevaba sin lugar a dudas: ser responsable de que alguien estuviera a punto de morir.
Sin saber cómo, el instrumento musical con el que había aprendido a afrontar mis problemas, los había causado a alguien más. La sensación de culpa era completamente opresiva.
Y entonces, allí estaba él. Su cabeza envuelta en vendas y en el punto donde ésta golpeó el piso de la planta baja se observaba abultada debido a las compresas. Su rostro se encontraba pálido al igual que sus labios, por lo que sus ojos parecían esmeraldas incrustadas en la arena. Por debajo de su bata se entreveían más vendas alrededor del pecho.
Cuánto daño había causado a aquel pobre niño. No obstante, la mirada que me dirigía no contenía la más mínima traza de reproche, de hecho, extrañamente, parecía feliz de verme.
Nos observamos durante un largo y silencioso momento. Nos habíamos percatado del hecho de que ninguno le había dirigido nunca la palabra al otro. Me preguntaba cómo podía empezar. Presentándome? Pidiéndole disculpas? Dándole las gracias? En medio de estas divagaciones, mamá nos miraba impasible, sin atreverse a interrumpir nuestra pantomima de un concurso de miradas.
"Ya está! Si ninguno va decir nada, creo que hablaré yo" dijo finalmente, perdiendo la paciencia, la mujer que sostenía mi mano. "Mis disculpas. No me he presentado como es debido, mi nombre es Song Do Yeong, soy abogado penalista acá en la ciudad y orgullosa madre de esta pequeña revoltosa" empezó en un tono algo de reproche que me hacía sentir una criminal condenada a 7 cadenas perpetuas. "Mi princesa acá presente me dijo lo que sucedió en la escuela. Como podrás imaginar ella estará suspendida por una semana por pelearse con la otra alumna. Y castigada sin TV ni postre por ese tiempo" mire al suelo tan intensamente que creí llegaría al centro de la tierra solo con la mirada.
"No obstante" suspiro tratando de no sonar tan dura, "ella me explico los pormenores de lo sucedido así que quizás solo le restrinja el postre unos pocos días por no manejar su temperamento y su lenguaje"
Levante la mirada y le di un fuerte abrazo. El pelirrojo ante toda respuesta soltó una breve carcajada que se detuvo en seco con una mueca de dolor mezclada con sonrisa. Nuevamente baje la mirada avergonzada
"Así pues, me enteré de lo valiente fuiste al salvar nuestra «reliquia familiar». Y por eso estamos profundamente agradecidas. Ambas hicimos una cortés reverencia al joven en la cama.
"Po... por favor no es para tanto Signora Song. Yo solo fui algo..." su voz estaba quebrada como si hubiera llorado mucho recientemente. "También lo había hecho llorar?" pensé sintiendome aún peor.
"Fuiste muy imprudente, si" le reprendió sin tapujos mamá. No era propio de ella decir las cosas a medias.
"Pero mamá, el solo estaba ayudándome!" levante un poco la voz al dirigirme a ella. Arqueo una ceja extrañada "Perdón mamá" me disculpe de inmediato.
"Vaya, qué maravilla! Entonces ambos si podían hablar" dijo sarcástica. De pronto el móvil en el bolsillo de su chaqueta empezó a sonar "Princesa espérame un momento acá" dijo mirando el número en la pantalla "Le diré a la enfermera que los cuide un momento, es de la oficina" y dicho esto salió del cubículo dejándonos a solas.
Nuevamente reino el silencio, solamente los ruidos y quejidos del resto de la sala de emergencias eran los que se escuchaban. Ambos nos mirábamos tímidos calculando las palabras que diríamos.
ESTÁS LEYENDO
24 Caprichos de un Amor
RomansaLa música es capaz de trascender el tiempo, justamente como el amor. Hye-Jung y Giovanni entrelazaran sus vidas con un poco de ambos. O tal vez...