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capitulo dos| uno de los chicos

SI LO PIENSO BIEN, me daría cuenta que es culpa mía

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SI LO PIENSO BIEN, me daría cuenta que es culpa mía. Tal vez no explícitamente, pero parcialmente soy la única la que debería culpar.

Cuando eres pequeño no piensas en las consecuencias de tus acciones, no te pones a pensar que por decir alguna estupidez o hacer algo insensato te vas a marcar por el resto de tu vida. Y el hacer cosas sin pensar en las consecuencias seguramente es mi talento especial.
Que suertuda soy de haber aprendido mi lección un poco tarde.

Nací en outer banks, un paraíso turístico. Lugar donde solo encontrarás dos tipos de personas, los que tienen dinero suficiente para comprarte y los que son comprados, no hay un entre medio.
Vivía en una pequeña casa que con el menor soplido del viento podía ser destruida, una pequeña en la cual apenas cabíamos mi familia y yo.
Madre soltera, tres hijos y una hija. Aveces me preguntaba como pude vivir tanto tiempo en ese lugar.

Vivir con tres hermanos hombres, dos de ellos siendo mayores y abusivos tiendes a tener varios hábitos que una niña refinada no debería tener. Varios hábitos que hacen que la sociedad te cualifique como un Niño más. Hábitos que una niña de ocho años no piensa que son tan importantes, pero vaya que lo son.

Cuando entre al tercer grado y las niñas empezaban a usar vestidos rosa rápidamente me di cuenta que no encajaba. Yo era una la única chica que se vestía con ropa de "niños", y que nunca había tenido muñecas en su vida. La única chica que nunca era invitada a pijamadas y pasaba su tiempo con un grupo de chicos jugando a la pelota o cualquier otra cosa.
La sociedad decidió que no era digna de ser una niña, decidió que para ser una niña tenía que cambiar mi personalidad completamente de otra forma siempre sería uno de los niños.
Ha decir verdad no me importaba, no me importaba que demonios la sociedad pensaba de mi, tenía ocho años por el amor de Dios. Pero todo cambio esa tarde.

Después de la escuela solía ir a la playa con mis dos mejores amigos, John B y Jj. Normalmente íbamos a molestar a los turistas y pasar un buen rato.
Pero esa tarde un grupo de niñas de figure 8, el lugar rico de outer banks, decidió pasar la tarde en la playa también. Yo no le tomé importancia, era un grupo de princesitas que se creen las dueñas de el mundo, nada fuera de lo común. Pero aquellas niñas decidieron que era un día excelente para fastidiarme.

—te lo juro, jj— hablaba a mi amigo el cual no paraba de reírse junto con John B por la conversación que estábamos teniendo

—no puede ser posible, Dylan— el rubio insistió sin parar de reír

—miren lo que trajo el agua— una de las chicas pasó a nuestro lado y empezó a mirarme despectivamente— un montón de pobres peces

—¿no deberían estar comprando ropa o molestando a sus papis?—respondí mirándolas de la misma manera

—oye Dylan, ¿tu eres niña o Niño?— pregunto otra de las chicas y todas respondieron riéndose— Niño, estoy segura— afirmó

Levante mi mano dispuesta a golpearla pero John B me detuvo— mejor vámonos— dijo este

Sea Sick| Outer Banks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora