Sweet Dreams +18 (Gabrinette Collection)

Rêverie

V

-Entonces creo que debería ajustar un poco en la parte superior del vestido, así realzaria más la zona de cuello, incluso podría lucir un hermoso collar, como el que uso la duquesa de... - Marinette rodeaba al maniquí con una propuesta de vestido de gala para una actriz famosa de Estados Unidos que pidió explícitamente un Gabriel.

Gabriel tomó esto como una buena forma de ver todo lo que su pequeña aprendiz había absorbido en estos arduos meses.

El rubio la trajo a su estudio donde había una mayor libertad para diseñar. Un lugar amplio y fresco rodeado por paredes color crema con una alta gama de rollos de tela de la más fina que sr podía encontrar. El rubio no escatimaba en gastos, el siempre conseguía lo mejor de lo mejor. Y Marinette era un niño en dulceria, emocionada de que su jefe e ídolo le permitiera estar en su estudio personal y también observar de cerca los nuevos trabajos.

Gabriel dejaba que la joven observará y diera su opinión, que analizara y diera un veredicto. Claro, antes la pobre Dupain-Cheng temía de su jefe pero con el tiempo y largas cesiones pudo expresarse libremente.

Esta tarde Gabriel no prestaba atención, estaba sentado cómodamente en el sillón cerca de las mesas donde Marinette observaba al maniquí. Su atención se desvío un poco mientras la joven se colocaba justo frente a su mirada dándole la espalda, el suave movimiento de su falda era hipnótico. Gabriel estaba cansado, había muchas cosas que resolver, su mente se perdió en tantos eventos que no logró volver y su concentración se miró afectada siendo opacada por su joven pupila y sus niveas piernas. Llegó un punto dónde su mirada subió por sus muslos y se quedó ahí apreciando su blanca piel, imaginándose lo suave que sería al tacto.

La voz de Marinette se perdió, era un murmullo debajo del agua. Gabriel se levantó y se acercó a la pelinegra, su presencia hizo que la joven se girada para observarlo. Acorralada ante la mirada helada de mayor Agreste.

-Entonces.. decías - Gabriel ladeó su rostro y Marinette se volvió al vestido que tenía frente a ella.

-Es una pieza exquisita - El Agreste colocó su mano en la espalda baja de la joven, su tacto a pesar de la tela podía sentirse muy cálida. No fué incómodo, fue bien recibido, al igual que el escalofrío que recorrió su espalda cuando aquellos labios rozaron su cuello.

Marinette suspiró cerrando sus ojos por largos segundos. Gabriel  colocó sus manos en su cintura y esparció pequeños besos por su cuello rodeandolo. La chica puso sus manos sobre las de Gabriel, eran cálidas al igual que sus labios, quemando su piel.

Sus labios formaron una sonrisa complacida.

-Pensé que pasaríamos la tarde con el vestido

-Prefiero pasarla contigo que con el vestido, querida- Gabriel le susurro al oido despacio haciendo un escalofrío placentero la recorriera nuevamente.

Marinette se giró y fue empujando a Gabriel hasta hacerlo sentar en el sofá. Ella se subió encima de el. Las manos de Gabriel recorrieron su cintura y sus piernas, deslizando su toque por tus muslos subiendo un poco la falda de la joven y así ella libremente sentarse en su regazo.

Marinette desabrochó los botones del chaleco gris de Gabriel, sus manos quitaron algunos botones de su camisa y acarició su pecho. Con una sonrisa perversa cruzando los labios de Marinette, la chica se inclinó depositando tiernos besos en cuello de Gabriel haciendo que este cerrara sus ojos dejando caer su cabeza en el respaldo del sofá dándole a Marinette terreno dónde besar.

Sus labios eran fuego contra su piel, sus manos nunca abandonaron su cintura, solo atrayendola más a él, disfrutando de la sensación placentera de aquellos suaves labios besandolo.

Marinette coloco sus manos en los hombros del Agreste. Gabriel la miró unos segundos antes de que aquellos infernales labios hicieran contacto con los suyos. Eran cálidos, dulces, suaves, adictivos. El respondió al beso, moviendo sus labios siguiendo el ritmo de su pupila, dominando el control del beso haciendo que la joven Dupain-Cheng suspirara contra sus labios.

Las manos vagaron desde sus hombros a su pecho llegando a la entrepierna del hombre. Gabriel suspiró, cortaron el beso comenzando otro, más necesitado. Marinette lo acarició sobre sus pantalones, pequeñas punzadas placenteras lo invadieron.

No se quedó atrás. Las manos de Gabriel se perdieron en los muslos de la chica, estrujó su carne haciendo que la joven suspirara. Subiendo más su falda y deslizando sus manos cada vez más cerca.

-Señor- Suspiro Marinette cuando las manos de Gabriel llegaron y sus dedos trazaron suaves caricias contra la tela que los separa. Su tacto era caliente ahora, las puntas de sus dedos presionaron los costados de la tela acariciando sus pliegues

-ah... Señor- Marinette relamió sus labios. Gabriel sintió las manos de la joven en sus hombros apretándolo ligeramente.

-Gabriel - Marinette agitó a su jefe tratando de sacarlo del pequeño trance al que había entrado. Gabriel reaccionó parpadeando rápidamente y fijar su vista en Marinette que lo miraba con cierta preocupación.

-¿Que..?

Gabriel se recuperó de su ensueño abruptamente. Se había perdido tanto en sus pensamientos y fantasías que no se dió cuenta de cuánto tiempo había estado así.

-Eh, si, estás son unas semanas bastantes duras, muchos eventos en que pensar- Gabriel respondió, pero Marinette no parecia seguirlo. Una sonrisa pícara recorrió los labios de la francesa.

-Yo creo que no- Marinette lo miró a los ojos, luego su mirada cayó por unos cortos segundos antes de volver a verle -Es tarde, lo veré mañana en el trabajo señor!

Rápidamente tomó su bolso y salió del estudio aún con la sonrisa pícara.

Gabriel se quedó en sofá. Se giró para ver cómo la chica cerraba la puerta tras de si.

Se giró y su mirada cayó para observar la erección apretada en sus pantalones..

¡Oh Maldición!

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Gracias por leer.

Ps. Espero no la estén pasando tan mal en estos tiempos de incertidumbre. Tengan cuidado y sigan las recomendaciones que dan las autoridades.

Un abrazo enorme para ustedes.