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Y cuando sucedió, las lágrimas pararon de brotar de mis ojos y miré y estaba sangrando, como sucedió aquello, cómo fue que las lágrimas dejaron de salir y la sangre comenzó a llenar la habitación. Cerré los ojos y los abrí, no había sangre, solo lágrimas, lágrimas que quemaban cada vez q caían sobre mis mejillas frías por la temperatura de la habitación. Observé la pequeña habitación, toda blanca con un espejo q cubría un cuarto de la habitación. Me miré al espejo y vi a una persona con demasiadas cicatrices, muchas que aún sangraban, demasiadas heridas de las que brotaba sangre sin parar, observé aquellos ojos marrones que parecía que no tenían vida, vacío era lo único que me transmitían. Me fijé que la habitación tenía una puerta, intenté levantarme para alcanzarla pero por algún extraño suceso mis piernas fallaron y caí sobre las palmas de mis manos, gruñí del pequeño dolor que eso provocó en mí. Me arrastré y conseguí abrir la puerta, me apoyé en el pomo y me conseguí levantarme, ya en pie me asomé al pasillo y todo estaba oscuro, no había nadie ni nada, solo se podían escuchar chillidos y gritos de ayuda, pequeñas luces en el techo iluminaban el pequeño pasillo. Apoyándome de las mismas paredes conseguí avanzar poco a poco, estaba asustada y a la vez tenía demasiada curiosidad en saber a donde llevaba ese pasillo. Por un momento intenté recordar cómo había llegado hasta aquella habitación, pero mi mente estaba en blanco y solo podía pensar en atravesar aquel pasillo tan abrumador. Algo dentro de mí me decía que debía seguir ese pasillo hasta el final, tal vez aquello me resolviera las dudas que empezaban a llenar mi cabeza haciéndome perderme en mis pequeños pensamientos.

¿Qué pasó en aquellos momentos de debilidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora