Continúe avanzando por aquel pasillo cuyo fin no veía. Estaba cansada de tanto caminar, mis manos estaban destrozadas de arrastrarlas por las paredes, mis heridas escocían como nunca lo hicieron, o por lo menos desde que yo recuerdo, aunque pensándolo con claridad, lo único que recuerdo es aparecer en aquella habitación; más dudas aparecían en mi cabeza, mis piernas necesitaban descansar un rato para coger fuerzas. Me apoyé en la pared y me senté en el suelo frío, miré mi vestimenta y llevaba una bata q parecía de hospital; apoyé la cabeza en la pared y sin darme cuenta me había dormido.
Abrí los ojos y me encontré en el mismo pasillo pero estaba de pie y veía al final una tenue luz blanca, corrí hacia ella y al pasarla, no estaba en el pasillo ni en la habitación donde desperté. Estaba en una jardín de una casa bastante grande. Avancé poco a poco y mis pies descalzos tocaron la hierba haciéndome sentir un pequeño cosquilleo. Seguí avanzando y conseguí ver a una niña pequeña, cuyos ojos eran iguales a los que vi en aquel espejo; pero los ojos de la niña estaban llenos de vida. No logré ver las demás personas que se encontraban con ella, todos estaban borrosos y a la única persona que lograba ver con claridad era aquella niña.
Sin esperarlo, la niña clavó sus ojitos en mí y empezó a analizarme, después de unos segundo me miró fijamente a los ojos y me sonrió; sin embargo, aquella sonrisa duró poco y se convirtió en una triste porque, como pude, logré escuchar gritos hacia la pequeña; aquella niña corrió hacia la casa y sin pensarlo la seguí.
Era una casa muy grande con bastantes habitaciones, la niña cerró la puerta principal de un portazo y siguió avanzando por la casa. Miré hacia donde se dirigía y la seguí corriendo, entré en la habitación donde ella había acabado. La niña me miró con lágrimas en los ojos y pude ver q tenía algo en la mano. Sin dejar de mirarme fijamente, clavó en su delicada muñeca lo que tenía en su mano. Sangre empezó a brotar de su muñeca y al intentar tocarla para curarle, la atravesé como si de un fantasma se tratara. Comencé a pedir ayuda; pero nadie acudía o no me oían por alguna extraña razón. La pequeña me miró y me sonrió aún con lágrimas en los ojos, "Ya estoy bien, no te preocupes", fue lo único que escuché antes de despertar en el pasillo donde me había quedado dormida.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué pasó en aquellos momentos de debilidad?
RandomLos momentos de debilidad nos hacen reflexionar de una manera o de otra......