—Dime, ¿qué pasó? —dijo Haru con emoción en su voz.
—Tuvimos sexo como verdaderos animales y luego anudó dentro de mí —confesó con diversión mientras giraba el líquido de su café con el popote de plástico.
—¡yiii!
Haru soltó un chillido de emoción, después soltó una carcajada.
—Oh Louis, andabas tan jodidamente caliente esa noche, Dios, yo sólo veía como te restregabas con tanto esmero contra el lobo... Parecías gata en celo, ¡ja,ja,ja,ja,ja!... —Haru sacudía sus pequeñas piernas que colgaban de la silla.
—Cállate Haru —regañó Louis dándole un golpe en el brazo a su amiga.
—¡Au! Oye, soy una dama, trátame como tal...
Ahora lo que se escuchaba en el local era la estruendosa risa del ciervo. Haru frunció el ceño.
—Ya Louis, es suficiente —dijo Haru cruzando sus brazos algo molesta.
—Tú y yo no somos tan decentes, ¿sabes? —Louis aún tenía una sonrisa en su rostro.
—Es verdad —admitió Haru.
Ambos aguardaron un momento en silencio, tratando de calmarse.
—Entonces, ¿Qué pasó con el lobo? —preguntó Haru.
—No lo sé —dijo Louis alzando sus hombros y bajándolos inmediatamente— cuando desperté él ya no estaba.
—Ohh... —dijo Haru bajando su mirada al plato vacío en su mesa.
—Aunque dejó olvidada su camiseta en mi cuarto
—Vaya, un recuerdo para que no te olvides de él —bromeó Haru soltando una pequeña risa—. Louis, ¿has escuchado sobre el hilo rojo del destino?
—Tú sabes que no creo en supersticiones.
—¡Oh!, déjame hablar —reclamó la coneja—, desde nuestro nacimiento nacemos con un hilo rojo atado a nuestro meñique, este hilo está atado al meñique de nuestra alma gemela...
—Creí que el hilo estaba atado a la persona que más amaríamos así que puede ser una madre, un amigo...
—¡Cállate Louis! —dijo Haru mirando con un mal gesto al ciervo—. El punto es que tú estabas destinado a conocer a ese lobo.
—Oh, vamos Haru —Louis soltó otra carcajada— sólo fue sexo de una noche.
Haru no dijo nada más ante el escepticismo de su amigo. Ambos pidieron la cuenta, se despidieron con un abrazo y tomaron caminos diferentes.
Louis caminaba tranquilamente por la acera, el cielo se encontraba nublado, "ojalá y no llueva" pensaba el ciervo, mas fue en vano su pequeña plegaria; pequeñas gotitas comenzaron a caer mojando su rostro, apresuró el paso, pero el aire comenzó a soplar con fuerza y las gotas caían con más ímpetu.
—Carajo
Divisó un pequeño restaurant con un techo en la parte delantera, donde había varias mesas colocadas para que los clientes pudieran comer al aire libre, se apresuró a refugiarse debajo del techo. Al parecer él no fue el único con esa idea, pues varios animales estaban comenzando a llegar, tratando de escapar de la furia de la lluvia, incluso algunos al ver el restaurant comenzaron a pedir comida y bebidas calientes.
Louis suspiró, apoyó el peso de su cuerpo en el poste del pequeño techo y cruzó sus brazos. Observó el nuevo paisaje en el que la ciudad se transformó, uno de tonos grisáceos, con animales refugiados debajo de techos de edificios u otros con sombrillas. Inhaló profundamente y el olor de la lluvia se filtró a sus fosas nasales, tranquilamente exhaló el aire de sus pulmones. Observó a los diferentes animales a su alrededor; herbívoros, carnívoros... "¿qué mierda?" pensó Louis, porque al parecer la mayoría estaban acompañados de sus parejas; "Cómo sea" se dijo Louis a sí mismo.
Cómo al parecer la lluvia iba a tardar demasiado en irse, decidió adentrarse al restaurante y pedir algo, afortunadamente había una mesa desocupada; por lo que se sentó y pidió un jugo verde a la amable mesera zorro que se le acercó. Estaba tan distraído, sumido en sus propios pensamientos, pero cuando por el rabillo del ojo divisó una silueta gris y enorme levantó su cabeza con rapidez.
—¡Oye, ten más cuidado, niño! —gritó una mujer detrás de Louis—, ¡casi me sacas un ojo!
Louis brincó en su asiento, el grito repentino de la mujer le había asustado. Giró lentamente su cabeza y miró con una mala mirada a la mujer.
—Lo siento —dijo de manera seca.
Volvió al frente su cabeza, la joven mesera zorro apareció con una sonrisa y su jugo verde, a Louis le pareció que era una trabajadora solícita y le sonrió suavemente a modo de respuesta. Una vez que la mesera se fue, Louis cubrió su cara con sus patas. "¿De verdad creí que había visto al estúpido perro?" se regañó a sí mismo, pero no pueden culparlo, ¿cómo podría dejar de pensar en el animal que le dio el mejor sexo de su vida? A pesar de que ya había pasado una semana desde su encuentro con quel carnívoro, su mente había sido esporádicamente atacada con recuerdos de su encuentro sexual y era realmente molesto para Louis, porque su mente escogía los peores momentos para reproducir aquellos lascivos recuerdos; ¿quería estudiar sus materias de la escuela de derecho? ¡Boom! Recuerdo de cómo el lobo lo sujetaba con fuerza de la cadera. ¿Quería hablar con su padre?, otro maldito recuerdo del carnívoro penetrándolo con fiereza. No le comentó a Haru cómo es que no podía sacarse de su mente al lobo, porque sino ella le haría burla de por vida.
Soltó un suave gruñido, terminó su jugo verde e inmediatamente pagó la cuenta. La lluvia ya no caía con tanto ímpetu, ahora sólo era una ligera llovizna, por lo que salió del restaurante y con pequeños pasos rápido se apresuró a llegar a su hogar.
Después de unos 20 minutos caminando llegó a su departamento, cerró la puerta detrás de sí y se recargó en esta mientras soltaba un suspiro aliviado. Fue hacia su cuarto y se deshizo de su ropa mojada, quedando totalmente desnudo; caminó con total naturalidad con su ropa en mano hacia el cuarto de lavado y la dejó ahí en forma de un montículo desordenado. Regresó a su cuarto, se vistió con ropa interior y una camiseta algo vieja. Una vez que terminó de vestirse buscó con su mirada, por toda la habitación, su computadora portátil; al no encontrarla salió a su sala de estar y la encontró sobré el sofá más largo.
—Debo estar loco como para buscar esto en internet... —murmuraba suavemente mientras abría su computadora y abría el motor de búsqueda.
Con cuidado tecleó "Hilo rojo del destino" y abrió la siempre confiable página de Wikipedia. Bajó por la página, leyendo superficialmente lo que decía.
—"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper"...
Leyó en voz alta.
—Suficiente de tonterías —se dijo y aventó su laptop a un lado y él se levantó, dispuesto a hacerse algo para cenar.
Aunque la frase que leyó no abandonó su mente.
"Espero haya algo de cierto en esas cosas" pensó Louis.
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Este es el final, espero que les haya gustado💕💕
Muchas gracias por los votos y por agregar mi historia a sus listas de lectura.
Y debo decir que este no es el fin, pienso escribir más fanfictions de Beastars... y ya tengo una idea buenísima en mente para una nueva historia 😈.

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Roses | LouisxLegoshi
Fanfiction"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper". Lo que sería un encuentro efímero en una noche de descontrol queda g...