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Junhui realmente aborrecía la carne, pero no podía evitarlo. Era eso o se quedaba sin dinero, lo único que podía hacer era comer la menor carne posible y aprovechar más la verdura y el marisco.

- Oh, Qiang. ¿Por qué comes tan poco? - le preguntó la mujer sentada a su lado.

Oh, si. Junhui definitivamente era el maestro en tener una doble vida. Adoptaba un nuevo nombre y una nueva apariencia e iba de gigolo, era entretenido y ganaba mucho dinero. Se había teñido el pelo de negro y tenía un nuevo corte. No tenía que olvidarse del detalle de que estaba siendo perseguido por una peligrosisima mafia de vampiros.

- Me gusta cuidar de mi apariencia. - acarició la mano de la mujer. - Por eso me pongo a dieta.

- Oh, cariño. No necesitas dietas, eres guapo tal y como estás. - sus joyas brillaban como estrellas bajo la luz tenue del restaurante. - Los hombres con algo de carne me parecen muy atractivos. - puso su cabello detrás de la oreja.

Era una mujer muy atractiva, tenía alrededor de cuarenta años y como podía apreciar era muy adinerada. No era como otras clientas, ella era elegante y cálida, le agradaba bastante.

- Si no hiciera dieta te aseguro que no le gustaría tanto. - frotó el dorso de la mano con su pulgar, sintiendo la frialdad de los anillos caros que llevaba ella.

- Me parte el corazón que pienses así, Qiang. Eres tan encantador, pero si te sientes mejor de esa forma que así sea. - llamó la atención de uno de los camareros para que les trajeran dos copas de vino.

- Que adulador, ojalá pudiera quedarme contigo más tiempo. - le guiñó un ojo de forma traviesa.

La mujer dejó escapar una risa ligera, como una brisa mañanera.

- Ojalá pudiera hacer eso, pero si me quedo más tiempo la cuenta bancaria de mi marido se quedará seca.

- No pasa nada, puedo hacerle una oferta. - acarició su pierna por debajo del mantel.

- ¿De qué trata esa oferta? - sacó un cigarrillo de su bolso.

Jun sacó un mechero y encendió el cigarro de la dama con la elegancia de un caballero.

- Puedo hacerle un favor y a cambio me harás un favor. - se acercó a su oído y comenzó a susurrar cosas.

- Madre mía, Qiang. Estás hecho todo un galán. - dio una última calada. - Bien, mañana por la mañana lo tendrás todo listo.

- Muchas gracias. - suspiró de alivio.

- Es mejor irnos ahora, la noche es joven y pienso aprovechar hasta el último instante.

El vampiro y la mujer se fueron de ahí.

🦷🦷🦷

Los aviones dejaban una estela de color blanca al volar, eso era algo que Minghao siempre apreciaba al mirar el cielo. Sin embargo en ese momento no lo hacía, porque las nubes y la contaminación oscuras se asemejaba a un vacío; sin estrellas, sin pájaros, sin luna, sin aviones, sin cielo...

Estaba apoyado en la ventana, intentando disfrutar del aire nocturno, fallando en el intento. Volvió a adentrarse y cerró la ventana y corrió la cortina.

- ¿Te encuentras mejor? - preguntó y se sentó en la silla al lado de la cama con los brazos cruzados.

Xian, que estaba sentada en su cama bebiendo una taza de té asintió bajando la mirada, intentando esconder su ligero rubor.
Nunca se había percatado de lo guapo que era su vecino, era muy lindo.

Lost in the daylight [Junhao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora