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El día apenas comenzaba y Charles ya estaba listo para salir de casa con destino a Larvotto.

Había preparado un recorrido en su yate para las chicas y sus amigos, tenía que ser un buen anfitrión y mostrarles su ciudad. Así las chicas quedaban enamoradas y podrían volver cuando quisieran.

El reloj marcaba las 8 de la mañana y el chico ya estaba desesperado porque llegaran, despertó a Xime, Nico, Vic, Lando, Vale y Carlos. Lucia lo regañó por ser tan exagerado y el en su defensa argumentó que tenían que disfrutar todo el día.

Anne y Max eran vecinos de Lucy y Charles, así que en cuestión de minutos ya se encontraban en la sala del chico, esperando a los demás, cabe mencionar que Max Emilian estaba molesto porque lo habían despertado temprano.

Daniel, Kaia, Alex y Thairé tardaron un poco más en llegar, obteniendo un sermón por parte del chico.

—Debimos haber salido hace 30 minutos, Daniel —Charles lo miró mal haciendo reír a los demás.

—Por Dios, Charles —Carlos decidió hablar—. El mar va a estar ahí, no se irá a ningún lado.

—Claro, pero cuando caiga la noche me lo dirán —el monegasco estaba apunto de hacer un berrinche pero su mejor amiga lo detuvo.

—Cállate Percival y vámonos ya —Anne lo jalo de brazo en dirección a los autos que estaban estacionados afuera de su casa.

Una vez en el puerto, subieron todos al yate de Charles comenzando así la aventura por las costas de Mónaco.

Lando, Daniel y Alex se la pasaban haciéndole bromas a las chicas. Max seguía enojado porque lo habían despertado pero nadie le tomaba importancia. Charles con ayuda de Nico estaban sirviendo la comida mientras las chicas se tomaban fotos y se ponían al día de todo lo que había ocurrido.

Lucia y Anne estaban muy enojadas por la reacción que había tenido el papá de Kaia con la noticia de que estaba embarazada, Vale les contó que en España las cosas estaban muy tensas, le confesó a su cuñada que sus padres estaban peleados, tanto Ana como Blanca y Carlos la defendieron ante su padre, sus hermanos apenas y le dirigían la palabra a su papá.

Thairé les contó que cuando Jos se enteró que iba a ser abuelo casi les da un infarto y más con la noticia que Victoria-Jane también estaba embarazada, por el contrario su mamá estaba muy emocionada por sus dos hijas. La familia de Alex, principalmente sus hermanas Alicia, Chloe y Zoe estaban ansiosas por el bebé que viene en camino.

Ximena estaba asombrada por la coincidencia de que ambas hermanas estaban embarazadas hasta empezó a hacer bromas sobre el tema.

Daniel y Alex estaban emocionados por la nueva fase que se venía en sus vidas, Charles seguía sin creer que aquello estuviera sucediendo, Lando quería ya conocer a sus sobrinos para consentirlos, todo para ser el tío preferido. Carlos ya había asimilado que su hermana estaba embarazada y después de lo que había ocurrido con su padre sentía más la responsabilidad de ver por su hermanita y estar con ella en todo momento. Nico solo decía que enseñaría a los niños a ser todos unos galanes y si eran niñas las cuidaría más que a su propia vida. Max en un inicio estaba en shock de que sus dos hermanas estuvieran embarazadas pero Anne lo había hecho entrar razón y ahora esperaba ansioso por los bebés.

Carlos había decidido que era momento de hablar con su hermana así que la llevo a un lugar alejado para que pudieran hablar.

—¿Cómo la pasaste en Perth? —preguntó el español a su hermanita.

—La verdad todo estuvo bastante bien, la familia de Dan me ha aceptado muy bien y más baby Isaac, realmente estoy agradecida por la forma en la que me recibieron —Kaia suspiró e hizo una mueca—. Pero igual extraño mucho a mamá, a Blanca, Ana, a ti y a papá, realmente extraño estar en casa pero creo que ya no soy bien recibida.

—Me alegro mucho que tu nueva familia te quiera tanto, Kai —Carlos dudo si abrazar a su hermana o no pero al final decidió hacerlo.

Kaia se aferró a Carlos mientras el jugaba con su cabello, justo como lo hacía cuando eran pequeños. Carlos sabía que su hermana necesitaba eso y él también necesitaba que su hermana sintiera que no estaba sola.

—En casa siempre serás bien recibida —el chico la miró fijamente—. No tienes porque hacerle caso a nuestro padre.

—Pero...

—Pero nada Kai, ahora lo más importante son esos angelitos que tienes en tu pancita —Carlos miró curioso la barriguita de su hermana, con cierto temor empezó a acariciarla—. Estoy ansioso por conocerles bebés, yo soy tío Carlos, su mami es de los tesoros más valiosos que tengo en mi vida, ahora me toca cuidarles y protegerles de todo, voy a estar siempre para ustedes —el español se puso a la altura de la pancita de su hermana y empezó a hablarle—. Su papá es de las personas más amables, respetuosas y alegres que conozco, sé que harán un excelente trabajo con ustedes. Yo sé que serán los bebés más afortunados del mundo por el simple hecho de que ellos serán sus papás.

Kaia al escuchar las palabras de su hermano se puso sentimental, Carlos tenía una gran sonrisa en su rostro. Daniel a lo lejos había visto la escena pero decidió darles su espacio.

Los hermanos siguieron platicando de sus vidas hasta que los llamaron para comer.

Todos estaban felices por estar juntos en esos momentos, si algo agradecían a aquella pandemia era que habían formado lazos de amistad más fuertes de los que ya tenían, pudieron conocerse más a fondo y pasar momentos que quedarían para siempre en sus memorias.



El resto del día lo pasaron entre bromas, comidas y disfrutando de lo que Mónaco tenia para ofrecerles, decidieron nadar un rato, tomar fotos y comprar algunas cosas que les habían gustado.

La próxima parada sería el gender reveal de los gemelos.

¿qué dirías? » daniel ricciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora