[05]

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Jimin gimió y se retorció con coquetería en su lugar, apretando sus ojos y mordiéndose el labio poco después.

Yoongi bombeó un par de veces más y gruñó fastidiado al notar la rosada prenda del menor molestándole, impidiéndole mover su mano tal como quería en el rubio. Sacó sus dígitos y Jimin le miró con súplica hacia abajo, tomando su suave cabello negro como la noche cuando él se recorrió a gatas hacia atrás, quedando a la altura de sus caderas.

Acarició y presionó con delicadeza su gris oreja cuando se alejó más, hasta que quedó fuera de su alcance por desfortuna. Yoongi le flexionó una pierna y la abrió con suavidad para acercarse a lamerle desde el interior de la rodilla, hasta subir con lentitud por todo el lechoso muslo del menor.

Jimin gimió a labios cerrados y se tapó la boca cuando miró a Yoongi alzar un borde de su bóxer y encajar dos de sus colmillos en la tela, jalando para atrás desgarrando en un ensordecedor sonido aquella barrera delgada que le separaba del completo desnudo cuerpo del omega.

Tomó ambos extremos y los abrió con prisa pero sumo cuidado ante la ensoñada mirada del menor.

El último hilo quebró y finalmente dejó al descubierto toda la esbelta y coqueta anatomía del pequeño. Yoongi acarició su abdomen y aquellas caderas tan curvas y resaltantes contra su sudorosa cintura.

Subió a besarle con añoranza la boca y rasguñó con suavidad toda su piel hacia abajo cuando sintió su cuerpo moverse con lentitud y agilidad. Apenas chasqueó sus labios y se separó, notó que el menor se había volteado, boca abajo, mirándole de lado y hacia atrás con su espalda bien arqueada y sus ojos brillantes abiertos. Su boquita bien húmeda.

Yoongi le acarició desde la pierna hasta el glúteo, y Jimin cerró sus ojos alzándolo más. ¿En verdad no estaba experimentado ya el pequeño? Porque la posición que había adoptado por voluntad era toda una obra de arte erótica.

El azabache se acercó a su oído, presionando su grande palma contra la espalda baja del contrario, aprisionándolo al colchón.

—Gatito —susurró profundo. Jimin alzó su cabeza como respuesta inmediata a su nombre en la voz del pálido y pegó su nuca al cuello del mayor. Cerrando sus ojos y respirando su olor.

—Lobo Hyung —le correspondió en un susurro.

—Eres virgen, ¿No es así?

Jimin exhaló con una sonrisa y pegó más su suave cabello al pálido. Relamió su labio y movió sus glúteos más atrás, hasta rozar con el falo del pelinegro para acariciarle con ritmo.

—Por supuesto que lo soy, me he mantenido así para ti, Hyung.

Yoongi sonrió, colocando su mano en el frente del cuello del rubio. Haciendo un poco de presión y alzándole para pegarle a su cuerpo.

—Qué pequeño más bien portado... —ronroneó gustoso y Jimin se mordió el labio pasando saliva. Se le estaba dificultando respirar, pero no le importaba.

—Siempre me portaré... —inhaló un hilo de oxígeno.— Bien para ti, Hyung.

—Siempre lo has hecho. Y me gusta —besó su oído.— Me gustas todo tú.

Jimin se ruborizó y bajó ambas orejas mirándole con necesidad.

—Bésame, Lobo. Bésame, muérdeme y entra en mí. Hazlo ya... —gimoteó sintiendo su lubricante gotear. Yoongi gruñó y encajó sus uñas en la caliente piel del menor.

Tomó su miembro y sin separarse mucho, lo dirigió a su entrada mientras buscaba la boca del pequeño, hasta enzarzarse en un vaivén de lenguas húmedo. Y mordió el belfo bajo del rubio cuando fue introduciéndose lento. El interior del omega, húmedo, cálido, y estrecho. Recibiéndole con gusto y placer.

Saliva y sudor ↝ Yoonmin, omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora