[2] visita sorpresa

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Una semana después...

Llevaba como diez minutos escuchando resonar el timbre de la casa en mi cabeza cuando me desperté muy a mi pesar, bajé al salón soltando maldiciones contra el que me despertaba a las ocho de la mañana un lunes sin clase. Justo antes de llegar a la puerta principal me paré al ver a mi tía jugando a qué mete más ruido con unos cascos y una batidora, y bailando sabe Dios qué tipo de baile raro, todavia atónita ante aquella imagen abrí la puerta de la entrada.
- ¡Hola Hopy! - exclamó Shean tras la puerta seguido de un chico alto con el pelo oscuro y algo largo que no conocía. Le miré un segundo y luego volví a mi primo que aún sonreía.
- ¿se te ha perdido algún que otro tornillo, es eso? - dije visiblemente molesta
- yo también me alegro de verte, Hopy - volvió a decir
- no me digas Hopy - ordené
- ok... ¿podemos entrar... Hope? - replicó arrastrando cada palabra y su amigo soltó una carcajada consiguiendo que le mirase mal.

"Ala, cinco minutos y ya me cae mal. Es un nuevo récord "  pensé.

Sin decir nada me di media vuelta y volví a mi cuarto dejando la puerta de la entrada abierta.
Cinco. Diez. Quince minutos y nada, no podía dormir así que me metí al baño para darme una ducha y poder bajar a desayunar algo.

Entré en la cocina con un short, una camisa ancha hasta más abajo de mi trasero y el pelo húmedo suelto.
Shean, la tía Teffi y el amigo de Shean estaban hablando muy animadamente mientras comían así que me senté con ellos.
- Buenos días, Hope... - saludó la tía y sonreí sin mostrar los dientes en respuesta - ¿Qué tal has despertado hoy? - volvió a decir y Shean se atragantó al querer reirse con la boca llena de zumo. - ¿Qué? -
- Nada mamá - dijo Shean aún riendo y le fulminé con la mirada
- idiota - murmuré
- amargada - dijo el rubio de la misma manera
- repite eso y te dejo sin descendencia - repliqué seria y él me miró incrédulo
- tienes envidia porque yo sí tengo posibilidad de tener una. Nadie en su sano juicio saldría con el Grinch - se burló
- ¿Grinch, yo? - el rubio asintió obvio - vuelve a hablarme cuando dejes de decir sandeces, oh ya eso es imposible -
- ya basta - intervino la tía en voz calmada - ¿podemos desayunar en paz y armonía, por favor? -
Ella miró a Shean, quien asintió y luego a mí, me limité a encogerme de hombros y seguí con mi comida.
El desayuno siguió tranquilo, Shean estuvo contando anécdotas sobre su vida de universitario, de sus amigos y etc. Para mi suerte sólo estarían aquí unos días y volverían a la universidad y hasta eso se me hacía largo. Shean no era mal chico, siempre se comportó como un hermano, el problema es que el don de los hermanos es sacarle a uno de quisio.

Al medio día decidí salir al jardín un rato, me recosté en el tronco del árbol que hay en medio y me puse los auriculares mientras seguía con los garabatos en mi libreta. Me gustaba dibujar, era una de las pocas cosas que hacía bien... y me recordaba a mi madre que era una gran artista.
- hola - dijo una voz sacándome de mis pensamientos, levanté la vista de la libreta y me encontré con un par de ojos mirándome. - ¿puedo? - añadió observando el espacio vacío junto a mí.
- No - dije como si nada y volví a concentrarme en mi dibujo y la canción de Beret que sonaba por mis auriculares.
- ¿Qué escuchas? - insistió el pelinegro  aún parado frente a mí
- ¿Tú qué crees? - inquirí y él soltó una risa sin humor
- ¿siempre eres tan ruda? - preguntó en un tono divertido que no entendí
- sí... y ahora largo - repliqué y se me quedó mirando largo rato, cuando por fin pareció que iba a hablar Shean apareció en el umbral de la puerta que daba a la casa.
- hey tío... - le llamó el rubio y se volteó dándome la espalda - tienes que ver esto -
- claro, ahora voy... - mi primo volvió a ingresar en la casa y el pelinegro se volteó otra vez - Ya terminaremos esta conversación otro día... - y cuando por fin pensé que se iría volvió a girarse desde el umbral de la puerta - ... soy James, por cierto - concluyó con una sonrisa de seductor e ingresó a su vez a la casa.

El día pasó más rápido de lo que a mí me hubiera gustado, si seguía así volvería al insty en menos que canta un gallo y esa idea tampoco me gustaba, el último año de insty podía esperar un poco más. Estaba cansada de la misma gente, los mismos profesores, las mismas niñitas caprichosas e insufribles... ya me entienden.

- ... suena genial Shean - oí que decía la tía Teffi mientras me comía la cena. No tenía ni idea qué era de lo que hablaban y me daba igual, la cosa se torció con lo siguiente que dijo la tía - ¿porqué no os lleváis a Hope? -
Me atraganté con el pollo, literalmente, él no quería bajar hasta mi estómago así que tomé algo de agua e intenté que el aire volviera a mis pulmones - ¿te encuentras bien? - me preguntó la tía
- es una buenísima idea mamá, a Hope le encantará la Uni. - dijo el rubio emocionado
- ¿Qué? ¡Ni hablar! No quiero estar rodeada de chicos borrachos y chicas semidesnudas - negué rotunda
- no exageres, la Uni. no es así ¿verdad James? - replicó mi primo y el pelinegro asintió - Será divertido, ya verás Hopy -
- No, no veré nada porque no pienso ir... y no me digas Hopy - volví decir y él negó sonriente
- sí vas a ir... - ordenó la tía y la miré con los ojos como platos - Hope te pasas la mayor parte del tiempo metida en casa, sola y eso no me gusta. Tal vez lo que necesites sea un cambio de aires, conocer nueva gente, no sé... pero irás - estuve tentada de discutir pero sabía que sería en vano, cuando a mi tía se le metía algo en la cabeza era difícil sacárselo, así que vencida me limité a seguir con la cena mientras las ganas de matar a Shean crecían dentro de mí. 
Ahora me tocaba pasarme el verano con Shean y su banda de amigos, cada uno más idiota que el anterior. Esa me las pagaría.

***

Abrí los ojos con mucha dificultad y enseguida el humo hizo que empezara a toser.
- mamá... papá... - llamé buscándoles con la mirada entre toda aquella oscuridad. Me desabroché el cinturón de seguridad y me acerqué para verles. Un grito ahogado salió de mis labios al ver aquella escena, mi padre estaba con la cabeza sobre el volante y cubierto de sangre - ¿¡papá!? - sollocé pero él no respondía, el humo me hacía toser cada vez más así que decidí buscar a mi madre. Vi el cristal del parabrisas roto y a unos metros estaba el cuerpo de mi madre, tendido en el suelo e igual de roja que mi padre. - ¡mamá! - volví a llorar ahora perdiendo la esperanza. Mi llanto se hizo más fuerte a medida que pasaba el tiempo y nadie respondía.
- ¡¡mamá!!... ¡¡papá!!... ¡mamá!... ¡papá! - sollozaba rendida en el asiento de atrás, con las piernas a la altura del pecho y la cara escondida... no había nadie, yo ya no tenía a nadie...
- ¡mamá!... ¡papá! - volví a llorar.
- Hope... - escuché a lo lejos - Hope, estoy aquí tranquila. Hope, estás a salvo - dijo...

***

Volví a abrir los ojos pero ya no me encontraba en el coche, sino en los brazos de Shean.
- Hope, estás a salvo... estás a salvo - repetía sin parar mientras me acariciaba y sin importarme nada más le abracé con todas mis fuerzas. Estaba sudada y temblando y poco después también llorando sobre su pecho. - shhhh... ¿aún tienes pesadillas? - preguntó y asentí contra su pecho a lo que él me apretó aún más contra él. - tranquila, estás a salvo... yo estoy aquí... siempre estaré aquí -

Cada noche era igual, revivía la noche del accidente con mis padres y los veía morir una y otra vez sin poder hacer nada, impotente y débil.
Shean se quedó hasta que volví a quedarme dormida, él siempre hacía eso, siempre estaba cuando le necesitaba. Estuvo ahí tras la muerte de mis padres, aun cuando le rechacé, a él  y a todos, cuando le insulté o le pegué, se podría decir que me desquité mucho con él pero aún así seguía aquí.
Aveces me daba pena porque yo no tenía planes de volver a ser esa chica de antes, ella era débil, ingenua y un tanto masoquista.
Tal vez si nunca hubiese conocido a David podría intentarlo pero la vida tuvo que ponerlo en mi camino para hacerme sufrir aún más. Era conciente de que le hacía daño a Shean pero no estaba dispuesta a entregarle a alguien el poder de hacerme daño de nuevo.

Tras la odisea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora