- Pueeeeede que haya tirado café sobre un chico y que ahora esté en la cocina sin remera y con una quemadura en el pecho- me achico frente a su atenta mirada. Se toma el puente de la nariz y cierra los ojos por un momento, luego los abre y le sonrío apenada.
-Bien hay una remera de hombre en el cajón de cosas perdidas y le daremos al pobre chico una merienda gratis- dice seriamente y luego suelta un suspiro- Liv debes ser mas cuidadosa- dice esta vez con preocupación y me sorprende su reacción. Yo asiento con la cabeza ya que no se qué más decir y luego voy hacia el cajón de cosas perdidas, allí guardamos las pertenencias que la gente se olvida por si algún día vienen a reclamarlas. Encuentro una remera azul marino bastante grande y un poco gastada, no se como alguien pudo haberse olvidado una remera pero en estos momentos lo agradezco.
Vuelvo a la cocina con la remera en manos y veo que Leo está en el mismo lugar examinando la mancha roja de su pecho, que ahora parece un poco mas pequeña.
-Bien encontré esto- le paso la remera y el la toma. Se la pasa por la cabeza y la evalúa, le queda un poco grande pero servirá.
-Gracias- sonríe.
-Oh también tienes una merienda gratis- digo rascándome la nuca con nerviosismo al recordar el incidente. El suelta una suave risa y me mira sonriente.
-No hace falta- dice amablemente.
-Oh no claro que hace falta- Tina entra a la cocina- debemos recompensarte por la torpeza de Liv- dice y yo hago una mueca avergonzada. Leo pasa la mirada de Tina a mí y pone su atención en mi rostro con una pequeña sonrisa, yo continúo mirando el piso.
-Esta bien, aceptaré la merienda si Liv me acompaña- levanto los ojos sorprendida y veo que me está sonriendo, yo le devuelvo el gesto, es contagioso. Tina lo mira extrañada y luego sus ojos verdes se posan en mi, creo notar que una pequeña mueca que se acerca a una sonrisa se forma en sus labios, pero desaparece tan pronto que no puedo determinar si fue real.
-Esta bien, Liv acompaña al muchacho con un café- dice seria nuevamente y sale por las puertas dobles. Estoy muy sorprendida como para contradecirla así qué solo la miro dejar la cocina.
Luego de unos segundos recupero la compostura y miro a Leo, él me está sonriendo divertido y sus ojos verde musgo tienen un brillo especial. Su cabello castaño claro está despeinado y le da un aire relajado, su piel es clara y parece suave.
-Bien, entonces ¿que quieres tomar?- digo sacando una taza del aparador. Él se encoge de hombros.
-Un café amargo esta bien- dice sin darle mucha importancia y lo miro confundida.
-¿Un café amargo? ¿Sin azúcar ni leche?- pregunto incrédula y el suelta una risa entre dientes.
-Sip
-Bien entonces, un café amargo será- aparto mi mirada de la suya y comienzo a prepararlo- por lo menos déjame invitarte con unas medialunas- veo que hace una mueca como si lo estuviera pensando.
-Esta bien- acepta.
Luego de que me exprimo un jugo de naranja para mí nos dirigimos a una mesa frente a la ventana y tomamos asiento.
-Entonces, Liv...- dice luego de unos segundos de silencio y me mira expectante, esperando a que complete su frase.
-Oh, Liv Gonzalez- digo cuando caigo en la cuenta de lo que está preguntando- ¿y tu?
-Leo di Mauro- extiende la mano sobre la mesa con una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes, la tomo y le devuelvo la sonrisa. Cuando terminamos nuestro apretón de manos ambos tomamos de nuestras bebidas y veo que no hace ninguna mueca al tomar su café.
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Café agridulce
Teen FictionUn pequeño accidente que involucra café y una "leve" quemadura comienza todo. Liv ya tiene un novio que a sus ojos es dulce, divertido y leal. Pero cuando conoce a Leo descubre el verdadero significado de esas palabras, y la diferencia entre gustar...