Mateo entra al café acomodándose su cabello castaño con su natural elegancia y esa actitud despreocupada que siempre lo rodea. Cuando me ve sonríe de costado de forma pícara y se acerca a mí.
-Hola bebé- dice y me planta un beso en la mejilla. Ugh la verdad no me gusta ese apodo. Yo lo miro confundida pero le sonrío.
-¿Que haces aquí? ¿No nos íbamos a ver en lo de Dani?- pregunto mientras me pongo de pie, él se encoge de hombros. No es que no me guste verlo aquí, solo estoy sorprendida.
-Pensé en llevarte a tu casa- dice y me toma de la cintura para acercarme a él. No me opongo, me gusta tenerlo cerca. Suelto una risa entre dientes ante lo que dijo.
-Mateo vivo a dos cuadras- digo divertida y el rueda los ojos.
-No me dejas hacer nada lindo por ti- dice con algo de molestia en la voz. Le doy un pequeño beso en los labios. Es tierno cuando quiere hacer cosas lindas por mí.
-Bien puedes llevarme a casa- digo con una sonrisa y él también sonríe. Entonces me acuerdo que Leo esta frente a nosotros y me separo de Mateo para mirarlo.
-Umm... Leo el es mi novio Mateo- los presento con algo de incomodidad. No se por qué no habíamos hablado de novios antes, supongo que nos entretuvimos con otras cosas. Leo se levanta de la silla y le pasa la mano a Mateo con cortesía.
-Un gusto- dice amable y Mateo acepta el apretón. Luego este último se gira hacia mí.
-Debemos irnos- dice y yo asiento.
-Fue un gusto conocerte Leo- le sonrío para que quede claro que lo digo enserio- espero encontrarnos otro día, esta vez sin tirarte café encima- río entre dientes y el me acompaña.
-Eso espero- me sonríe y nos miramos a los ojos por unos momentos. Su mirada es cálida y hace que no quiera apartar la vista. Leo me saluda con la mano y yo hago lo mismo antes de darme la vuelta y seguir a Mateo por la puerta.
Mateo me deja en la entrada del edificio. Me bajo de la moto y le devuelvo el casco.
-Bien supongo que te veré esta noche- digo con una sonrisa un poco forzada. No quiero ir esta noche, hace frío y quiero quedarme tapada en mi cama mirando alguna película-gracias por traerme- le sonrío.
-Claro, te veré allí- sonríe de costado y me toma de la cintura atrayéndome a él, que está sentado en su motocicleta. Estampa sus labios contra los míos y me besa apasionadamente, haciendo que me quede perpleja. Reacciono y le devuelvo el beso algo insegura. Se nota que Mateo es experto en esto porque lo hace demasiado bien, tan bien que olvido que estamos en la calle. Me separo suavemente de él poniendo mis manos en su pecho.
-Mateo estamos en la calle- digo con una pequeña sonrisa de vergüenza. El suelta una risa y luego me sonríe de esa forma arrogante que tiene.
-Que mas da, puedo besar a mi chica donde quiera ¿no es así?- dice y me guiña un ojo. Yo ruedo los ojos en molestia.
-Solo si yo quiero- lo miro desafiante y el se ríe.
-Por supuesto, por supuesto- acepta y levanta las manos en símbolo de rendición, pero noto un matiz de burla en su voz que me molesta.
-Bien nos vemos- digo fríamente y camino rápido hacia la puerta de vidrio doble del edificio.
Cuando llego al departamento dejo la llave en el recibidor.
-¡Ya llegué!- anuncio.
-¡En la cocina Liv! ¡Ve a bañarte que enseguida estará la cena!- grita mi madre y yo frunzo el ceño en confusión. Recién son las ocho de la noche, es muy temprano para la cena, por lo general comemos a las nueve o nueve y media. Me acerco a la cocina, ignorando el pedido de mamá de que me vaya a bañar, y asomo la cabeza por la puerta.
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Café agridulce
Novela JuvenilUn pequeño accidente que involucra café y una "leve" quemadura comienza todo. Liv ya tiene un novio que a sus ojos es dulce, divertido y leal. Pero cuando conoce a Leo descubre el verdadero significado de esas palabras, y la diferencia entre gustar...