Capitulo 2

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Abro los ojos lentamente y me doy vuelta en la cama, acomodándome para volver a dormir. Estoy a punto de caer nuevamente en la oscuridad cuando recuerdo que tengo trabajo.

Me incorporo de repente haciendo que mi cabeza de vueltas. Miro al reloj de mi mesa de noche y abro los ojos con espanto. ¡Son las 4:30! Mi turno ha empezado ya hace media hora. Rápidamente salgo de la cama y me dirijo al armario. Me quito el pijama de ositos panda, aventándolo a la cama, y me calzo los jeans y una remera blanca simple. Salgo de la pieza y corro al baño luego de ponerme las zapatillas. Cuando termino de lavarme los dientes y cepillarme un poco la maraña de cabellos castaños corro hacia la cocina, pero doy media vuelta porque me acuerdo de que me olvide mi teléfono y mi mochila.

No entiendo como fui tan tonta de no poner la alarma, aunque bueno digamos que mi mente no estaba del todo en la tierra.

-¡Al que sea que aún este en casa adios! Voy al trabajo- exclamo a la nada y corro hacia la entrada. Tomo mis llaves y salgo hacia el ascensor. Mientras éste desciende miro la hora en mi celular, ya han pasado cinco minutos. Por suerte el café solo se encuentra a dos cuadras del lugar donde vivo, en Belgrano, uno de los barrios mas tranquilos de Buenos Aires, lo que me facilita correr por la vereda y no chocar a nadie mientras intento llegar al trabajo.

Nunca suelo llegar tarde, por lo general soy una persona organizada y responsable. Choco con el hombro de una señora mientras paso a su lado como una flecha.

-¡Perdón!- exclamo. Bueno... también soy un poco distraída.

Para cuando llego al pequeño café ubicado en una pintoresca esquina rodeada de arboles ya no me queda mas aire en los pulmones. Entro al lugar apurada, donde me recibe el acogedor aroma a café acompañado por una agradable calidez que contrasta con el fresco viento de otoño de afuera. Me acerco al mostrador, detrás del cual se encuentra una mujer de mediana edad con una coleta de cabello castaño salpicado por algunas canas, lleva puesto un delantal de color marrón.

-Llegas tarde- dice en tono molesto sin levantar la vista del ordenador.

-Lo siento Tina de verdad- el arrepentimiento es notable en mi voz, ella levanta la mirada y sus ojos verdes enojados se posan en mí, tiene el ceño fruncido y los labios apretados- te prometo que no volverá a pasar- le aseguro suplicante, ella escruta mi rostro y luego relaja un poco el semblante, pero sigue estando seria, como siempre.

-Bien empieza a trabajar- dice y se vuelve para escribir algo en la computadora. Sonrío y doy la vuelta al mostrador para levantar una tapa y ponerme del otro lado de él. Dejo mi mochila en una silla y me pongo el delantal marrón, donde en el medio se lee Tina's (el nombre del café). Exacto, Tina es mi jefa, pero no es de esas jefas mandonas e ignorantes— al menos no siempre—, a pesar de que esté todo el tiempo seria y sea reservada es una buena persona y es divertida. En el año que he estado trabajando aquí se ha convertido en alguien a quien admiro.

La tarde transcurre sin incidentes, no hay muchos clientes y Tina me obligó a comer algo porque me vio "muy pálida", aunque quizás tenía razón dado que no almorcé. Queda una hora para que termine mi turno y solo hay tres clientes en el pequeño establecimiento. Las mesas de madera y sillas estilo vintage están casi todas vacías, solo uno de los sillones marrón oscuro pegados a la pared está ocupado por un hombre utilizando su computadora.

Salgo de la cocina llevando una bandeja con una taza de café y un plato de medias lunas y mientras miro que todo esté en su lugar no me doy cuenta de que alguien sale de los baños precipitadamente y choca contra mí, haciendo que el contenido de la bandeja caiga sobre él. El café caliente cae sobre su remera blanca y dejo escapar un grito ahogado.

-¡Lo siento, lo siento! No te había visto- dejo la bandeja en una mesa cerca y miro al chico frente a mí afligida. Él esta haciendo muecas de dolor y estirando la remera llena de café caliente lejos de su pecho para evitar que lo queme, aunque ya es tarde para eso.

-N-no hay problema- dice apretando los dientes por el dolor. Que hago, que hago... piensa Liv.

-Ven sígueme- lo tomo del brazo y lo conduzco a la cocina apurada. Dios soy demasiado torpe y ¡ese café estaba hirviendo!- quítate la remera- digo cuando nos paramos frente al fregadero. El chico de cabello castaño claro, casi rubio, me hace caso y se quita la camiseta por la cabeza. El calor sube a mis mejillas cuando veo su abdomen marcado, tiene una mancha roja en el medio del pecho— auch eso debe doler—,aparto la mirada de su cuerpo. Abro el grifo y lo miro a los ojos, son de un bonito color verde apagado- umm... ponte agua, eso ayudara al dolor- digo atolondrada. La verdad no se que hacer en esta situación pero supongo que es verdad que aliviará el dolor. Él lo hace, se pasa agua varias veces con la mano y luego se apoya contra la mesada con un suspiro- ¿ayudó?- pregunto avergonzada. El sonríe, es una sonrisa tierna, unos lindos hoyuelos se forman a los lados de sus labios y sus cachetes forman círculos a la altura de sus pómulos.

-Un poco- dice y se encoge de hombros con indiferencia, su voz suena relajada y tiene un toque de diversión. Es una voz suave y profunda. Sonrío avergonzada y miro hacia abajo, mala idea, su pecho y abdominales quedan en mi campo de visión y vuelvo a ponerme como un tomate. Por suerte la cocina no es muy grande y solo hay dos personas dentro que están de espaldas a nosotros.

-Lo siento mucho de verdad, soy muy torpe- me cubro la cara con las manos y luego las aparto un poco para observar al chico frente a mi.

-No te preocupes enserio, no es nada- dice sonriéndome amablemente- soy Leo por cierto- me tiende su mano y no puedo evitar mirar su brazo trabajado. Es de esos chicos atléticos pero no exageradamente, no de esos que se matan en el gimnasio para tener buen físico, sino de los que ya tienen buen metabolismo.

-Soy Olivia, pero me dicen Liv- tomo su mano y le sonrío, aún no puedo borrar la vergüenza que siento.

-Un placer Liv, lastima conocernos en estas circunstancias- dice con una sonrisa y yo me río suavemente.

-Lo mismo digo- nuestras manos aún siguen unidas y nos miramos a los ojos por unos segundos- umm... bueno voy a ver si Tina tiene alguna remera que pueda darte- digo despabilándome y retirando mi mano de la suya- espérame aquí- digo y salgo rápido por las puertas dobles de la cocina. Visualizo a Tina atendiendo al hombre de la computadora y me acerco a ella.

-Umm... Tina ha habido un pequeño accidente- digo en voz baja con una mueca avergonzada. Ella le dice al señor que vuelve enseguida y me arrastra hasta el mostrador.

-¿Que hiciste?- pregunta levantando una ceja acusadoramente y yo le sonrío con inocencia.

———
No se ustedes pero a mi la primera aparición de Leo me emociona mucho. En el próximo capítulo sabremos mas de él y de Liv también ;)
¡Cuéntenme sus opiniones!❤️

-V

Café agridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora