¡NERO!

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Corrí lo más rápido que pude y al fin llegue a la caseta del lago, me recosté en la caseta, valla que si estaba cansada, empecé a tomar aire pero fue inútil poder quedarme tranquila, ya que el teléfono de la caseta empezó a sonar, Mire a mi alrededor para ver si había más gente y no el lago estaba vació así que entre en la caseta y conteste.

-¿Hola?

-Al fin que contestas niña, que gusto oírte. –Su voz era ronca y muy escalofriante-

-¿Dónde está mi mono?- No me iba andar con rodeos, él no se iba a quedar con mi mono y mucho menos con esta conversación.-

-Heyyyyy, tranquila niña, tu bola de pelos está bien. Pero ya que está apurada en tenerlo de vuelta te diré lo que tienes que hacer para que lo recuperes. En la banca que está en la orilla del lago hay una bolsa...

-¿Qué tiene la bolsa?

-Nada a lo que le tengas que temer, solo tráela y déjala en la caseta y tu mono estará ahí.

Cuando corto la llamada me quedé helada, no sabía si hacerlo o no pero ya empezaba hacerse tarde y mis padres iban a despertar pronto y no quería que se llevaran la sorpresa de que su hija no estaba en casa, así que decidí salir de la caseta, cuando estaba segura de que no había nadie empecé a caminar hacia la banca. Pero mi sorpresa es que no había una vendita banca, pero sentí que alguien me observaba, pero antes de que pudiera voltear me y ver quien era, un hombre vestido de negro y un pasamontaña estaba justo detrás de mí. –CORRE COMO GALLINA LORENA- me dijo mi conciencia y hoy si le hice caso y empiezo a correr, pero fue inútil ya que el hombre empezó a seguirme y se tiro encima de mí, luche con todas mis fuerzas para zafarme del tremendo animal, pero él se adelantó y cubrió mi nariz y parte de mi boca con un pañuelo que contenía droga y poco a poco fui perdiendo mis fuerzas y mi vista se nublo...

Me desperté de un brinco, pero algo me retuvo y me caí de un sentón en una silla, aclare mi mente y observe que estaba atada de pies y manos, me encontraba en un cuarto oscuro, sucio y desagradable, hasta podía ver una que otra rata corriendo, no sabía dónde estaba exactamente, pero por las ratas me pude dar cuenta que seguía en el barrio. Pero me alegré cuando mi vista miro hacia la derecha en una mesa y puesto en una jaula estaba Nero, estaba asustado, pero cuando me vio empezó a dar vueltas sobre si mismo, diciéndome en otras palabras que estaba feliz de verme.

No podía creer que estaba bien, ahora teníamos que ver como salíamos con vida de esta situación. Pude notar que no estábamos solos ya que empiezo a escuchar voces del otro lado de la puerta.

-¿Qué opinas de la chica?

- Me parece muy bonita, nunca la había visto en el barrio, ¿Cómo es que el jefe la consiguió?

- No seas idiota Brandon ella debe de ser de aquí, el jefe no traería al alguien de lejos para secuestrarla en un lugar como este.

- Tal vez la chica es idiota, el jefe la pudo engañar.

- Bueno tal vez.

Como se atreven a decirme a mi idiota no saben con quien se metieron par de pelmazos –Tranquila Lorena ya tomaremos venganza tú tienes más cerebro que estos dos juntos y las ratas. - Amo a mi conciencia hasta en los malos momentos sabe cómo hacerme reír.

- Ya estuvo bueno, Brandon y Dylan. La chica si es de por aquí, pero ella nunca sale, el jefe sabe que le importaba ese mono hasta el punto que ella saldría.

- ¿Es enserio?

- Claro que sí, pero antes que sigan con más estupideces mejor vamos a ver si ya despertó.

No sabía qué hacer si hacerme la dormida o enfrentarlos, pero cuando trato de pensar en otra cosa, dos chicos entran acompañados de un hombre vestido de traje muy elegante.

- ¡Buenas tardes señorita Lorena! –Cuando dijo mi nombre observe que le salió una sonrisa, pero en su cara tenía una pequeña cicatriz que iba desde su mejilla derecha hasta su mentón y era bastante grande.

- ¿Qué hora es?

- Las 4. –Dijo el chico que estaba a su lado derecho.

- Mierda. – Mis padres si me van a matar.

- Y esa boca, usted es señorita. – Dijo el señor de traje.

- Soy señorita, pero con ustedes no se puede hablar decentemente par de pelmazos. Aparte ¿quiero saber quién dijo que era una idiota?

- YO ¿Y qué?

- Mira pelmazo tu a mí no me conoces así que te advierto una cosa...

- Shhh. –El pelmazo de Brandon se acerca a mí y en una de sus manos tenía una navaja y estaba decidiendo a hacerme daño.

- ¡EPA! Quieto ahí Brandon el jefe la quiere intacta. Más bien desátala.

Él tal Brandon me desata con brusquedad con la navaja. – Si quiere también nos cortaba el pelo, las manos y los tobillos, este de ser pelmazo a de ser Pegelagarto sin habilidad motriz. – Valla que mi conciencia anda muy divertida con esta situación.

Mi gran historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora