Capítulo 21

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Jaehyun estaba de mal humor todo el tiempo. Jaemin le había dicho esa mañana que comiera pasas, que parecía constipado.

Estaba en la mierda.

Ni siquiera quería ir a la estúpida reunión en la que estaban.

Los padres de Chenle habían salido por el fin de semana, así que invitó a sus amigos a pasar el rato. Al principio había sentido cierta emoción cuando lo invitaron porque sabía que Donghyuck estaría ahí. Nunca pasó por su cabeza que estaría con un idiota sobre él toda la noche.

Conocía al hijo de puta. YangYang le había dicho que el tipo compartía clases de matemáticas con él y que había abordado a Hyuck hacía un par de semanas.

Quería golpear a todo el mundo, quería quemar la puta casa. Especialmente porque el moreno no le dirigió una segunda mirada cuando llegó, como si no existiera.

El imbécil, al que todos llamaban Lucas, lo sostenía firmemente por la cintura mientras ingería cantidades ridículas de alcohol.

Pero eso no era lo que más le molestaba. No.

Lo que más le enojaba era que Donghyuck se veía completamente incómodo con esa acción. No era tan difícil adivinar que ellos no eran tan cercanos aún, ¿por qué mierda lo toca tanto? Su mano casi estaba en su trasero.

Mierda.

Tenía que salir de ahí, por lo que se excusó con sus amigos, anunciando que saldría a fumar. Ellos le ofrecieron acompañarlo, pero les dijo que quería estar solo. Lo entendieron.

Fue al pórtico y, una vez afuera, abrió su chaqueta para recibir el frío viento en su pecho, tratando de disminuir la sensación de calor. Aspiró todo el aire que cupo en sus pulmones y relajó su postura lo más que pudo. Más tranquilo, sacó la cajetilla de cigarros y la agitó para sacar uno y ponerlo entre sus labios. Acercó el encendedor y frunció el ceño.

Encendedor. Hijo. De. Puta.

Gruñó sonoramente y lo arrojó a la lluvia, viendo cómo se perdía en la noche.

- Patético – se burló una voz a su lado.

El recién llegado encendió un cigarrillo ágilmente y luego le pasó el encendedor al mayor, quien, sin inmutarse por el insulto, encendió el suyo, dejando que el humo entrara y saliera lentamente de su cuerpo

- Te quema las entrañas, ¿no? –

- Es un maldito imbécil – bramó – no deja de tocarlo. Hyuck ni siquiera se siente cómodo con él –

- A mí tampoco me gusta – admitió tensando sus hombros, dando una gran calada a su cigarro en un intento de relajarse – pero no nos corresponde a nosotros decírselo –

- Bueno, alguien tiene que hacerlo – se giró a verlo - ¿él se va a ir contigo? –

El menor negó con notable molestia.

– Voy a quedarme aquí. Por eso le dije que podía traer a Lucas, para que él lo llevara a casa –

- Debes estar bromeando – rió incrédulo – Jeno, ese hijo de puta está bebiendo como si fuera agua –

- Lo sé – miró al suelo, respirando pesado – lo sé –

- Tienes que... -

La puerta se abrió de golpe y dos cuerpos se asomaron en medio de risas.

- Vamos, cariño – dijo el alto – tenemos que irnos ahora –

- Sí – aceptó el moreno, conectando su mirada por una fracción de segundo con la de Jaehyun – vamos –

- Hyuck – llamó su hermano – no creo que sea buena idea. Está lloviendo y... –

- Lo tengo controlado – interrumpió el chino, sonriendo – no te preocupes –

Jaehyun apagó su cigarro con el pie e irguió su postura.

– Yo voy a llevarlo –

- ¿Qué? – preguntó Lucas, como si de verdad no entendiera.

- No, iré con él – sentenció el menor, con la intención de caminar lejos de ahí.

- Irás conmigo – repitió el mayor, tomando su brazo – no está en discusión –

- ¿Disculpa? – jadeó ofendido.

- No tienes otra opción – intervino su hermano tras él – Jaehyun va a llevarte a casa –

- No lo entiendo – resopló – ¿desde cuándo son amigos? –

- Haechan... –

- ¿Haechan? – repitió Lucas, confundido – no sabía que te llamaban así, bonito –

- Sí, bueno. Luego hablarán de eso – interrumpió Jaehyun – ya te ibas –

- ¿Realmente no puedes irte conmigo? – trató de murmurar al menor – quería enseñarte mi cuarto –

- Suficiente – Jaehyun los separó de golpe y empujó al chico a la lluvia – vete a casa. Llámalo cuando estés allá para saber que llegaste – ordenó al menor, quien sólo asintió antes de casi correr a su coche – vamos, te llevaré ahora –

El tono le hizo entender que no estaba abierto a discutir, por lo que se giró a su hermano, quien le dio un par de indicaciones antes de entrar nuevamente a la casa.

Maldición.

The new guyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora