𝐌𝐲 𝐒𝐞𝐱 𝐈𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐭𝐨𝐫 || Finn Wolfhard

| Capítulo Cuatro |

-¿A dónde me llevas? - pregunté un tanto asustada.

Rió. -Tranquila. - dijo defendiéndose en un rincón.

-¿Qué ocurre?

-Fue mil veces mejor. - dijo. - Pero no es suficiente.

-¿A qué te refieres?

-Debe ser algo lento, despacio. Algo que te haga sentir una chispa en todos lados, como te dije antes, algo que te impulse a llevarlo a otro nivel.

-Pero, ¿cómo?

-Primero debes cerrar tus ojos, puedo sentir como los mantienes abiertos.

Hice lo que me indicó.

-Bien, también debes acercarte un poco, no te violaré, ____. - ambos reímos y me acerqué un poco a él. -No es suficiente. - dijo colocando sus manos en mi cintura y acercándome a él rápidamente. -Coloca tus manos en mis hombros.

-¿Hay necesidad? - pregunté un poco incómoda abriendo mis ojos.

-Si quieres llevarme a la cama debes tomarme por los hombros mientras me besas. - dijo.

-¿Eso es con todos los hombres? - pregunté rodeando su cuello con mis manos.

-No lo sé, pero conmigo es así.

-Bien. ¿Es necesario también que coloques tus manos tan cerca de mi trasero?

Rió. -Sí, lo es. - susurró cerca de mis labios mientras se acercaba.

-¡Cuidado con lo que tocas! - dije haciendo ue se alejara.

-Tranquila. - dijo subiendo un poco sus manos. -Manten tus ojos cerrados.

-Oh, cierto. - cerré mis ojos.

-Ahora, déjate llevar, no estés tan tensa... Debes sentirlo, pero de tu parte. - dijo acercándose un poco más, haciendo que sintiera su respiración chocar.

-Está bien... - musité algo nerviosa.

Luego de culminar dicha oración, Finn procedió a acercar sus labios a los míos lentamente haciendo que estos rozarán, aquello me había provocado escalofríos, pero no de mala manera. Poco a poco se encargó de unir sus labios a los míos, moviéndolos de manera lenta, como si se nos puedira ir la vida en aquel beso, dándole paso a su lengua, haciendo que ambas se entrelazaran, es mi mejor amigo, pero de haber sabido que besa de manera tan encantadora, tal vez hubiese hecho esto hace un tiempo. Sus manos se encontraban posadas en mi cintura haciendo a la misma vez que acercara mi cuerpo hacia el suyo cada vez más, si no estuviese tan concentrada me hubiera parecido incómodo estar tan cerca de él.

Yo enredaba mis dedos en su cabello mientras seguía sus pasos a la perfección haciendo que nuestros labios encajaran a lo mejor posibe, él tan solo paseaba sus manos por mi espalda, lento y cautivadoramente, el simple contacto de sus cálidas manos hacía que toda mi piel se estremeciera, incluso sin la necesidad de introducirlas dentro de mi camiseta, podía sentir un cosquilleo pasar por todo mi cuerpo, el suave contacto de sus labios a la perfección.

Al parecer Finn tenía razón al decir que besos como estos pueden acabar en la cama, pues de un momento a otro él se encontraba conduciéndome hacia el sofá mientras introducía sus manos dentro de mi camiseta, tal vez para acariciar mi espalda, sacarme la camiseta o desabrochar mi brasier pero al chocar con el sofá...

-Ah, exacto. - susurró separando sus labios y sacando sus manos. -Estuvo perfecto.

-No... No me tengas lástima. - dije sin siquiera realizar un movimiento para alejarme de él.

-No no, es enserio, fue mejor de lo que creí y la razón por la cual acabé separándome es porque esto debe ir lento y mi amigo no debe cobrar vida aún.

-¡Oh, mi Dios, cállate! - exclamé alejándome un poco de él, pues tenía el sofá detrás.

Soltó una carcajada y nuevamente me jaló hacia él.

-Si te voy a enseñar debes acostumbrarte a la idea, preciosa. - sonrió.

-Oye, tranquilo viejo, esto es nuevo para mí, no me juzgues.

Rió. -Tranquila, no lo haré, pero eso acudiste a mí, ¿no?

-Cierto. - sonreí. -Eh, creo que ya podemos separarnos.

-Ah, sí sí. - dijo alejándose.

-Bien... - dije alejándome al mismo tiempo que él.

Por un momento el ambiente se tornó un tanto incómodo, Finn me observaba de manera fija con los ojos bien abiertos sin decir nada y sin ninguna expresión en su rostro, mientras yo tan solo intentaba ignorar su mirada fijando mi atención en cualquier otro lugar, tratando de idear algo para decirle y que de esa manera apartara esa mirada de mí.

-¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo él rompiendo el silencio, al parecer notó lo nerviosa que estaba.