| Capítulo Doce |

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—Una farmacia —expliqué— necesitaremos preservativos, sé que esto no ayuda a nadie a ser bueno en la cama, pero lo pase por alto y es importante.

—Espera ¿sugieres que yo —se señalo a si misma— entre a la farmacia y compre protección?

—Exactamente.

—iNo! iEstás loco! —exclamó.

—Ah, entonces ¿prefieres ir pensando en un nombre para nuestro lindo bebe?

—Ja ja que gracioso —dijo golpeando mi hombro— Es solo que me da algo de vergüenza, suelo comprar cosas en esa farmacia, no sabría con que cara ver a la mujer

luego de eso.    

—No debería pensar nada de ti, no tienes quince años, además sabrás que estas lista cuando cruces esa puerta y compres protección —cruce mis brazos.

—¿Quien ha dicho que estoy lista mentalmente?

—Lo estarás cuando lo hagas —saque mi billetera— ten, compra lo necesario.

—De acuerdo —arranco el dinero de mis manos—, pero vienes conmigo.     

—Bien, princesita —le sonreí.

Ambos entramos a la farmacia luego de que esa puerta electrónica se abriera por si misma, nos detuvimos frente a la caja y una mujer de aproximadamente unos treinta años se acerco a nosotros.

—Hola, _____ —le dijo sonriente, vaya si suele venir, tenía razón.

—Hola señora,  Elizabeth —respondio tratando de sonreír— ehm... ¿tiene preservativos? —pregunto y de inmediato la mujer dirigió su mirada hacia mi, ha de haber pensado que andamos juntos.

—De acuerdo, querida, espera un minuto, los buscaré.

—iVes, no es nada del otro mundo!

—Cállate idiota,ahora me veré obligada a cambiar de farmacia —reprochó.

—Aquí tienen —dijo colocando unas cuantas cajas frente a nosotros, las mejillas de _____ se coloraron un poco al oírla hablarnos en plural.

—Creo que los llevaré todos —dijo entregando el dinero.

—Gracias por tu compra, cariño.

—Gracias a usted. —sonrió mientras se daba la vuelta.

—iVaya, que carga tan enorme! —exclamé.

—Te odio...—susurró.

—Deberías amarme, otros chicos no se preocupan por esto, si cargan protección en sus bolsillos tienes suerte pero si no aun asi lo hacen, es tu problema si estas cuidada o no, —encogí ambos hombros— soy el único en preocuparme y es solo por el hecho de que se trata de ti y aunque sé que tú y yo haríamos niños lindos se que lo menos que quieres ahora es un bebe en camino.

—Tienes razón —rió.

—Soy un buen instructor ¿no?                 

—Deberías trabajar para ello —rió.

—iOye buena idea! —exclamé— dejaré la universidad, leere y me aprenderé todo el kamasutra ¡seré un experto! y cobraré bastante caro por las lecciones.

—¿Entonces serias como un prostituto solo para vírgenes?

Hice una mueca. —Mala idea.

—Te pagarán por tener sexo, ¿que chico de tu edad no amaría eso?

—¡Pues si, genial! pero si las chicas son virgenes debe ser por alguna razón —fingí un escalofrío.

Rió. —Cierto, no es muy lindo después de todo.

—Exacto.

Habia pasado una hora despues de haber llegado y en estos momentos me encontraba siendo perseguido por _____, debido a que habia cogido su móvil mientras estaba descuidada.

—¡Dame eso! —me ordeno mientras corría.

—No —dije sin detenerme— leeré tus mensajes.

—Ni lo pienses —me advirtió.

— "Soph, asegurate si la blusa violeta de encajes sigue en la tien...—me detuve— ¡Esto no es interesante!

—No tiene porque serlo, ahora regresame mi móvil.

—No, después de leer tus mensajes con tu amado Noah.

—¡Oh, no!

—reí— ¿Cual es el problema? —pregunte mientras entraba a mi habitación.

—Yo no leo tus mensajes con las zorras con las que te acuestas —dijo entrando después de mí y cerrando la puerta. 

—Es distinto.

— ¡No lo es! —reprocho cruzando sus brazos mientras fruncía el ceño.

—Si lo es —dije— a ver, trata de quitarmelo —dije moviendolo de un lado a otro.

—Basta, no es gracioso.

—De acuerdo, te lo daré...—acerqué el móvil a su mano extendida.

—Gracias —iba a tomarlo pero lo alejé nuevamente.

—Con una sola condición.

—¿Que quieres?

—Debes besarme—le sonreí— no quiero algo para salir de paso, ¿recuerdas la primera lección? —enarque una ceja— quiero algo asi.

Sé que pude haber hecho que hiciera algo mas divertido pero quería besarla ¿y que mejor pretexto para hacerlo?       

𝐌𝐲 𝐒𝐞𝐱 𝐈𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐭𝐨𝐫  || Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora