|IIX|

3 0 0
                                    

Mayo, 2020.
Argentina.

Hola.

Hoy me llegó a la mente nuestra primera cita. Recuerdo que en todo el viaje en tren hacia la estación, donde me esperabas, me repetía una y otra vez que solo era algo casual, para vernos y hablar.

Me temblaban las manos, los labios y el corazón, me temblaban los cimientos de mi vida. Sabía que algo pasaría pero quería estar relajada y tranquila, sin espectativas. 

Semanas después comprendí que los dos habíamos deseado tanto ese momento, ese encuentro. Vos también estabas nervioso y ansioso. Lo noté cuando me llamaste con la voz temblorosa para preguntarme por dónde estaba. Yo me mordía las uñas buscando el tren con la mirada. 

Todavía estoy en monte grande te dije con pena en la voz, estaba llegando tarde a nuestra primera cita y me quería morir. Me acuerdo que te reíste y me dijiste que vos ya estabas en Temperley y que me esperabas ahí. Se me paralizó el mundo, ya era real.

Me estabas esperando.

La sirena de la llegada del tren me volvió a la realidad y te corté diciendo que en 20 minutos llegaba.

¡Que nerviosa estaba! En el viaje me arregle 80 veces la camisa de flores y el labial que dos segundos después de subirme a tu camioneta me comiste.

Cuando bajé del tren te busqué con el corazón en la garganta y las manos temblando, temblé hasta el último día que te ví, provocabas eso en mí y te encantaba. 

Esa tarde de noviembre fue la tarde más feliz de mi vida, desde hacía muchos años. Nunca, jamás me habían mirado así, porque vos me miraste, me miraste como se mira algo que se anhelo por mucho tiempo, como se mira algo que uno no cree real. Se que yo te miraba igual.

Me acariciaste las manos, la cara, las clavículas, las piernas, el pelo y me besaste.

Dos segundos después de vernos a solas me besaste. 

Tu boca encajaba tan bien con la mía. Tu lengua era súper atrevida y me desbloqueó varios niveles. Me encendiste en dos segundos y me volví descarada.

Ya era mi cuerpo el que mandaba. 

Varios besos y abrazos después te pregunté porqué. Porque nunca me habías dicho nada, porque tantos años de silencio. En ese momento no lo percate, no percate como apretaste el volante o como ya no me miraste, ni ví las señales de tu cuerpo gritando una verdad que no podías contar, según vos por miedo a mi reacción, por miedo a que me fuera. 

Probablemente lo hubiera hecho. Estaba a tiempo. Ya después, no tuve opción... 

Esa tarde nos fuimos a una heladería de Banfield. Hacia un calor de mil demonios y yo estaba muerta de hambre. Nos sentamos al final de todo y entre beso y beso nos comimos un kilo de helado de limón.

Esa tarde descubrí varias cosas de vos.

En primer lugar que sonreís mucho cuando estás nervioso. En segundo lugar que arrugas la nariz y achinas los ojos, incluso más chicos de lo que ya son, cuando algo te da mucha risa. En tercer lugar que te gusta mirar a los ojos cuando hablas. En cuarto lugar que tu pelo es ondulado y profundamente negro, con apenas algunas canas y que se te forma un jopo de lo más dulce cuando te lo tocas todo el tiempo. En quinto lugar que tus ojos son marrones claros y que uno tiene una motita negra. En sexto lugar que tus manos son chicas y que te gusta acariciar. Mucho. En séptimo lugar que te gustaba sostener mi mano cuando manejabas y acomodar mi pelo hacia atrás. 

Esa tarde descubrí que cuando te excitas traspiras sin olor y que eso tiene un sabor adictivo. Te pasé la lengua por toda la cara ¿te acordás?

Me tenías perdida. No parecía aquella piba tímida que subió a tu camioneta.

Esa tarde entre frenada y frenada nos besamos hasta hartarnos, nos comimos la lengua y nos exploramos tímidamente, muertos de ganas.

Antes de irnos paramos en un bar a tomar una cerveza y me leíste un poema que me habías escrito. Te veías tan lindo, tan inalcanzable que me llenaste los ojos de amor.

Te besé tanto, tanto, tanto muerta del miedo de no poder verte más. 

Te extraño. Nos extraño. Gracias por la primer mejor cita de mi vida. Te amo E. 

Cartas a quien pretendo olvidar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora