Jardín

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No habían luces encendidas, no había nadie despierto, eramos las únicas personas en esa larga y ancha carretera, a veces el frío hacia que la mente divagará en cosas extrañas, tratando de atraer el pánico. Lo cierto es que a nosotros lo único que nos importaba era llegar al concierto, pero la verdad es que ya era casi media noche y pensar en eso en estos momentos era una estupidez.

-Bueno, supongo que tocara pasar la noche aqui, realmente no era lo que quería para nosotros, pero ya no puedo hacer nada mas.-  Dijo esteban sentandose en la orilla de la carretera ya calmado y resignado, era lo importante.

-Ya deja de quejarte idiota y ven a ver esto.- A lo lejos pude ver una pequeña cabaña con algunas luces encendidas, muchos árboles y una gran entrada. Imaginé que podría ser un buen lugar para pasar el resto de la noche y no estaríamos tan lejos del auto, así mismo se lo hice saber a los chicos.

-Quizás podamos rentarla por esta noche.- Dijo Sara acercándose a mi.

-Me parece una buena idea. ¿Que es lo peor que nos puede pasar? ser atacados por unos zombies y no saber a donde ir.- Dijo esteban con la mirada puesta en la cabaña.

Por un momento Sara y yo dejamos nuestra mirada fija en él, como tratando de entender que clase de idiotez acababa de decir. Luego Sara se reincorporó y colocando una mano en su hombro le dijo .-Amor, a veces deberías dejar de ser tan idiota, en serio te amo pero ya callate.

-Pero amooor, nada mas mira el escenario que nos rodea si no es un ataque zombie, es una invasión de extraterrestre, de algo me tiene que servir todo el entrenamiento que he tenido en mis vídeojuegos.- Se disponía a darle un beso a Sara cuando ella hizo un movimiento, lo rechazó y comenzó a caminar hacia el lugar que teníamos como destino.

-JAJAJAJAJAJAJA SIGUE ASÍ Y TE VAS A QUEDAR SIN NOVIA IMBÉCIL.- Le dije mientras seguía los pasos de Sara y me alejaba de él.

Se quedó pensativo por un momento y cuando se vio casi solo dijo.- Esperenme no me dejen solo ¡¡¡LAS NECESITOOO!!!.- y salió corriendo atrás de nosotras.

Caminamos hasta llegar a la entrada de la cabaña, no tenia ningún tipo de seguridad, simplemente estaba abierta, me pareció algo muy extraño por que mucho o poco lo que tuvieran las personas de por aquí, deberían tener algún tipo de seguridad, no se puede confiar del todo en esta vida y menos al estar tan expuestos a una vía tan ajena a sus vidas

-¿Están seguras que quieren entrar? No se, podemos esperar en el auto y si estamos juntos nada malo nos pasará.- Estaba a solo 3 pasos de donde se encontraba esteban y desde ahí podía oler su miedo, su pánico y las ganas de salir corriendo de ese lugar. En realidad para él,  llegar a cualquier sitio ajeno a su vida cotidiana le daba  desconfianza y en este caso no fue la excepción, no dejaba de mirar hacia los lados, se notaba no intranquilo que estaba, no sabíamos con que tipo de personas nos íbamos a encontrar y aun así, decidimos entrar.

-Tranquilo, si estamos contigo nada malo nos puede pasar, con tus súper entrenamientos estamos mas que seguras.- lo mire con picardía y le di una sonrisa fingida, así mismo me dispuse abrí la puerta para ingresar a lo que era el frente de la cabaña.

Al entrar me pude dar cuenta que habían muchas plantas con diversos tipos de flores y que de seguro ahí vivían personas amantes a la naturaleza, moría de ganas de que amaneciera pronto ya que todo este lugar debía ser muy hermoso al exponerse a la luz del sol.

-Bueno, no está tan mal como lo pensé, en el día todo esto deber ser un lugar para admirar, después de todo ya me siento como en casa.- Dijo esteban, observando el lugar.

Hace 3 años había tomado la decisión de hacer un pequeño jardín en la casa de sebastian y como ya en mi casa no cabía ni una sola planta mas, decidí continuar en la casa de él, 1 año mas tarde cuando Sara y él comenzaron a salir, ella se tomo la molestia de hacerse cargo de ese pequeño jardín, que bueno actualmente ya no es tan pequeño.

-Bueno Lina, fue tu idea el venir hasta aquí, así que te toca ir y dar la cara por nosotros, vamos con confianza.- Fui y toque la puerta, pero no por que él me lo hubiera dicho, si no que ya tenía frío y quería entrar. En ese momento salio por debajo de la puerta un pequeño sobre blanco, sin sellos ni escrituras, solo traía algo escrito adentro. Me apresuré a tomar el sobre y saber cual era su contenido, Esteban y sara al darse cuenta de todo lo que había sucedido, se acercaron a mi para también ver que era lo que pasaba.

PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora