Día 6: Familia UA

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No pasaba mucho tiempo de calidad con mi familia, lo sabía. Estaba todo el día en la oficina con papeles y teléfonos sonando. Charles me recriminaba una y otra vez que llegaría el día en donde me arrepentiría de pasar tanto tiempo pensando en nuestra situación económica que en el pequeño niño que correteaba en el patio trasero.

Era común que discutiéramos acerca de ello, yo solo trataba de ignorarlo y decirle que todo estaría bien. Llegaba cansado en las noches y despertaba temprano para volver al trabajo, no tenía tiempo de jugar con David ni de pasar tiempo con mi esposo.

Pero dentro de mí, no quería que el tiempo se escurriera entre mis dedos sin darme cuenta de lo que había perdido; me sentía culpable. Mi padre nunca fue muy cariñoso conmigo; solía asociarlo con que los alemanes no eran muy demostrativos con sus emociones, aunque sabía que la verdadera razón era la responsabilidad de ser el primogénito de la familia y porque nunca fui lo que mi padre esperaba.

Recuerdo como se la pasaba serio durante las cenas al final del día, como ignoraba lo que le contaba; lo que me había pasado en el día. Sobre todo, recuerdo sus fuertes regaños, sus dolorosas miradas de desaprobación y los gritos despectivos que lanzaba a mi madre.

No podía entender como su calmada y desinteresada actitud hacia nosotros, cambiaba volviéndose violento e irascible.

Poco a poco fui entendiendo su manera de ser y, aunque aborrecía cuando actuaba de tal manera, aprendí a disfrazar mi dolor ante sus ojos y callarme las cosas que moría por contarle a alguien. Supongo que por esa situación me volví un poco como él, cosa que odiaba, pero fingía que esa parte de mí no existía.

Al menos eso pensaba...

–¡¿Sabes qué, Erik?! ¡Estoy harto que cada vez que te pido un día para que podamos convivir todos en familia, siempre pones tus estúpidas excusas! -Me gritó Charles, la persona que era imposible hacer enojar y gritar. Sus ojos rozaban, sabía que estaba dolido. –¡Siempre tratas de actuar como que todo está bien y tú sabes que no lo está! Por un momento en tu vida deja de actuar como tu padre y preocúpate por esta familia.

–¡No metas a mi padre en esto Charles, yo no soy como él! -Contesté con fuerza. Entendía que no había pasado mucho tiempo en casa como solía, pero no era necesario meter ese tema que mi esposo sabía que era sensible para mí.

–¿En serio? Los últimos meses no has sido el mismo de antes, estas dejando que el trabajo te consuma. ¿Cuándo fue la última vez que jugaste con David? Solo tiene 5 años, Erik. Te necesita en su vida; ver que su padre lo ama... Te amo con mi vida, pero odio que nuestro hijo me pregunte todos los días dónde está papá.

–Solo intento darles lo mejor. Lo mereces Charles...

–¡¿De qué sirve si nunca tengo a mi esposo conmigo?! -Fue lo último que dijo antes de mirarme con impotencia, darse la vuelta y volver a nuestra habitación.

Salí furioso al patio trasero después de ver la puerta azotarse, caminé hasta la cerca que dividía nuestra propiedad de las casas de los vecinos. Años atrás, cuando pensamos en comprar una casa para por fin formar una familia, decidimos que esta tendría un gran jardín para que nuestros hijos pudieran jugar con libertad.

Charles provenía de una gran familia de renombre, sobre todo de mucho dinero. Sus padres no estaban muy contentos al enterarse que él se casaría con alguien como yo, solo su hermana parecía feliz cuando lo contamos en esa reunión familiar. Tanto fue el desagrado de la familia Xavier que terminaron por echarlo de su casa y cualquier cosa que tuviera que ver con su apellido.

Incluso en ese momento, cuando prácticamente le quitaron todo aquello que conocía, se aventuró a una vida conmigo. No sabíamos que nos depararía el destino, pero él confió en mi ciegamente, empezamos desde abajo juntos ¿y como le he pagado su confianza?

Cherik Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora