i. mejor amiga

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SUMMER LAWLER por mucho tiempo se sintió utilizada luego de que Paul Lahote terminara una relación de dos años con un mensaje de texto tras desaparecer unas semanas sin avisar. No volvió a verlo, pero a diario escuchaba rumores sobre lo bueno que estaba y claro, lo mujeriego también.

Pero él no fue el único que cambió. Summer dejó atrás su teñido cabello pelirrojo, volviendo a su color natural. Un año con diferentes rutinas de ejercicio dieron resultados beneficiosos y ella no podía estar más orgullosa. Definitivamente no había nada de la chica que Paul había dejado.

‐Summer -Leah intentó golpear su brazo con delicadeza.

-¿Qué pasa? -preguntó sobándose el brazo, le había dolido.

Leah prácticamente era su otra mitad si de amistad hablamos. Habían sido amigas desde los 7 años y nunca se habían separado, al menos hasta hace unos meses que desapareció unas semanas con su hermano y volvieron casi tallados por los mismos dioses.

-¿Me acompañarás a casa de Emily? -la miró casi rogando. Summer era la única persona que podía ver el lado vulnerable de Leah.

-No lo entiendo, Lee. ¿Cómo haces para ignorar todo lo que pasó?

Leah miró a su mejor amiga, su única amiga después de terminar con Sam y tiempo después entrar en fase. Odiaba mentirle, era la primera vez que le ocultaba algo y no se sentía bien.

-Seguirás sin comprender, Sums. Es más complicado de lo que me gustaría.

Decidió no decir más al respecto y sin más aceptó la propuesta de Leah. Sería la primera vez que iría a casa de Emily luego de todo lo que ocurrió, sabía que la necesitaría para sostenerse si algo salía mal.

-Me gustaría poder decirte todo, Sums. Todo. Pero no puedo, no es algo solo mío.

Summer la miró procesando sus palabras. Sabía que algo sucedía, tenía una leve sospecha sobre qué podría ser y le parecía absurdamente irracional, pero también lo era el hecho de que desapareciera unas semanas junto a Seth y luego volvieran diferentes. Ninguno de los dos sentía frío, tenían muchísima más fuerza, habían crecido unos centímetros y desaparecían cada ciertas horas sin dejar rastro alguno. Era una locura.

-Tranquila, Lee. -le sonrió suavemente-. Sé que si me ocultas algo solo es para protegerme.

𝗺𝗼𝗼𝗻𝗹𝗶𝗴𝗵𝘁 ➝ 𝗽𝗮𝘂𝗹 𝗹𝗮𝗵𝗼𝘁𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora