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-¿Qué mierda acaba de pasar?
Summer parecía completamente diferente, sus ojos estaban más oscuros y sus cejas levemente fruncidas en disgusto.
-Cálmate -Leah tomó sus hombros mirándola fijamente.
-¿La estúpida imprimación es verdad? -preguntó casi perdiendo el control de la situación.
-Sí.
La voz de Sam sonó tras ella. Venía junto a Seth, Jared y Paul, quien se encontraba algo avergonzado.
-Pues no la quiero.
Fueron unas duras palabras. Sam la miró sin creer lo que había escuchado. Nadie había rechazado la imprimación, ni siquiera sabía si podía hacer eso.
Paul sintió un pequeño dolor en su pecho que padecía no querer desaparecer.
-¿Cómo que no la quieres? Tú no decides -Sam se acercó amenazante y Leah sin dudar se puso frente a Summer.
-No, Leah -dio un paso adelante-. No la quiero. Tú dices que no decido, pero estás equivocado, la que está en esto soy yo, y ya dije, no la quiero.
-Summer -el moreno intentó detenerla.
-Tú cállate, Paul -lo miró con cierto rencor haciéndolo retroceder-. ¿En serio crees que por ésto volveré contigo? ¿después de que me dejaste sin explicación? Estás equivocado. No mereces siquiera mi amistad.
-Basta -Leah apretó su brazo e instintivamente Paul le gruñó-. Summer, eres mi mejor amiga y te amo, entiendo tu dolor mejor que nadie, pero la imprimación es más fuerte de lo que piensas. Está bien si no quieres responder a ella, estás en tu derecho, pero nosotros no tomamos el rechazo de nuestra pareja a la ligera, el dolor nos puede llevar a la muerte.
La pequeña chica no hizo más que callar unos segundos, sabiendo que en cualquier momento explotaría en llanto. Era malditamente injusto que la vida y los estúpidos ancestros le hicieran eso.
