Antihéroe | EraserFroppy / AiTsuyu |

Capítulo V

Asui Tsuyu no podía quejarse de lo que la vida le había entregado. Tenía un buen empleo. Era lo suficientemente reconocida como para despertar admiración, pero no tanto como para que los fotógrafos estuviesen pendientes de sus movimientos; es decir, se encontraba en lo que consideraba el punto ideal de la profesión heroica. Toda su familia gozaba de buena salud y Tsuyu mantenía buenas relaciones con ellos. Tenía, como la mayoría de personas, cuatro o cinco buenos amigos en los que poder confiar. De haber sido escrita, su biografía no distaría mucho de cualquier otra.

Había un tema algo más sensible, de todas formas, dentro de lo que era su día a día. Al seguir manteniendo la gran mayoría de las relaciones forjadas durante la etapa de preparatoria, Tsuyu había continuado con su noviazgo adolescente. No estaba muy segura, pero juraría haber empezado su poco apasionada relación con Fumikage Tokoyami alrededor de finales del segundo año en la UA. No había sido nada espectacular en su momento, tan solo una pequeña confesión de sentimientos de atracción. Durante el tercer año, había resultado bastante satisfactoria. Siete años después, seguían juntos por defecto.

Fumikage era un gran hombre y héroe. Jamás había tratado de manera incorrecta a Tsuyu, ni mucho menos. Ninguno era una persona romántica, así que les había ido bien hasta entonces. Sus dos familias aguardaban el momento del enlace definitivo entre ambos. Tsuyu no estaba tan segura de que ese día fuese a llegar.

Y, contra todo pronóstico, llegó. Apenas cinco días antes de impartir su clase extraordinaria en la UA, Tsuyu había acordado cenar con Fumikage. Supuso que sería una buena manera de dar la bienvenida al fin de semana, pese a que los héroes no solían descansar los sábados. De nuevo la cita estuvo marcada por el silencio. No era un silencio incómodo, sino más bien el que se forma entre dos personas que no tienen demasiado en común. Aquella relación llevaba mucho tiempo condenada al fracaso. Al menos, eso pensaba Tsuyu mientras disponía de su comida con quietud.

- Tsuyu, hay algo que necesito decirte. – dijo de repente su pareja.

Ella apartó la vista de la superficie de aquella cálida sopa de marisco. Sonrió a Fumikage, animándole a continuar. Tsuyu pensó que había llegado el momento; ahora probablemente él terminaría la relación y cada uno seguiría su propio camino. Se preguntó inocentemente si su amistad podría prevalecer después de la ruptura. Aunque aquel fuese a resultar un momento duro para ambos, la verdad es que la muchacha estaba segura de que llegaría, y no se había esforzado por cambiar ese destino. De hecho, tenía pensado abordar ella misma el tema.

Justo cuando empezaba a ensayar el discurso que habría de recitar a su familia acerca de los motivos de la inminente separación, vio que Fumikage se levantaba bruscamente de su silla. Tsuyu se preguntó tontamente a dónde iría; una duda de cuya estupidez no se daría cuenta hasta más tarde. Todo su rostro perdió el color y luego lo recuperó súbitamente, ascendiendo hasta el rojo, cuando Fumikage se arrodilló junto a la mesa.

- Sé que no soy el hombre más ducho en el romance, ni tampoco el que tiene mayor disposición al afecto. Supongo que ya sabes estas cosas, e incluso así has permanecido a mi lado. Nada desearía más que prolongar nuestra mutua compañía. Tsuyu Asui, ¿quieres casarte conmigo?

Pocas veces en su vida había perdido la compostura, y aquella fue una de ellas. Tsuyu se quedó sin palabras, algo extremadamente raro en ella. Tuvo súbitas ganas de llorar, a la vez que sentía cómo un nuevo afecto por Fumikage se avivaba en su interior. Tal vez solo ella sintiese que la relación estaba acabada. Tal vez sí existiese un futuro feliz junto a él. Tsuyu, que se caracterizaba por ser una persona directa e inflexible hasta cierto punto, no estaba segura de la decisión que debía tomar. Así que tomó la que todos los comensales estaban esperando.

- Sí. Sí quiero.